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24 de abril de 2024

Boadella, en 'Plano general'

Boadella, en Plano generalRTVE

La semana de la tele

Dragó, Tena, Boadella y la verdad a pelo

Representan una figura que ya no se estila en la televisión: la del personaje que suelta sus verdades como puños sin importarle lo más mínimo el qué dirán

Murió Sánchez Dragó. Murió Carlos Tena. A sus casi 80 años, Boadella sigue vivo, físicamente y también de cabeza, como demostró en la entrevista que Jenaro Castro le hizo este viernes en Plano general. El primero era comunista en los años 50 y acabó su vida promoviendo una moción de censura liderada por Vox; el segundo fue comunista y de ahí no evolucionó, hasta el punto de pasar buena parte de sus últimos años de vida en Cuba; y el tercero emergió en un entorno catalinista y acabó fundando el partido que fue vacuna contra este pensamiento, Ciudadanos. Además del hecho de que partieron desde posiciones de izquierdas, a los tres los une la actualidad informativa y, sobre todo, que son personas que –como se decía antaño– no tienen pelos en la lengua, para las que la sinceridad es, caiga quien caiga y le afecte a quien le afecte, la primera de las virtudes a cultivar.
Estos tres militantes en el partido de la polémica representan una figura que ya no se estila en la televisión: la del personaje que suelta sus verdades como puños sin importarle lo más mínimo el qué dirán. En una tele como la actual en la que, por temor a represalias y a la lapidación eterna en redes sociales, prima lo políticamente correcto y el tertuliano con freno de mano o el que no se sale de su carril (sea este el de la izquierda, el de la derecha o el central), figuras como las de Dragó, Tena o Boadella son una especie en riesgo de extinción. Con ellos, la verdad siempre va a pelo, sin profilaxis de ningún tipo.
Hace unos días, con ocasión de la muerte de Sánchez Dragó, recordamos aquel día en que el autor de El camino del corazón fue a una tertulia de futboleros en Antena 3 para llamar «analfabetitos» y «borreguitos» a todos los seguidores del rey de los deportes, lo que le costó una primera página de Marca ridiculizándolo y unos cuantos insultos en la calle. Ese fue seguramente su momento cumbre de provocación televisiva, pero hubo muchos más, casi diarios, en Diario de noche, aquel informativo que presentó –muy a su manera– en Telemadrid. Es una paradoja que, siendo un hombre tan elocuente y transparente, en muchos obituarios –y miles de tuits– se le reprochase un hecho que, según sus amigos, resultó ser una mentira expandida por él mismo.
Para hablar de Carlos Tena me permitiré antes una anécdota personal. Hace unos cuantos años, el mánager de Vetusta Morla me pasó, bastante antes de que saliese al mercado, una copia del primer disco del grupo; lo hizo con la seguridad de que, llegado el momento, haría una crítica maravillosa en el periódico en el que trabaja entonces. Pero no me convenció aquel disco, y decidí no escribir nada sobre él antes que hacerlo y ponerlo reguleras. Es esta una postura habitual en la prensa musical, y ahí están decenas de revistas y periódicos para corroborarlo, puesto que por cada mala crítica hay nueve buenas. Esta larga introducción –además de para reconocer que uno es duro de oído– viene a cuento porque Carlos Tena era capaz de criticar hasta el grupo que iba a salir a continuación a tocar en su programa. En su labor de prescriptor, no se permitía ni una medio verdad por quedar bien.
En cuanto a Boadella –que en su juventud estuvo cercano a posturas catalanistas, después se arrimó al PSC y acabó siendo promotor de Ciudadanos– qué decir de un hombre que acude a la televisión pública y se refiere en estos términos a Pedro Sánchez: «Es el sinónimo de la amoralidad mayor que he conocido». Seguramente sea lo peor que se ha dicho del presidente del Gobierno en RTVE desde que llegó a Moncloa.
Las entrevistas de Jenaro Castro en Plano general tienen una parte tipo test en la que el entrevistado ha de responder de forma rápida y, a poder ser, concisa. El presentador le dio pie con un «Albert Boadella es…». El entrevistado lo tenía que completar. «Un asilvestrado», respondió. Y llegó la siguiente pregunta:
Jenaro Castro: Albert Boadella no es…
Albert Boadella: No es un acojonado.
Así, con todas las letras, sin pelos en la lengua. A pelo. Esa es la palabra: acojonado. Lo que no es Boadella. Lo que no fueron nunca Dragó y Tena.
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