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25 de abril de 2024

Fachada de la Biblioteca Nacional en 1930

Fachada de la Biblioteca Nacional en 1930

Iceta y el Gobierno buscan los bienes requisados por el franquismo, pero se olvidan del expolio del Frente Popular

Por orden del ministro de Cultura, desde hace meses los museos e instituciones culturales revisan sus fondos para encontrar propiedades robadas «durante la Guerra Civil»

La realidad de la búsqueda de los bienes incautados «durante la Guerra Civil» lanzada desde hace meses por el Ministerio de Cultura que dirige Miquel Iceta es que solamente está dirigida a los bienes expoliados por el franquismo. «Durante la Guerra Civil» es el absurdo disimulo bajo el que se esconde el sectarismo de un gobierno que ya no disimula en ninguno de sus ámbitos de acción como se está viendo en la salvaje ofensiva contra las instituciones disparada a bocajarro por Pedro Sánchez.
Miquel Iceta, fiel servidor del presidente, ascendido por este al rango ministerial, es el ejecutor de la versión cultural de los planes sanchistas. Tras el Prado, que abrió la primera investigación, ahora es la Biblioteca Nacional la que busca en sus fondos incautaciones irregulares que se reducen, como se ha dicho, a la época franquista. Se trata de unos 2.000 libros y 4.000 dibujos y grabados expoliados por el franquismo, según la propia Biblioteca, aunque afirman que aún no se ha realizado una investigación exhaustiva.

El expolio republicano no existe

Unas indagaciones que se reducen a un solo bando de la Guerra con el ejemplo de que la búsqueda se basa en los bienes ingresados por el Servicio de Recuperación Bibliográfica y por la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN) franquista, algo similar a la Historia de España que se enseña a los escolares, solo a partir de la Constitución de Cádiz de 1812.
Se ha dicho que la Biblioteca Nacional fue uno de los lugares donde se preservó el patrimonio que creó la República en Madrid durante la Guerra Civil. Y que el SDPAN franquista se lo llevó en buena medida y no lo devolvió. También se dice que entre 1941 y 1943 el franquismo entregó libros a la Biblioteca Nacional fruto de los robos a los republicanos, pero nada se dice del expolio del Frente Popular.

La terrible (des) memoria democrática

Durante la guerra fueron no solo expoliadas sino destruidas por este gran cantidad de obras de las que no se sabe nada y que el gobierno no ha ordenado su búsqueda. Una revisión no realizada quizá, por ejemplo, por el hecho histórico constatado y poco contado de que Juan Negrín decidió apropiarse de todo lo vendible para contar con el dinero suficiente en un posible exilio, según le contaba por carta a Indalecio Prieto.
Tampoco se busca «El tesoro del Vita», objeto de la investigación llevada a cabo hace una década por los profesores Francisco Gracia Alonso y Gloria Munilla sobre el viaje del yate que cargó tesoros de catedrales, objetos del Palacio Real o depósitos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. El expolio gubernamental republicano para vender el patrimonio cuyo dinero fue a parar a los bolsillos de quienes lo organizaron sin que nadie del gobierno actual se ocupe de su restitución o reconocimiento.
Nada se dice tampoco de los traslados de obras de arte desde el Museo del Prado, lugar seguro, a Francia y, sobre todo, a la Unión Soviética (El Oro de Moscú mediante), ni del enorme y salvaje expolio asesino de las iglesias en el 36. La terrible (des)memoria democrática a la que se asiste en su apogeo sectario en el XXI.
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