El director de cine sueco Ingmar Bergman
Vuelve Ingmar Bergman y, con él, vuelve su literatura
El resurgir de la figura del director, con la película Bergman Island, la serie Secretos de un matrimonio o el libro Los inquietos, de su hija Linn Ullmann, coincide con el rescate editorial de su obra literaria, que se culmina con Niños de domingo
guionista, director de teatro y de algunas de las grandes obras cinematográficas de la historia, como El séptimo sello, Persona, Fresas salvajes, Gritos y susurros, Sonata de otoño o Fanny y Alexander, no muchos saben que Ingmar Bergman (Upsala,1918 – Fårö, 2007) fue también escritor de novelas. Conocido como uno de los principales configuradores del cine del siglo XX, el sueco encontró tiempo en su prolífica carrera para escribir cientos de escritos, entre ellos una trilogía de novelas que exploran su propia autobiografía.
Tras relatar los inicios de la relación de sus padres en La buena voluntad –una relación enferma, llena de epifanías y decepciones, herida por los prejuicios y el hostigamiento familiar, si no por el mismo impulso que la hizo nacer–, Bergman se aproxima a las vivencias de su niñez en su novela más personal, Niños de domingo, base del guion para la ópera prima cinematográfica de su hijo Daniel Bergman.
Obra central de su trilogía familiar y cumbre de su trayectoria, esta novela que edita Fulgencio Pimentel es también la «novela del padre» de Bergman, tanto como Conversaciones íntimas será «la de la madre». Un fin de semana de verano y un entorno campesino, propicios a la fantasía y al nacimiento del deseo, son el marco elegido para el reencuentro con el pastor Bergman y la carismática Karin, los alter ego de los verdaderos padres del autor. Su hijo menor tiene ocho años y nació en el último día de la semana; es por eso que este «niño de domingo» puede ver espíritus, fantasmas y trasgos, aunque los adultos se empeñan en dictar los límites de la realidad: «No hay fantasmas, no seas bobo, ni demonios ni muertos que abran sus bocas ensangrentadas al sol». Pero Ingmar Bergman no dejará nunca de ver más allá de lo real, con una capacidad que plasmará en toda su obra.
'Niños de domingo', de Ingmar Bergman
El miedo a la vejez (que siempre es escatológica) y a la muerte, el primer despertar sexual y una temprana crisis de fe asaltan al pequeño Pu, que no es otro que un jovencísimo Ingmar, aunque «cada niño en la obra de Bergman –explica Margarethe von Trotta– es él mismo». El estilo de este Bergman ya anciano es paradójicamente juvenil, se diría desaliñado, poco dado a perfilar lo ya escrito, y por eso mismo es ágil, incisivo y vibrante. Una engañosa sencillez y la curiosidad propia de la mirada infantil gobiernan el planteamiento, y un puente invisible acaba uniendo esta obra maestra con aquella otra sembrada de Fresas salvajes.
La turbulenta relación de Karin Åkerblom y Erik Bergman (Anna y Henrik en la trilogía familiar), protagonista en La buena voluntad, tiene aquí su irremediable eco, pero deja espacio a la de Bergman hijo con su padre, no menos desprovista de aristas. Hay quien da gracias porque sus padres se llevaran mal, pues de ese desentendimiento surgen «los miedos y las inseguridades que Bergman volcó en su cine», según destaca la directora Isabel Coixet.
El ocaso de aquel verano de 1926 tiene lugar décadas después, en 1970, cuando Bergman se enfrenta a él, como en una Sonata de otoño masculina, por el fracaso vital que supone haber incomprendido a su esposa Karin/Anna y a sus hijos.
Una vida dedicada (también) a la escritura
Considerado por muchos el autor más original del cine moderno europeo, merecedor de numerosos galardones (entre los que figuran tres Óscar, el Oso de Oro del Festival Internacional de Berlín, el León de Oro del de Venecia y seis premios en Cannes, además de distinciones como la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos o el Premio Conmemorativo Irving G. Talberg), cuenta en su haber con más de 60 películas escritas o dirigidas y 170 producciones teatrales que han eclipsado a los más de cien libros y artículos de los que es autor.
Oscar Isaac y Jessica Chastain protagonizan 'Secretos de un matrimonio', remake de la famosa cinta de Ingmar Bergman
Y no se trata solo de los guiones de sus propias películas. De su siempre introspectiva pluma surgieron obras de teatro, cuentos, cartas, diarios, artículos, ensayos y novelas, en su mayor parte inéditas. Esta pasión da cuenta de una de las primeras vocaciones de Bergman: la de escritor. No en vano estudió Literatura e Historia del Arte en la Universidad de Estocolmo y su debut cinematográfico fue como ayudante de dirección y guionista de Tortura (1944), un texto que tendría origen en un relato escolar. Aunque escribió desde bien temprano, no fue hasta finales de los años 80, con la publicación de su autobiografía Linterna mágica, cuando vieron la luz varios títulos que constataron cómo su estilo hondo, exhaustivo y personal se trasladaba con idéntica calidad y acierto a la literatura.
Coincidiendo con el rescate editorial de la obra literaria de Ingmar Bergman por parte de Fulgencio Pimentel, en los últimos meses son varias las aproximaciones a su obra que han visto la luz desde la literatura y el cine, entre ellas Bergman Island, película de Mia Hansen-Løve; la serie Secretos de un matrimonio, de Hagai Levi; o el libro Los inquietos, de Linn Ullmann, la hija de Ingmar Bergman y Liv Ullmann, un libro editado por Gatopardo Ediciones.
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