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20 de abril de 2024

Navidad

Gorros de Papá Noel, calcetines de Navidad y diferentes artículos en un puesto navideñoPaula Argüelles

Intelectuales sobre la descristianización de la Navidad: «Es la hoguera donde arde nuestra conciencia occidental»

Fernando García de Cortázar, jesuita y catedrático de Historia, Macario Valpuesta, profesor de latín y de Derecho Romano o Pedro Corral, escritor  y diputado de la Asamblea de Madrid, hablan sobre la desaparición de los símbolos religiosos navideños

Dice Max Estrella en Luces de Bohemia que España es una deformación grotesca de la civilización europea. El mismo Valle-Inclán, trasunto del furioso bohemio contra la sociedad, escribió en un cuento de Navidad: «Y los tres Reyes Magos despojándose de sus coronas las dejaron en el pesebre a los pies del Niño. Entonces sus frentes tostadas por el sol y los vientos del desierto se cubrieron de luz, y la huella que había dejado el cerco bordado de pedrería era una corona más bella que sus coronas labradas en Oriente… Y los tres Reyes Magos repitieron como un cántico:
-¡Éste es!… ¡Nosotros hemos visto su estrella!».
Es esta la furia valleinclanesca atenuada por la felicidad, la buena nueva del nacimiento del hijo de Dios. La causticidad de Max, trasunto de Valle, envuelta por la hondura y la fe. En estos tiempos que no son modernos, precisamente por esto, se combate la mordacidad y la creencia, lo políticamente incorrecto y el cristianismo.
Llega la Navidad y asistimos al espectáculo donde «una izquierda adolescente y analfabeta enarbola la bandera engañosa del laicismo, bajo cuyos pliegues se enmascara el más iracundo y avejentado anticatolicismo», afirma Fernando García de Cortázar, sacerdote jesuita y catedrático de Historia Contemporánea.

«Laico» es una palabra cristiana. Pero la izquierda lo entiende en el sentido de una descristianización de la sociedadMacario Valpuesta, profesor de Derecho Romano

La Navidad son los niños de la inclusa que cantan villancicos desesperadamente ante el nacimiento que han improvisado las monjas en el relato de Ramón Gómez de la Serna, acaso una greguería cristiana, presente en Madrid y en España y en Europa adonde parece haber llegado la «deformación grotesca» del esperpento para destruir su civilización.
La comisaria europea de Igualdad presentaba hace unos días un dossier (que ha sido retirado para su estudio) en el que se pedía felicitar «las Fiestas» y no «la Navidad». El lenguaje inclusivo por el que se recomendaba evitar «considerar que alguien es cristiano» y dejar de hacer referencias de dicho carácter, porque es necesario, añadía, «ser sensible al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes».
La descristianización disfrazada de respeto, como admite Macario Valpuesta, profesor de Latín y de Derecho Romano en la Universidad Pablo de Olavide: «Forma parte de una mala intención sobre el sentido de la laicidad. «Laico» es una palabra cristiana. El laicismo consistía en que había una distinción entre el ámbito de los clérigos y el ámbito de los laicos. Pero la izquierda lo entiende en el sentido de una descristianización de la sociedad. Una idea que viene de la época jacobina, de la Ilustración, del liberalismo laico francés. Y luego la izquierda ha hecho bandera de ello».

«Fiestas del afecto»

Maritcha Ruiz Mateos, jefa de comunicación del PSOE, afirma en el sentido de las tradiciones religiosas diferentes, en línea con la comisaria de Igualdad europea que «en este partido cada uno vive la Navidad como quiere. Hasta tenemos una corriente que se llama cristiano-socialista dentro del partido. Nosotros no hablamos de esto, porque tenemos libertad. Tenemos en la ejecutiva una musulmana, una medio musulmana… de qué Navidad hay que hablar. Es que España es plural y este partido es el que más se parece a España. Nosotros no opinamos de estas cosas. Somos tan libres que incluso tenemos una corriente cristiano-socialista».
Tantas navidades como pluralidades, como asegura Ruiz Mateos, aunque no se sabe qué Navidad puede celebrar una musulmana, es la «alegre celebración de la multiculturalidad» a la que se refiere García de Cortázar, «la jovial aceptación de la falta de identidad de los españoles, una hoguera donde arde nuestra conciencia occidental. Y las simplezas y dislates que se dicen para defender «esas fiestas del afecto» (así propuso denominar a la Navidad Pedro Sánchez), el solsticio de invierno o el nacimiento de no sé qué diosa india nos deberían avergonzar a todos los que no hemos caído en la trampa de ese engañoso e impostado laicismo».

