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20 de abril de 2024

Juan Pedrayes, Martín Vallhonrat, Mario del Valle y Diego Ibáñez son los miembros de Carolina Durante

Juan Pedrayes, Martín Vallhonrat, Mario del Valle y Diego Ibáñez son los miembros de Carolina DurantePepe Diaz

Carolina Durante: «Huimos de la solemnidad, de erigirnos como voz de nuestra generación»

Aún no se ha cumplido un lustro del nacimiento de la banda madrileña y ya son un emblema generacional. Ahora lanzan su segundo EP, Cuatro Chavales, donde dialogan con el nihilismo, pero huyendo de etiquetas

«Es tu nuevo grupo favorito. Solo tiene dos canciones, pero que no son solo canciones: son himnos generacionales». Así empieza la primera canción del nuevo disco de Carolina Durante, titulado no sin ironía Cuatro Chavales. Esta «gente guapa, carne joven» ha conseguido enarbolar la bandera del existencialismo y plasmar el desencanto, la desidia e incluso el nihilismo de toda una generación perdida entre trabajos precarios, relaciones líquidas y expectativas rotas. Todo regado con drogas y alcohol, anestesias antiguas y nuevas que, sin embargo, no bastan.
Quizá lo de enarbolar la bandera no va tanto con estos cuatro chavales. Ellos solo quieren «pasárselo bien» y, por el camino, dejarnos unos cuantos temazos. Pero en el proceso, quizá sin querer –aunque no nos lo creemos–, han dado voz a ese grito que pide que la vida sea más, que algo o alguien responda a lo que parece que llevan grabado a fuego: que esto no puede ser todo lo que hay. «Dime si es el final… Dime si recuerdas si hubo algún momento exacto en el que todo se torció y fracasamos», declaman en La planta que muere en la esquina.
En uno de esos «himnos generacionales» cantaban: «No tengo 30 años y ya estoy casi roto. Apenas siento algo; tal vez me sienta solo». Un hastío vital que se mantiene a flote en No Tan Jóvenes (donde cantan a la generación vacía, «la juventud cínica del Lorazepam»), Perdona y Las Canciones de Juanita («Yo lo que quiero es nadar contra el tiempo, deseo estar siempre en este momento. Así que matadme, yo quiero estar muerto»). Y que alcanza su culmen en los doce temas del nuevo disco que Diego Ibáñez (voz), Martín Vallhonrat (bajo), Juan Pedrayes (batería) y Mario del Valle (guitarra) han conseguido unir en un trabajo completo, redondo, que, según ellos, «suena mejor que nunca».
En el marco del lanzamiento del disco, donde también hay espacio para la crítica social, como en Granja Escuela, donde denuncian la ludopatía que genera las casas de apuestas y «el vicio como respuesta a la tristeza», han realizado una alianza con Samsung: dentro de la acción Samsung Music Galaxy Thursday se fueron a grabar la canción en directo al bingo y una charla con el youtuber Darío Eme Hache. En ella confiesan entre risas que si no se llamaran Carolina Durante serían Matador, Ex Amigo o Cartulina Gigante.
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También se han sentado con El Debate para hablar de este «disco sincero» en el que han encontrado el sonido que llevaban buscando todo este tiempo. Entre la autoparodia, el cinismo y manejando el vacile y la fina frontera entre hablar en serio y reírse de sí mismos, estos cuatro chavales ya famosos en muchas más de tres calles se consagran como la banda indie punk del momento. Molones de categoría.
Decís que este disco es más ligero y menos solemne. ¿En qué sentido?
–Desde que lanzamos el disco hemos repetido esto, pero la verdad es que la gente nos sigue diciendo que no lo ve. Creemos que no tiene tanto que ver con ser más o menos intensos, sino con la manera de decir las cosas: es menos solemne en tanto que no apela a temas universales. Es un disco que nace más de lo personal, de experiencias personales, aunque después quien lo escucha pueda identificarse con ello. Cuando hablamos de solemnidad solemos hablar de No tan jóvenes o de Falta sentimiento, de las canciones un poco más pesadas, que reflejan sentimientos más generales o más universales. Decíamos: «A nuestra generación le pasa esto, a la gente de nuestra edad le pasa esto». Pero en este disco nos alejamos de esa visión y decimos: «A nosotros nos pasa esto, esta es nuestra sensación antes las realidades que vivimos». Huimos de la solemnidad, de erigirnos como voz de nuestra generación.
Pero sois la voz al menos de una parte de la generación… Entiendo que pueda pesar esa etiqueta, pero sí que hay muchos que se identifican con lo que cantáis.
–Sí, desde luego. Pero no hay solemnidad. O sea, por muy intensas que sean las emociones, o las barras, es una forma ligera de afrontarlo: porque uno habla desde donde está. Y ahora mismo estamos en esa ligereza.
¿Hay ligereza en un tema como Yo soy el problema, donde cantáis: «Estoy a punto de ser feliz, pero estoy rodeado de paredes que me impiden moverme»? ¿De qué son metáforas esas paredes para vosotros?
–Esa canción está inspirada en un poema de un amigo nuestro, Óscar García Sierra, que se llama Houston, yo soy el problema. Al final esas paredes tienen que ver con exigencias que te ponen otros o que te pones tú mismo: con mensajes que metes dentro de tu cabeza que te impiden hacer las cosas que quieres o como quieres hacerlas.
El tema de las exigencias es también recurrente en vosotros, como cantabais en No Tan Jóvenes. ¿Estáis más tranquilos en ese sentido o han aumentado las expectativas y la presión con este segundo disco?
–Es algo de lo que ninguna persona de nuestra edad puede huir. Nosotros como grupo no creo que sintamos esa presión, pero nosotros como individuos que viven en este tiempo tenemos constantemente esas exigencias, esa sensación de que tienes que llegar a hacer algo en algún momento, que tienes que gustarle a la gente, o que tienes casi 30 años y constantemente estás pendiente de a dónde llegarás o a dónde ha llegado el que tienes al lado. ¿Esto tiene que ver con lo que yo me había imaginado que sería la vida? Pero nosotros como bandas no lo vivimos: es una vía de escape, o en su origen lo era; queríamos quedar con los colegas, hacer música y poco más. Aunque a veces la música se contamine, intentamos mantenernos bastante al margen.
¿Por eso también el título, Cuatro Chavales?
–Es para quitarle hierro al asunto. Como han vendido de nosotros este enfoque generacional, que tampoco era nuestra intención, es una manera de tomar tierra y decir que lo que queremos es pasarlo bien y poco más, que no somos adalides de nuestra generación ni falta que hace. Y a la vez es un poco meme: viene de la primera canción, Tu Nuevo Grupo Favorito, y de que cuando la gente nos ve dice: «Son solo cuatro chavales». Pues somos tan eso, que el nuevo disco se va a llamar así, porque además es la última oportunidad que teníamos… llamar así al siguiente disco habría sido un poco vergonzoso, si es que no lo es ahora.
¿Se os escapa la juventud?
–Estamos al límite. De hecho ya estamos forzando un poco, aunque de actitud vamos bien.
Carolina Durante

