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23 de abril de 2024

Alberto García–Alix..

Alberto García–Alix ha apresado el alma de las pinturas en su exposición 'Fantasías en el Prado'Jorge Ruiz

Alberto García-Alix: «La cámara te obliga a dialogar con lo que ves a través de ella»

En Fantasías del Prado, el fotógrafo ha apresado el alma de las pinturas y la pulsión mística que los grandes genios han despertado en su atenta mirada

Alberto García-Alix ha estado los últimos años apresando con su cámara el alma pictórica de las obras más famosas de la pinacoteca madrileña, desde que la Fundación de amigos del Museo del Prado le encargara algunas fotos para un proyecto junto a otros artistas. Después, apasionado y ya en solitario, se adentró en las salas buscando el detalle misterioso de la pincelada hasta hoy.
Exposición 'Fantasías en el Prado' de Alberto García-Alix

Exposición 'Fantasías en el Prado' de Alberto García-AlixJorge Ruiz

Cuatro años después, acaba de presentar el fruto artístico de ese fascinante apresamiento en la exposición que acoge el Jardín Botánico Fantasías en el Prado, en la que el fotógrafo ha utilizado la técnica de la múltiple exposición sobre película analógica, superponiendo las imágenes y el espíritu de los grandes genios impregnado en la pintura.

Hay cuadros que tienen una gran pulsión mística. Y cuántas veces sorprende descubrirla cuando la estás mirando tan de cercaAlberto García-Alix

–Alberto, ¿qué recuerda de los paseos por el Museo del Prado con su madre?
–Recuerdo el caserón que era el Prado: con los suelos de madera, la sala de Las Meninas, que estaba vacía, solo con un espejo en la habitación. Recuerdo los fusilamientos de Goya; y no sé por qué, me da a mí que debió ser la primera vez que vi una mujer desnuda.
–Y esos recuerdos, ¿se han quedado de alguna manera en su fotografía?
–No de una manera explícita. Aunque luego volví con el colegio, en mi casa había muchos libros de pintura: de Velázquez, de Goya. Así que siempre tuve cierta relación con la historia del arte.
Alberto García-Alix en la entrevista para El Debate

Alberto García-Alix en la entrevista para El DebateJorge Ruiz

El cuadro de Antonello da Messina, al que llaman la última respiración de Cristo, visto con cámara de cerca, impacta. Convulsiona

– ¿Y qué ha descubierto de la pintura a través de las fotografías que ha hecho para la exposición?
–He aprendido a mirar la pintura del Prado y a valorarla de otra manera a través de este trabajo. Tuve una gran comunicación íntima con las obras. Claro, luego tenía la cámara y podía meterme en fragmentos de los cuadros: en los detalles; y es fascinante ver la pincelada, ver lo que es, ver cómo el pintor hace la luz. Se aprende mucho y es muy emocionante. También hay cuadros que tienen una gran pulsión mística. Y cuántas veces sorprende descubrirla cuando la estás mirando tan de cerca.
–¿En qué percibe esa pulsión mística con respecto a un autor u otro?
–El cuadro de Antonello Messina, que lo definen como la última respiración de Cristo, visto por cámara de cerca, impacta. Convulsiona. Es un cuadro fascinante. O El descendimiento de Cristo, de Van der Weyden, que es otra gran obra coral –por ejemplo–, paraliza, con ese descenso de Cristo hacia su madre, como dos hojas que caen. Es una gran obra. Una obra maestra.

La mirada nos obliga a dialogar con lo que vemos. La cámara obliga a dialogar con lo que ves a través de ellaAlberto García-Alix

–¿Y qué ha pasado con Rubens?
–Rubens era un pintor que nunca me había interesado tanto pero, al acercarme a él, me ha enamorado. Es otra gran obra coral, una puesta en escena de luz, de movimiento, de valores, de verdad; de genios que hacen fácil lo difícil. Pasa lo mismo con Velázquez: es la facilidad; la facilidad de la verdad.
–¿Qué tiene Velázquez de cerca?
–Que es un genio; un genio. Porque además, gracias a este trabajo, también leí mucho sobre las obras. De hecho, cuando empecé el trabajo para la Fundación de Amigos del Museo del Prado, el primer día que entré en las salas y me encontré con las hijas de Felipe II, me acababa de leer un libro sobre las cartas del rey a sus hijas, en los archivos piamonteses. Me había impactado el personaje; y esas cartas son sorprendentes. Porque el personaje es increíble. Un rey que se escribe con sus hijas y les cuenta sus intimidades; un padre que las ama. Y entonces pensé que podía poner alma a las niñas. Para mí ha sido muy interesante.

¿Para qué hacer una foto mal? Tiene que seguir existiendo la intencionalidad y el deseo. El deseo de mirarAlberto García-Alix

El mítico fotógrafo Alberto García-Alix se aleja de su lenguaje habitual y juega con la fotografía analógica y las dobles exposiciones en “Fantasías en el Prado”, un trabajo sobre cuadros de la pinacoteca con la que crea un particular imaginario. "Cada cuadro es un mundo. Y como tal, lo he tomado para inventar y construir uno nuevo", señala el artista. La muestra podrá verse en el Jardín Botánico de Madrid.

El fotógrafo Alberto García-Alix se aleja de su lenguaje habitual y juega con la fotografía analógica y las dobles exposiciones en «Fantasías en el Prado»

–Como fotógrafo, ¿ve mejor a través de los ojos o a través de la lente?
–A través de la lente. A través de ella miro con intencionalidad. Con los ojos. No mirar con intencionalidad constante, no es abarcar el mundo. La mirada nos obliga a dialogar con lo que vemos. La cámara obliga a dialogar con lo que ves por la cámara. Siempre es lo mismo. La primera pregunta que hace tu cabeza cuando miras por la cámara es si te gusta o no te gusta lo que ves. Y ahí empiezas a buscar respuestas. Si me gusta, por qué me gusta; si no, por qué no. Y luego lo complicas; qué me aporta. Qué me da...
–¿Sigue encontrando en la realidad cosas que le atraen?
–Sí, claro. Si no, dejaría de hacer fotos. Después de cuarenta años haciendo fotos, ¿para qué hacer una foto mal? Tiene que seguir existiendo la intencionalidad y el deseo. El deseo de mirar.
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