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Imagen de una de las salas de la exposición sobre la Virgen de Guadalupe en el Museo del Prado

Imagen de una de las salas de la exposición sobre la Virgen de Guadalupe en el Museo del PradoMuseo del Prado

El Prado también cae en la moda de la descolonización con una exposición sobre la Virgen de Guadalupe

La pinacoteca madrileña deja pasar la oportunidad de mostrar los vínculos entre España e Hispanoamérica y centra su exposición sobre la Virgen de Guadalupe en la necesidad de descolonizar las salas del Prado

España está dispuesta a hacer lo imposible por pasar página en la agria disputa diplomática con México desatada por las exigencias de la presidenta Claudia Sheinbaum, y de su predecesor Andrés Manuel López Obrador, de que España pida perdón por la conquista.

Crisis que alcanzó su máximo nivel de deterioro diplomático con el feo que Sheinbaum hizo al Rey Felipe VI al no invitarlo a su toma de posesión.

En ese contexto de distensión habría, quizás, que enmarcar la nueva exposición del Museo del Prado: Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España.

Lienzo que representa las apariciones de la Virgen de Guadalupe

Lienzo que representa las apariciones de la Virgen de GuadalupeMuseo del Prado

El intento parece loable: recurrir a una tradición religiosa muy querida tanto en España como en México (y en toda Hispanoamérica) como es la devoción a la Virgen de Guadalupe que, además, trae consigo numerosas y ricas expresiones culturales y artísticas, como forma de destacar lo que une a ambas orillas del mundo hispano y no lo que las separa.

Sin embargo, el complejo que arrastra España resultado de los efectos de la leyenda negra hispanófoba y del auto odio alimentado por la ideología woke ha vuelto a echar al país a los pies de los caballos.

Compromiso con la descolonización

Si la iniciativa de la Fundación Princesa de Asturias de conceder el Premio Princesa de Asturias de las Concordia al Museo Nacional de Antropología de México fue aplaudido por Sheinabum como una victoria de su gobierno que acerca un poco más el momento en que la corona española pida perdón por la conquista, la exposición sobre la Virgen de Guadalupe en el Prado empezó con mal pie.

Tercera aparición de la Virgen de Guadalupe, atribuido a Juan Correa

Tercera aparición de la Virgen de Guadalupe, atribuido a Juan CorreaMuseo del Prado

El director artístico del Museo, Miguel Falomir, durante la presentación de la exposición, empezó colocando la venda antes de la herida y, en una suerte de estrategia de pedir perdón antes de la polémica, justificó la exposición con el argumento de que es una forma de mostrar el compromiso del Prado con la descolonización.

«No hay nada mejor para descolonizar que mostrar la Historia y en ese sentido están las iniciativas que íbamos auspiciando desde hace unos años. Poder dar visibilidad al arte realizado en América en el Museo del Prado creo que es de los mejores servicios que se pueden hacer para demostrar que todo el arte tiene un valor equiparable o puede ser distinto en algunas manifestaciones, que sin duda tienen elementos de afinidad pero que tienen el mismo valor», señaló en las declaraciones recogidas por Europa Press.

La exposición podrá visitarse en las salas C y D del edificio de los Jerónimos del Museo del Prado del 10 de junio al 14 de septiembre de 2025.

El Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalupe, atribuido a Joaquín Villegas

El Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalupe, atribuido a Joaquín VillegasMuseo del Prado

La muestra constituye una propuesta singular que explora los profundos lazos entre España y México mediante la figura de la Virgen de Guadalupe.

En total, se presentan cerca de setenta piezas, en su mayoría pertenecientes a colecciones españolas, aunque también se incluyen destacadas obras procedentes del ámbito novohispano.

El objetivo es mostrar el peso simbólico, devocional y político que adquirió la imagen de la Virgen de Guadalupe, convertida en un icono de resonancia trasatlántica.

A través de una cuidada selección de pinturas, grabados, esculturas y libros, la exposición ofrece una perspectiva novedosa sobre el intercambio artístico entre Europa y América durante los siglos XVII y XVIII.

Se aborda cómo la imagen guadalupana fue replicada, reinterpretada y venerada en contextos culturales diversos, tanto en Nueva España como en la península ibérica.

Estructurada en once secciones temáticas, la muestra recorre desde las primeras representaciones de las apariciones marianas en el cerro del Tepeyac en 1531 hasta las elaboradas «vera effigies», imágenes reproducidas con fines devocionales.

El recorrido se inicia con una cartografía visual que revela la amplia distribución de imágenes guadalupanas en la geografía española, fenómeno atribuido a factores económicos, sociales y políticos como el comercio con América, la minería y la movilidad de funcionarios del virreinato.

La exposición analiza también la transmisión del relato guadalupano mediante formatos visuales estandarizados; la conexión de la imagen con iconografías marianas europeas como la Inmaculada; su categorización como «pintura no hecha por mano humana», relacionada con el concepto de Deus pictor; y la dimensión sagrada de su manto, concebido como objeto de culto.

Además, se plantea un diálogo estilístico con la pintura peninsular contemporánea, evidenciando tanto similitudes como disonancias con escuelas como la madrileña y la andaluza.

Una sección especialmente relevante está dedicada a las «vera effigies», copias exactas o derivadas de la imagen original, realizadas con técnicas sofisticadas. Destacan también las piezas elaboradas con materiales exóticos –nácar, marfil, latón– transportados mediante el Galeón de Manila, lo que refleja la dimensión global del culto guadalupano y su integración en redes transoceánicas de intercambio.

El conjunto artístico incluye obras de maestros tanto novohispanos como peninsulares, entre ellos José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera, Francisco Antonio Vallejo, así como nombres destacados de la pintura española como Velázquez y Zurbarán.

Este repertorio conforma un mapa visual de la devoción a la Virgen de Guadalupe desde el siglo XVII hasta los albores del XIX.

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