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19 de abril de 2024

Lorenzo Alocén, el número 14, en una foto con el Real Madrid

Lorenzo Alocén, el número 14, junto a Clifford Luyk (13) en una foto con el Real MadridEFE

Muere Lorenzo Alocén, el jugador que anotó la mítica autocanasta que le dio la vuelta al baloncesto

La jugada fue una idea del entrenador del Real Madrid, Pablo Ferrándiz, quién ante el panorama de una prórroga con muchas bajas, prefirió perder por solo dos puntos aquel partido para remontar en el siguiente

Lorenzo Alocén, jugador de baloncesto español, ha muerto hoy, 18 de enero, a los 84 años en su casa de Barcelona debido a una parada cardíaca. Precisamente otro 18 de enero de 1962 el Real Madrid de baloncesto jugaba los octavos de final de la Copa de Europa contra el Varese. 
Los italianos habían protagonizado una gran remontada que les permitió empatar el partido en los instantes finales. Las bajas madridistas por lesiones y eliminaciones eran importantes y la perspectiva de una prórroga en esas condiciones apuntaban a una derrota abultada de los blancos. 
Fue entonces cuando Pedro Ferrándiz, el entrenador blanco, miembro del Hall of Fame del baloncesto, decidió que Alocén anotara en su propia canasta para perder aquel partido solo por dos puntos y disponer de la oportunidad de remontarlo con tan escasa diferencia a la vuelta, hecho que finalmente se produjo,
Lo que se había dado la vuelta era en realidad el baloncesto. Lorenzo Alocén, el autor de esa canasta, ha muerto seis décadas exactas después de aquel hito en que fue protagonista. Por razón de su altura, como tantos entonces, comenzó casualmente a jugar al baloncesto en Zaragoza. 

«¡Lorenzini, Lorenzini!»

Luego Ferrándiz y Raimundo Saporta se lo llevaron al Madrid, donde estuvo dos años. Ganó dos Ligas, una Copa y fue subcampeón de Europa el año del hallazgo de Ferrándiz. Volvió a Zaragoza, al Helios de sus orígenes, para estar cerca de su madre tras la muerte de su padre. Más adelante jugó en Picadero Jockey, con el que consiguió otra Liga, uno de los equipos catalanes punteros junto al Joventut. Fue máximo anotador de la competición española y olímpico en los Juegos de México en 1968.
«¡Lorenzini, Lorenzini!», cuentan que gritaba el público de Varese indignado al darse cuenta de la treta que había acabado con la posibilidad de lograr un más que previsible resultado abultado a favor de su equipo. La insólita y audaz autocanasta que le dio la vuelta a la eliminatoria y al baloncesto, que a partir de aquel momento fue prohibida, y que el propio protagonista admitió no recordar las veces que la había relatado. Descanse en paz, Lorenzo.
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