Cementerio de los Mártires de Paracuellos
Geografía siniestra: edificios y monumentos de la represión republicana en Madrid, parte II
Elegir los lugares más significativos entre los varios centenares posibles, para consignarlos en el reducido espacio que ofrece un artículo de prensa supone una ardua tarea. Siempre se tratará de una elección opinable y subjetiva, pero que le vamos a hacer. Continuamos con la decena que más interés reúnen.
Plaza de Moncloa (Cuartel General del Ejercito del Aire hoy, Cárcel Modelo entonces)
Cuartel General del Ejercito del Aire
Los luctuosos sucesos de la cárcel Modelo situaron a esta enorme prisión en un lugar destacado del catálogo de la infamia. Inicialmente la cárcel conservó su carácter tradicional, administrada por el cuerpo de prisiones y vigilada por los guardias de asalto y controlada por el Gobierno. Por eso se convirtió en uno de los refugios preferidos por cuantos veían en peligro su vida en el caso de caer en manos de los grupos de verdugos organizados por el Frente Popular.
A mediados de agosto se difundió el rumor de que los presos políticos pretendían fugarse, pretexto que justificó la intervención del Comité de Investigación Pública (CIP) que se apoderó de los expedientes de los presos y comenzó a sustituir a los funcionarios de prisiones por milicianos. Los acontecimientos fueron precipitándose. Un conato de incendio provocó una reacción desmesurada de los milicianos que llegaron a ametrallar desde las azoteas a los presos hacinados en el patio y a liberar a los delincuentes allí encerrados entre los que se encontraban numerosos asesinos y violadores.
Por fin, la noche del 21 al 22 de agosto el CIP organizó un «tribunal revolucionario» que tras un simulacro de juicio procedió a realizar numerosas ejecuciones. Cayeron allí varios ministros y diputados de la República, militares y falangistas. Entre ellos Ruiz de Alda, protagonista del vuelo del Plus Ultra, El Doctor Albiñana y Melquíades Álvarez, eminente jurista y expresidente de las cortes, al que no salvaron ni su prestigio ni su ideario republicano.
Carretera de la Coruña (Cementerio de Aravaca)
Cementerio de la Aravaca
Existe aquí un pequeño monumento dedicado a la memoria de los centenares de asesinados en aquellos días aciagos. Se cree que descansan allí más de 800 personas en varias fosas comunes. Supongo que pronto desaparecerá.
Una gran parte de los que aquí descansan fueron asesinados por su fé, entre ellos numerosos sacerdotes y miembros de órdenes religiosas. Al menos 26 han sido beatificados por la Iglesia, reconociéndose así su carácter de mártires del Siglo XX. Otro número indeterminado están en proceso de beatificación. Se trata de uno de los mayores testimonios de la ordalía que sufrió la Iglesia madrileña como consecuencia del terror republicano. Quizás el más conocido exponente de esta barbarie fue Don Pedro Poveda, fundador de las teresianas, asesinado junto a la capilla del Cementerio de la Almudena y de momento el único mártir de la persecución que ha sido proclamado santo.
Muchos fueron fusilados contra las tapias del cementerio, otros fueron enterrados tras ser recogidos de las cunetas o de los numerosos lugares de ejecución que proliferaron por entonces. Entre las personas de cierta significación yacen aquí, Ramiro de Maeztu, autor de «Defensa de la Hispanidad» y Ramiro Ledesma, el fundador de las JONS:
Calle de Hortaleza 63 (Prisión Provisional de San Antón)
Colegio de Arquitectos de Madrid
Se trataba del Colegio de los Escolapios, las famosas Escuelas Pías incautado por el Gobierno en agosto para servir de prisión provisional ante la avalancha de presos detenidos sin un motivo claro, por leer periódicos de «derechas» como el Debate, por ir a Misa, porque le resultaba antipático al caudillo miliciano del barrio.
Ejercían un papel amenazante y amedrentador porque una vez que se entraba podía pasar cualquier cosa. Gestionadas por partidos y sindicatos empezaron rápidamente a ser objeto de sacas indiscriminadas. Pero lo peor llegó cuando se hizo cargo de la represión institucionalizada la Junta de Defensa de Madrid, con Carrillo como titular de orden público. Las cárceles escolapias, tanto la de Hortaleza como la de Díaz Porlier se convirtieron en la base desde la que se condujeron al suplicio a miles de personas en las execrables matanzas de Paracuellos y Torrejón de Ardoz.
Una de las víctimas más ilustres de la cárcel de San Antón fue el eximio dramaturgo Pedro Muñoz Seca. Su prestigio, su fé religiosa y su ideología monárquica le habían condenado de antemano. Ni tan siquiera ante la muerte inminente perdió su agudo sentido sentido del humor. Al ser saqueado por los milicianos les dijo: «todo me lo podéis quitar menos el miedo que tengo».
Ronda de Atocha 21 y 23 (Checa de Atocha. Checa policial)
Estación de Atocha
Inicialmente se trató de una checa de carácter comunista, aunque a partir de 1937 se transformó en una instalación auxiliar de la policía republicana de carácter semisecreto. Ocupó un lugar significativo en lo que se refiere a la represión de los disidentes republicanos, porque en ella se desarrolló una parte del bestial procedimiento que sufrió el dirigente del POUM Andreu Nin a manos de la policía de la República.
Sucedió a principios del verano de 1937. En aquel momento los comunistas buscaban afianzar su control sobre el Gobierno Republicano, aprovechando que la Unión Soviética se había convertido en su principal suministradora de armas. La oposición del POUM, de carácter trostquista, al predominio comunista había indignado a Stalin, que seguía con especial atención los acontecimientos de España, por lo que ordenó su neutralización.
Los activos agentes de la NKVD soviética, con la colaboración de policías españoles procedieron a la detención de Nin en Barcelona y a su traslado a Madrid, donde fue sometido a brutales torturas que comenzaron en la citada Checa de Atocha. Al parecer concluyeron en el chalet de que disponían Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación Republicana y su aristocrática, y comunista, esposa Constancia de la Mora en Alcalá de Henares. Nin fue incluso despellejado vivo sin conseguirse que denunciase a sus cómplices ni que aceptara ser un agente alemán, como pretendían sus torturadores. Fue finalmente ejecutado en un lugar de la provincia de Madrid que aún se mantiene desconocido.
Túnel de Usera (Localización indeterminada)
Fue otra maniobra destinada a atraer a personalidades refugiadas en las embajadas a una trampa siniestra. En aquel momento, a principios de 1937, el frente de combate se extendía por los barrios del sudoeste de Madrid. Se corrió el rumor de la existencia de túneles que atravesaban el frente hacia las trincheras nacionales. Uno de ellos era el túnel de Usera.
Engañados por este ardid un numeroso grupo de refugiados, entre los que se encontraban destacados representantes de la aristocracia y las finanzas madrileñas, aceptaron ser evacuados de su refugio diplomático. Recogidos por ambulancias simuladas de la cruz roja, nunca se volvió a saber de ellos hasta después de la guerra, cuando sus cadáveres se encontraron en zanjas, muchos de ellos con las manos atadas con alambres.
Y luego está Paracuellos.
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