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25 de abril de 2024

Nadie contra nadie

Detalle de portada de «Nadie contra nadie» de Juan Bonilla

Ficción / Novela

«Nadie contra nadie» o volver al lugar del crimen

Juan Bonilla vuelve a la «madrugá» hispalense para escribir de nuevo la historia de «Nadie conoce a nadie». Mismos hechos, iguales personajes, pero una novela diferente

Nadie contra nadie

SEIX BARRAL / 328 PÁGS.

Nadie contra nadie

Juan Bonilla

Sevilla, vísperas de Semana Santa. Un eterno doctorando en Filosofía pasa su anodina existencia diseñando la página de pasatiempos de un diario local. Una llamada extraña le saca de su ensimismamiento: en el crucigrama del próximo domingo deberá introducir una palabra que responde a una clave. Lo que en un primer momento parece una broma sin importancia, acaba por conectarse con una serie de hechos que ocurren en la ciudad durante esos días y que concluyen en el sabotaje de los recorridos procesionales. El pánico se desata en plena «madrugá».
Este es el argumento de Nadie conoce a nadie, pero también de Nadie contra nadie, dos novelas de Juan Bonilla que van de lo mismo, pero que no son la misma cosa. La primera, publicada en 1996, segunda novela del autor, alcanzó una enorme popularidad tras ser llevada al cine por Mateo Gil en 1999, con Eduardo Noriega, Paz Vega y Jordi Mollá como protagonistas.
La polémica de los incidentes acaecidos en la «madrugá» del año 2000, en las que unos vándalos pudieron inspirarse en la película para desatar la confusión entre la muchedumbre que esperaba el paso de las procesiones, dio a la novela un nuevo impulso publicitario involuntario. Bonilla acabaría renegando de la obra, calificándola en una rueda de prensa, pese a su éxito, de «coñazo insoportable, una novela fallida de principio a fin». «Ya no me gusta», concluyó. El autor tuvo que aguantar durante años que le preguntasen por la posible influencia de su novela en los incidentes, no resueltos, de aquella madrugada en la que la ficción se convirtió en realidad.
Fue por eso, y por matar el aburrimiento de un duro invierno, que Bonilla decidió volver a escribir la historia. Así nació Nadie contra nadie. No se trata, por tanto, de una corrección o de una modificación, sino de una nueva novela basada en el mismo argumento, donde los personajes y las tramas toman una nueva vida que les llevará a situaciones diferentes. Veinticinco años después, el escritor pergeña la versión definitiva de una historia que, en su momento, marcó a toda una generación y lo catapultó como una de las firmas jóvenes más importantes de nuestro país.
Publica Bonilla esta nueva obra quizás en el momento más importante de su carrera, tras ganar el Premio Nacional de Narrativa con Totalidad sexual del cosmos (Seix Barral, 2020) y tras publicar el poemario Horizonte de sucesos (Renacimiento, 2021). Acaba también de reeditar El mejor escritor de su generación (El Paseo, 2021), una historia corta, cargada de sarcasmo, que ahora adquiere categoría propia y se convierte en novela tras ser publicada dentro de un volumen de cuentos en 1999.

Una novela original, cargada de humor y suspense, en la que navega constantemente entre la alta cultura y la popular

Juan Bonilla es una de las voces más versátiles y prolíficas de la literatura contemporánea española. Novela, poesía, relatos, ensayos, así como una importante obra periodística, jalonan una trayectoria consolidada en la que también tienen cabida la traducción, la crítica, la coordinación de revistas y suplementos literarios y hasta el comisariado de exposiciones. Atesora el Premio Biblioteca Breve por Los príncipes nubios (Seix Barral, 2003) y el Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral, 2013).
Con la deliciosa Nadie contra nadie, Bonilla nos sorprende, aunque hayamos leído la versión primigenia, con una novela original, cargada de humor y suspense, en la que navega constantemente entre la alta cultura y la popular, parodiando, de paso, los códigos de la novela policiaca y del thriller. Un entretenimiento de categoría que, esperemos, sea del gusto de los lectores y, esta vez, también del propio autor.
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