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29 de marzo de 2024

Blonde

Cartel promocional de la película Blonde

Cine

Festival de Venecia: baja el nivel en el penúltimo día del concurso

El biopic de Mariyln Monroe compite con una película iraní del director de La ley de Teherán

A un día del final del concurso del 79º Festival de Venecia donde el 10 se entregarán los premios finales, sorprendentemente bajó el nivel de la programación con una convencional biopic de Marilyn Monroe y un policial iraní de estructura tan alambicada que llega a dificultar la comprensión de la trama.
Blonde de Andrew Dominik, australiano de nacimiento pero que ha hecho toda su carrera desde el 2000 en Hollywood, es un repaso puramente anecdótico de la vida de Marilyn Monroe, desde su más tierna infancia, junto a una madre que ya daba signos de locura, hasta su muerte por ingestión de barbitúricos.
Inspirado en la novela de Joyce Carol Oates, adaptada por el mismo director, Blonde tiene un escaso interés artístico e histórico, visto que no ofrece más que una narración de A a Z sin sobresaltos temporales, un uso aparentemente arbitrario del blanco y negro y del color y no desvela secretos escondidos, ni de su muerte ni de su relación sexual con el presidente John Fitzgerald Kennedy.
La interpretación de la cubana Ana de Armas se limita a una prolija imitación de voz y mohines de la celebrada actriz y la pedestre dirección de Dominik se concede innumerables silencios que pretenden infundir significación a los diálogos y en cambio alargan la desmesurada duración del film que casi llega a las tres horas.
Shab, Dakheli, Divar (aquí traducido misteriosamente como «Más allá del muro») es el tercer largometraje (todos seleccionados por Venecia) de un realizador iraní de 46 años, Vahid Jalilvand, que viene de la televisión y que ha tenido numerosos roles en la industria de su país, desde asistente de director, montador y también actor, además de director y productor.
La acción comienza con un intento de suicidio de parte del protagonista, medio ciego, que descubre que en su casa se ha ocultado una mujer que persigue la Policía.
Jalilvand, autor del guión original, conduce la trama en secuencias casi repetitivas y de confusa ambientación temporal, cada una de ellas ampliando y a veces desmintiendo a las precedentes.
Navid Mohammadzadeh, actor fetiche de Jalilvand, y uno de los más conocidos intérpretes del cine comercial de su país, encarna con autoridad al protagonista pero el desenlace final, más que dilucidar la trama, la vuelve aún más confusa.
Acompañaban a estas dos medias decepciones, el nuevo film de uno de los más conocidos directores italianos, Paolo Virzì, Siccità, que imagina una Roma deshidratada tras tres años sin lluvia, donde para agravar las cosas comienzan a aparecer signos de una posible pandemia.
Lúgubre retrato de un futuro no muy distante, cuya idea inicial surgió mucho antes del estallido del covid, Sequía es un fresco habitado por los actores y actrices más prestigiosos del cine italiano, desde Silvio Orlando a Monica Bellucci pasando por Valerio Mastandrea, Vinicio Marchioni, Claudia Pandolfi y Sara Serraiocco.
La narración se ve atomizada por las distintas historias que avanzan paralelas hasta un final optimista pero el resultado no satisface plenamente las expectativas del espectador. Pero ver el Tíber seco, donde emergen del barro enormes estatuas de hace dos mil años, es un espectáculo sobrecogedor.
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