Volúmenes de Gerónimo Stilton
Gerónimo Stilton, el éxito de la «literatura» infantil que no se debe a su calidad
Con casi 200 millones de ejemplares vendidos, el fenómeno comercial no se corresponde con la enjundia de sus historias que cumplen 20 años
El ratón periodista más famoso de la ficción es un fenómeno editorial desde hace 20 años. Dos décadas y cerca de 200 millones de ejemplares vendidos de sus libros, una ya vasta colección traducida a más de 50 idiomas que, a pesar del impresionante éxito, recibe críticas por su baja calidad. ¿Es Gerónimo Stilton un personaje vacío? ¿Animan sus historias a tomar verdadero interés por la lectura a los niños?
No se puede negar el triunfo absoluto que supone entre los lectores (incluso entre los todavía no lectores porque no saben leer). Las bibliotecas públicas están llenas en sus secciones infantiles de volúmenes de sus historias. Libros usados y bien usados en comparación al resto con solo coger entre las manos los cuentos disponibles: se nota que han pasado y que pasan constantemente de un niño a otro.
Unos pocos minutos de observación al estante de los libros de Gerónimo Stilton reflejan su fama. Una fama basada en un minucioso proceso de creación destinado a la venta, como una inmensa campaña de publicidad camuflada de literatura. El ratón ya es videojuego, serie de televisión, hasta un catálogo de olores en El Reino de la Fantasía, y lo que será, pero literatura no mucho, según algunos críticos, muchos de ellos del sector editorial, quienes ponen el foco en su escasa calidad literaria.
Una dudosa condición que convierte al prodigio de las ventas en un libro tan fácil y con tan poca enjundia que apenas pasa por las pequeñas manos de sus consumidores se les olvida en el afán (el éxito comercial) de pasar al siguiente sin acordarse nunca más del anterior. Un efecto bien alejado del propósito y significado de la literatura que es el de permanecer, el encender una llama que es posible que este ratón periodista encienda, aunque no con la suficiente fuerza como para prender la verdadera hoguera de las letras.
Comentarios
