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29 de marzo de 2024

Disco «Todo sigue igual», de Los Secretos, publicado en 1982

Disco «Todo sigue igual», de Los Secretos, publicado en 1982

Los Secretos

Álvaro Urquijo revela la verdad de la muerte de su hermano: «Fumó coca base y se tomó diez tranquilizantes; se confió»

Álvaro Urquijo publica un libro con la historia definitiva de Los Secretos en el que aclara circunstancias de la vida del grupo y de su hermano

A última hora del miércoles 17 de noviembre de 1999 un rumor –confirmado poco después– empezó a correr por las redacciones de los principales diarios españoles. Enrique Urquijo, cantante y compositor del grupo Los Secretos, había sido hallado muerto en un portal del barrio madrileño de Malasaña.
Una sobredosis de diversas sustancias –heroína, cocaína y tranquilizantes– acabó a los 39 años con la vida de uno de los músicos más importantes de la llamada Movida madrileña, cuyo legado traspasó aquel movimiento para convertirse en un clásico del pop español.
La carrera musical de Enrique Urquijo fue una continua montaña rusa, pero dejó para el recuerdo temas inmortales tanto al frente de Los Secretos –grupo en el que compartió liderazgo con su hermano Álvaro Urquijo– como en su aventura en solitario, Los Problemas. Sería difícil entender la música española actual sin temas como Déjame, Buena chica, Pero a tu lado o La calle del olvido, por citar solo algunas de las más conocidas.
Ahora ha sido precisamente su hermano Álvaro quien ha decidido contar su versión de los hechos. Y lo ha hecho con un libro que ya es la comidilla del sector musical en España: Siempre hay un precio (Espasa). El resumen de la contraportada promete desvelar todos los secretos del grupo: «Esta es la historia jamás contada de Los Secretos».
Álvaro Urquijo, fundador del mítico grupo Los Secretos en 1980, en plena movida madrileña, cuenta en este libro toda la época dorada de la música española de aquellos años y se centra en la historia de la popular banda: sus temas clásicos, sus giras, las grandes tragedias y excesos y los éxitos que marcaron una larga e intensa trayectoria que hoy sigue en pie. Un libro profusamente ilustrado que satisfará a todos los seguidores de esta banda musical clave para explicar y entender la música de la España de la Transición.
Libro «Siempre hay un precio» (Espasa), escrito por Álvaro Urquijo, fundador y guitarrista de Los Secretos

Libro «Siempre hay un precio» (Espasa), escrito por Álvaro Urquijo, fundador y guitarrista de Los Secretos

«Mi hermano tuvo una sobredosis involuntaria de calmantes»

«Mi hermano tomaba Tranxilium de 50 miligramos, un ansiolítico derivado de la benzodiacepina. (...) Por lo general, él tomaba un tercio. Aquella noche, tras fumar coca base –ya no esnifaba cocaína, porque le embotaba la nariz–, y después del subidón, debió de tomar nueve o diez pastillas, como otras veces, para volver a bajar y quedarse dormido. En este sentido, la forense fue clara: «Tu hermano no tomó heroína aquella noche. Fumó coca base y tomó varios Tranxiliums. Tuvo una sobredosis involuntaria de calmantes». Este es el relato desolador que realiza Álvaro Urquijo, para el que contar la verdad de la muerte de su hermano ha sido clave a la hora de enfrentarse al libro.
Muchos le afean que saque precisamente el día del 22º aniversario de la muerte de Enrique Urquijo un relato tan destructivo, pero el cantante y ahora escritor lo tiene claro: quiere borrar la imagen de su hermano como alguien autodestructivo. «Cuando estaba abajo, Enrique se evadía de la realidad con sustancias, pero no eran las sustancias lo grave, porque en seguida se recuperaba. La última vez, tenía el cuerpo deshabituado porque llevaba un año sin consumir nada. Tuvo la mala suerte de que tuvo una parada y de que la gente que lo acompañaba no lo socorriera. A la gente le pasan cosas así: te confías, piensas que eres un chaval de 20 años que puede mezclar medicamentos y cosas más tóxicas, y estar estupendamente al día siguiente, luego te viene un bajón... Él lo decía en una canción: 'De peores he salido'», continúa el relato.
Editado por Espasa, el libro recoge luces y sombras del grupo y de la vida de sus integrantes, y ahonda también en el lado más humano de Enrique, al que su hermano describe como «una persona muy normal, socializaba bien. Era muy cachondo, se reía muchísimo y era muy gamberro». El guitarrista de la banda también destaca que era algo más sensible que el resto, que tenía «una fibra quebradiza, una tendencia a romperse. Y de esos quebrantos manaba una sensibilidad muy especial que le llevaba a hacer sus canciones». «Era una persona bellísima. Trataba a todo el mundo con candidez y con amor, jamás hizo un feo a nadie. Anduvo por la vida regalando música, dinero, lo que fuera. Tenía sus cosas pero quién no las tiene. Meter su personalidad en un molde es injusto», sentencia el hermano.

Un libro que llega tarde

El pequeño de los hermanos que montaron Los Secretos en 1980 cuenta hoy con 59 años. «Me vine muy abajo con la llegada de la pandemia. Estaba triste, preocupado. A mi hija la pilló en Inglaterra estudiando y no la veía, mi suegro murió de Covid, el padre de otro amigo también… De repente, me dije: ‘A ver si me va a pasar algo con la mala vida que he llevado, a ver si me va a tocar a mí’. Así que me puse a escribir la historia de Los Secretos», explica el guitarrista y cantante madrileño en la presentación de su libro en Madrid.
La fecha es la que es, un momento importante pero también propiciado por la situación actual en la que se encuentra el autor, que ha guardado silencio todos estos años, y que relata también en este libro imperdible los altibajos que navegó la propia banda: su discográfica perdió la fe en ellos, Hacienda les persiguió, su mánager les estafó y, después, les ganó un juicio que volvió a vaciar sus cuentas. Los Secretos fueron una banda muerta decenas de veces, pero todavía hoy se llenan sus conciertos, se cantan sus canciones y permanece su leyenda más allá de escándalos, adicciones y pasajes oscuros. Como dice Álvaro Urquijo, «el legado de mi hermano es mucho más importante que la imagen de la persona hundida en el sufrimiento que se ha transmitido».
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