Es absolutamente inhumano. Es algo que se crea a sí mismo y en realidad se convierte en un monstruoEnrique González, párroco de la Iglesia del Buen Suceso

Tantas navidades como pluralidades, pero en realidad ninguna Navidad, «mientras tenemos que celebrar Halloween, el Black Friday, el Cyber Monday …», dice Enrique González, párroco de la Iglesia del Buen Suceso de Madrid. El presidente del Gobierno del PSOE de la libertad que felicita cada año y sin ambages el Ramadán y no escatima en subterfugios para no llamar Navidad a la Navidad, «un bofetón a nuestras raíces que no me cabe la menor duda de que lo hace a conciencia», confiesa Valpuesta.
«Es una necesidad de desvincularse de todo lo que aporta una identidad a la sociedad», añade González. «Es un absurdo. Me parece suicida. Es como querer matar a tu padre y a tu madre porque crees que te vincula a una historia. Pero claro, eso es absolutamente inhumano. Es algo que se crea a sí mismo y en realidad se convierte en un monstruo».
El monstruo que «está dispuesto a traer todo lo que está en contra del cristianismo», continúa Valpuesta. «Ese vacío espiritual que va quedando en la sociedad española lo va a ocupar el Islam, y al Gobierno le parece bien, lo cual es hasta diabólico porque no se comprende tanta ceguera».

«El absurdo anticristianismo»

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«La Navidad es un tiempo en el que esa izquierda populista y poco ilustrada defiende una Fiesta desvinculada de sentimientos cristianos, amputada de creencias propias», añade García de Cortázar. El «ridículo» al que se refiere González del presidente del Gobierno a propósito de la felicitación del Ramadán, aparte de lo que significa como «discriminación para los cristianos». Igual que el ridículo de aquellos Reyes Magos vestidos con «cortinas de ducha» que recuerda el escritor, historiador y diputado de la Asamblea de Madrid, Pedro Corral: «Una forma de ridiculizar tanto la fe popular como la cultura popular».
Una cultura fundamentada en las raíces cristianas. «Si llamamos «Fiesta» a la «Navidad», ¿cómo vamos a llamar a las Natividades del Museo del Prado?, ¿La «Fiesta» de Fray Angélico?, ¿La «Fiesta» de Velázquez? Se entiende que defender la cultura cristiana es ofender a alguien, es el anticlericalismo de siempre disfrazado de otra cosa, abunda el diputado de la Asamblea . «El absurdo anticristianismo que se aloja en esa presunta laicidad es una ofensiva contra valores que definen una forma de vivir, un concepto de persona, una idea de la libertad, una perspectiva sobre la unidad moral del género humano. Con otras cosas que están sucediendo, esta es una manera de liquidar lo que muchos entendemos como España», afirma García de Cortázar.

La penosa seña de identidad que se manifiesta en la exaltada fascinación por rituales que expresan creencias religiosas distintas del cristianismoFernando García de Cortázar, Catedrático de Historia

A Valpuesta no le cabe la menor duda de que «si pudieran quitarían hasta los domingos», convencido que el objetivo final es la destrucción de la sociedad a través de «la gente joven». «En la universidad, es curioso, caben anuncios de todo tipo, de deportes, e incluso de las cosas más peregrinas como las «chocho charlas» (así se denominan). Lo único que no cabe es, por ejemplo, la conferencia de un sacerdote. Es para lo único que no hay tolerancia».
La intolerancia que se manifiesta en la «penosa seña de identidad que paradójicamente se manifiesta en la exaltada fascinación por rituales que expresan creencias religiosas distintas del cristianismo», opina García de Cortázar. «Nada de laicismo pues el único revisionismo que desea impulsarse es el que se refiere a la identidad católica de nuestra nación y a la inserción de la cultura occidental en la huella del legado de Cristo».
El anticristianismo que es una falta de conocimiento de la realidad. «Nos imponen toda clase de calendarios litúrgicos y los cristianos no podemos celebrar la Navidad que no se le impone a nadie, sino que simplemente corresponde a nuestra cultura y a nuestra identidad». Que un país sea laico no significa que no vea la religión como algo positivo: «La religión se puede entender como un fenómeno positivo que hace mejor a la persona y a la sociedad independientemente de que no se profese ninguna», sugiere González.

Ataque radical a la religión

Pedro Corral admite que es un ataque radical a la tradición «como cuando Carmena quitó el Belén del Ayuntamiento. Podría la izquierda reflexionar sobre su tendencia a no respetar a los demás, además algo que está en nuestra cultura, ¿vamos a borrarlo de un golpe?».
Es el ataque «ridículo y descarado», considera Corral. El radicalismo que al final tenemos que agradecerles «porque al final nos hace sentir con más fuerza y profundidad nuestros sentimientos religiosos», concluye.
Los sentimientos encontrados de los españoles con los que la izquierda juega mientras el pueblo se rebela, aunque sea íntimamente, como Max Estrella: «En España el talento no se premia. Se premia robar y ser sinvergüenza». No es la religión católica de Max Estrella la que el bohemio español actual critica sino la religión del odio que es el comunismo en la intolerancia, el anticlericalismo redivivo bajo otras formas, en la descristianización.
La nueva religión donde el absurdo anticristianismo se aloja en la presunta laicidad, como nos alumbran las luces de Bohemia (o los cuentos de Navidad de Dickens, o los de Pardo Bazán, cómo no enseñar La Nochebuena del Carpintero  o tantos otros), tan modernas y tan españolas: Esa encubierta y falsa nueva religión, esa «chochez de viejas» (dice Valle-Inclán, que también y tan bien hablaba de la adoración al Niño de los Reyes Magos) que es la que ahora «diseca al gato cuando se les muere».
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