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29 de marzo de 2024

Detalle de portada. «Maddaddam» de Margaret Atwood

Detalle de portada. «Maddaddam» de Margaret Atwood

Ficción / Novela

«Maddaddam». Sobre el fin el mundo y lo que sucedió después

Una Atwood descarnada y crítica nos lleva a un futuro extremo. No hay piedad alguna en la proyección de nuestro mundo: manipulación genética al servicio de corporaciones, desigualdad social y culto al cuerpo

Detalle de portada. «Maddaddam» de Margaret Atwood

salamandra / 524 págs.

Maddaddam

Margaret Atwood

El momento más terrorífico de este libro, ya de por sí duro, aparece al final, cuando nos hemos salido del mundo ficcional y nos encontramos en la normalmente insulsa página de agradecimientos. 
Margaret Atwood nos dice: «Maddaddam es una obra de ficción, pero todas las tecnologías y bioseres que aparecen en sus páginas existen hoy en día, están en proyecto o son teóricamente posibles». Da más miedo aún pensar que la autora canadiense culminó esta trilogía hace casi diez años; no podemos evitar pensar en qué situación nos encontramos ahora.
La trilogía tiene una interesante historia editorial detrás. Los dos primeros libros salieron hace más de diez años en la antigua editorial Bruguera, pero no debieron de tener suficiente éxito pues nos dejaron huérfanos de la última traducción. Tras el éxito de la serie El cuento de la criada, y la probable versión cinematográfica de la trilogía, la editorial Salamandra los ha reeditado y ha cerrado el ciclo con este último libro, que aparece en nuestro idioma por primera vez. 

«El loco Adán»

Es difícil reseñar este título sin hacer referencias a los anteriores, pues culmina una historia que empieza mucho antes. Para nada recomiendo su lectura independiente, tanto por perder partes importantes de la historia como por la calidad de los dos primeros. Propongo al menos la lectura del primero, Oryx y Clarke, por ser el primero y también porque tiene una especial intensidad.
El palíndromo Maddaddam, significa en español «El loco Adán» y es el título tanto del último libro como de la trilogía completa. Ya desde su primera parte se nos muestra que es, a su vez, una clave temática y una pieza argumental. Lo que comienza siendo un juego de ordenador, donde un delirante remedo del padre de todos los humanos nomina a los animales extintos en lugar de los recién creados, termina convirtiéndose en realidad: una destrucción total de la humanidad por culpa de un virus artificial.
Maddaddam es un curioso libro de ciencia ficción. Describe dos momentos sucedidos en un futuro no muy lejano. Uno ya pasado, estrictamente distópico, donde se nos muestra un planeta dominado por corporaciones biotecnológicas que han desarrollado la manipulación genética sin límite. 

Un nuevo Edén

Se han creado cerdos con material genético humano, que acogen en su interior órganos dispuestos a ser trasplantados en nosotros, pero que a la vez han desarrollado una inusitada inteligencia en un oscuro homenaje a Rebelión en la granja de Orwell. También ovejas con pelo humano para que la alopecia no nos vuelva a preocupar, conejos fluorescentes para alegría de los niños o híbridos de perro y lobo por las compañías privadas de seguridad, que han sustituido al ejército y a la policía en el mantenimiento el orden en una sociedad divida entre territorios inexpugnables de clases altas y grandes masas de territorios de hombres animalizados.
Una parte importante de la historia, el pasado de los supervivientes a la hecatombe, sucede en ese mundo de pesadilla, pero la trilogía empieza cuando todo aquello ha pasado. El virus ha acabado con la vida humana, y el hombre ya se había encargado de acabar con la vida natural. 
El resultado es un volver a empezar, un nuevo jardín del Edén donde, en contra de lo que se pudiera pensar, nada es natural. Los animales, las plantas, hasta los seres humanos son artificiales. Las referencias al Génesis son constantes, pero no tienen nada de paradisiacas. Volvemos a contemplar la creación del mundo, la batalla entre ángeles y demonios, el primer pecado y el nacimiento de la espiritualidad en la nueva humanidad. Sin embargo, no hay nada fresco ni optimista en ese reinicio. Atwood, fiel a sí misma, no abandona el tono desencarnado, explícito y despiadado a la hora de describir la realidad humana.
Maddaddam es una obra importante que dice cosas serias. Si nos pusiéramos quisquillosos podríamos encontrar algún error argumental y estilístico, y su agrio tono no lo hace apto para todas las sensibilidades, pero es un libro recomendable para cualquier persona interesada en el ser humano de hoy y su futuro inmediato, y diría que lo es más para los optimistas que ven en la tecnología y la ciencia la solución a todos nuestros problemas.
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