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El diestro galo Sebastián Castella con su segundo toro durante el festejo taurino nocturno en Palma de Mallorca

El diestro galo Sebastián Castella con su segundo toro durante el festejo taurino nocturno en Palma de MallorcaEFE

Toros

Diez mil aficionados dicen sí a los toros y la libertad en Palma, con puerta grande para Castella

Morante aunque ovacionado, perdió con el acero sus premios y su buena racha, siendo la espada también la que privó a Manzanares salir a hombros

Tras ocho años de espera, la plaza de toros de Palma de Mallorca volvía a brillar. Nietos, padres y abuelos se juntaban en el Coliseo Balear para contemplar una faena histórica. Y, para llevarla a cabo, un cartel a la altura, encabezado con Morante de la Puebla, seguido del francés Sebastián Castella y José María Manzanares.

La plaza, cerca del lleno, con un 80 % de localidades vendidas, era testigo de numerosas ‘primeras veces’ de aquellos que tienen encomendada la tarea de prolongar la vida de la fiesta nacional, una vez suprimida la prohibición del gobierno de la socialista Francina Armengol, quien impidió a los menores acudir a las jornadas taurinas.

Nada podía empañar esta cita histórica. Tampoco el escaso centenar, si acaso, de manifestantes animalistas que trataban de disuadir a los más de 10.000 que dieron su sí a la tauromaquia en Palma y llenaban la plaza gritando «libertad».

La faena no tuvo al protagonista previsto. Fue Castella quien consiguió salir a hombros con dos orejas en su poder. Morante, por su parte, aunque ovacionado, perdió con el acero sus premios y su buena racha, siendo la espada también la que privó a Manzanares de acompañar al primero a hombros.

El primer toro de Juan Pedro Domecq permitió a Morante sacar a relucir la verónica ante un manso animal que rompió las tablas del burladero, acortando la lidia. Hubo que esperar al cuarto, más dispuesto, para ver brillar al maestro sevillano. Un magnífico saludo, acompañado de un bello toreo, levantó al público pese a sufrir una voltereta. Sin embargo, después de concluir por manoletinas, la espada le costó el ansiado premio final.

El diestro José María Manzanares con su primer toro durante el festejo taurino nocturno en Palma de Mallorca

El diestro José María Manzanares con su primer toro durante el festejo taurino nocturno en Palma de MallorcaEFE

Con un buen saludo capotero, Castella recibió al segundo juampedro de la tarde, el primero de su lote. Una actuación terminada cerca de los pitones tras una lidia entregada y valerosa. Con su derecha construyó un toreo elegante y fluido. Hubo que esperar al segundo intento para recibir la primera oreja. En el quinto, el francés deslumbró con sus pases cambiados por la espada, apostando, de nuevo, por un arrimón que culminó una mayúscula labor. Solo el uso del descabello y un pinchazo previo a la estocada le separaron del premio de la segunda oreja.

El diestro Morante de la Puebla con su primer toro durante el festejo taurino nocturno en Palma

El diestro Morante de la Puebla con su primer toro durante el festejo taurino nocturno en PalmaEFE

Pese al fallo con el acero, necesitando igualmente un segundo intento, Manzanares mostró una elegante obra con su diestra por el que no recibió recompensa. En el sexto, para cerrar la fiesta, el alicantino fue de menos a más, siendo contundente sobre la derecha y la estocada final. Aunque con su ovación la grada reclamara su segunda oreja, el palco no lo tuvo a bien.

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