Uno de los primeros tres años mágicos de Zidane, el Real Madrid solía decidir los partidos al principio con una ristra de goles que al final resultaban imposibles de remontar. El madridista podía así disfrutar del triunfo y luego relajarse con el juego. No es exactamente lo que hizo Joel Embiid la pasada madrugada contra los Magic, pero se le parece un poco. El pívot camerunés, líder de los Sixers de Filadelfia y firme candidato al MVP de la temporada, solo tardó 27 minutos en anotar 50 puntos. Poco más, tres minutos, de medio partido.
Aunque pueda parecer una proeza, que lo es, no es tan extraordinario en un campeonato acostumbrado a ver demostraciones precisamente extraordinarias. La marca anotadora de Embiid la pasada madrugada supone una media de 1,85 puntos por partido, la misma que consiguió Karl Malone con sus 61 puntos en 33 minutos. Ambos son los séptimos clasificados en una curiosa lista que cuenta en sexta posición con los 62 puntos en 33 minutos de Kobe Bryant, que resultan una media de 1,89 puntos por partido.
1,91 consiguió George Gervin con sus 63 en también 33 minutos para pasar a un cuarto puesto en el que aparece de nuevo el prematuramente difunto Kobe Bryant y sus históricos 81 puntos, la segunda mejor marca anotadora de la historia, el 22 de enero de 2006 frente a los Toronto Raptors en 42 minutos, a razón de 1,93 puntos cada sesenta segundos. 1,96 consiguieron James Harden y Klay Thompson con sus 60 en 31 y 52 en 27, respectivamente, para terminar en los dos mejores registros con prisas de siempre: los 2,07 puntos por minuto de, otra vez por aquí, Klay Thompson; y los 2,08 de la más impresionante actuación anotadora de la historia de Wilt Chamberlain y sus 100 puntos en 48 minutos.
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