Carolina DurantePepe Diaz

En medio de la fiebre de los lanzamientos en plataformas, ¿por qué hacer un disco? ¿Qué os permite explorar o transmitir un álbum que el goteo de canciones no os permite?
–Pues porque la música de toda la vida se ha hecho en disco. Se genera una identidad en un disco que no se genera en una sola canción: te permite hacer un discurso más elaborado. Al final, un single es una manifestación de lo que le interesa, pero un disco te permite desarrollar no solo una idea, sino una identidad artística de una manera total.
Sois un grupo que se mide mucho en los directos. ¿Cómo os visteis en la presentación del disco en concierto?
–Nos vimos un poco verdes, pero creo que en concierto es bastante crudo, bastante como sale: tenemos la máxima de no forzar nada, de fluir y hacer las cosas según vienen. En algunos conciertos estamos animados, dándolo todo, y en otros más tranquilos, porque tratamos de ser siempre naturales. Y esa premisa la mantenemos, esa y la de que el público sienta lo que nosotros estamos sintiendo, lo que les queremos transmitir. Si el público está embajonado, nosotros nos vamos a embajonar: es un defecto que tenemos.
–Ya habéis anunciado las fechas de algunos conciertos. ¿Cómo los afrontáis?
–El primer verano de pandemia hicimos unos cuantos, pero de la mayoría no salíamos contentos. La prima del grupo es pasarlo bien y lo estábamos pasando mal, aunque La Riviera fue increíble. Ahora vamos a empezar con las ciudades que se quedaron sin hacer por el coronavirus: Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real y Salamanca. Luego vamos a tener un año de conciertos bastante intenso, porque primero vamos a Latinoamérica, y en verano haremos festivales. Se vienen cositas…
Portada del disco 'Cuatro Chavales' de Carolina Durante

Portada del disco 'Cuatro Chavales' de Carolina DuranteSonido Muchacho

–Firmáis todo, componéis, escribís... ¿Estáis también al mando de vuestra imagen?
–Sí, y sobre todo en este disco teníamos muy claro que queríamos cuidarlo especialmente, porque la verdad es que nunca ha sido nuestro foco. Era como nos salía. Pero con este disco hemos trabajado con la misma gente de la última vez, Realmente Bravo, para hacer el diseño de la portada. Para las fotos de promo y nuestra imagen hemos colaborado mucho con Jorge Rico y con Gema Polanco, que son los autores de los videoclips cortos en bucle. Era importante para nosotros tener unidad de imagen.
–¿De qué habláis en La planta que muere en la esquina?
–Tanto el vídeo de Granja Escuela como este los hicimos con la productora Tabaco. Estamos caracterizados como si fuéramos viejos porque, aunque es una canción de amor, es como si hablásemos de nosotros, de nuestro proyecto. Al ser la canción que cierra el disco le dimos una mayor amplitud a las posibilidades de la lírica.
–¿Vuestras influencias han cambiado desde que empezasteis?
–Tenemos mucho respeto a las influencias, y claro que tenemos las mismas (Triángulo de Amor Bizarro, Parálisis Permanente, La Plata, Jesus and Mary Chain, Cloud Nothings, Los Planetas, My Bloody Valentine…). Pero es verdad que hemos puesto el foco en que este disco inspirara un sentimiento, algo tipo «lo lo lo lo», de cantar en grupo, de hooligans. Y esto viene de que hemos escuchado mucho Bestia Bebé.
–¿Qué ha cambiado en el sonido de este nuevo trabajo?
–Lo tenemos más preparado, eso es lo primero. Y también lo tenemos más claro. Empezamos a componer sabiendo que íbamos a hacer un disco; no había nada compuesto de antes. Eso hace que que todo el disco sea más compacto, además de que la preproducción está mejor hecha. Antes entrábamos al estudio de grabación a lo loco, incluso cuando hicimos El honro a la boca no teníamos las canciones del todo cerradas, pero en este caso estaba todo cerrado, todo claro y sabíamos los arreglos que queríamos hacer y cómo quería que sonara. Y eso se nota.
Carolina Durante en concierto

Carolina Durante en conciertoPepe Diaz

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