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26 de abril de 2024

Marcelo levanta el trofeo de la Supercopa de España en medio de sus compañeros del Real Madrid

Marcelo levanta el trofeo de la Supercopa de España en medio de sus compañeros del Real MadridEFE

El último año del gran Marcelo que puede convertirle en el madridista más laureado de la historia

Con la conquista de la Supercopa de España ayer en Riad, el jugador brasileño ha empatado el récord de 23 títulos de Paco Gento como futbolista blanco

Hace mucho tiempo que Marcelo decidió que se iba a retirar en el Real Madrid. Cumplir su último contrato y marcharse. El cuerpo no le ha dado, y puede que la mente, para acabar sus últimos años a un nivel ni siquiera similar al de sus mejores años, cuando contribuyó con memorables y decisivas actuaciones a la gloria del Real Madrid. 
Desde ayer Marcelo ya es el jugador del Real Madrid, junto a Paco Gento (palabras mayores), más laureado de su historia con 23 títulos.  Cuatro Copas de Europa, cuatro Mundiales de clubes, tres Supercopas de Europa, cinco Ligas, dos Copas del Rey y cinco Supercopas de España le contemplan en una vejez joven que en su principio fue lastimosa, pero hoy ya es alegre.
Marcelo el pasado octubre en un encuentro frente al Elche

Marcelo el pasado octubre en un encuentro frente al ElcheGTRES

Marcelo está disfrutando de su más que probable última temporada en el club, casi observándola desde una silla, frente a un ventanal por el que se deslizan las gotas de lluvia como si se deslizaran sus grandes hitos en el recuerdo. Marcelo parece feliz, no es para menos, asumida su edad deportiva y su papel en el equipo sin mayores gestos que celebrar los títulos que llegan y que aún pueden llegar como la fiesta que siempre ha sido su propia figura.
El extranjero con más partidos jugados con el club blanco, 536, aún tiene tiempo de sumar casi con la tranquilidad de una jubilación tácita, el año sabático para ver correr la vida, el Madrid, delante de sus ojos, e incluso participar quizá estirándose como el primer bailarín que siempre fue en ese pedacito de campo que le prepara Ancelotti, rodeándole de compañeros, para que no tenga que bajar como el tramoyista que nunca fue y ya nunca podrá ser.

El poder de la banda de Marcelo

Más allá de las críticas, siempre crueles, de las crónicas y de los aficionados ante la decepción de contemplar al que ya no es, está la belleza de ir despidiendo al mito, una vez pasado el tiempo de la natural indignación, porque a la natural indignación la gana ya a estas alturas el natural recuerdo de todo lo que de él hemos visto. El talento feliz, el estilete, la tijera que despejaba partidos como si fuera a envolver regalos cortando esos papeles rivales de colores.
El lateral inquieto y ofensivo que hizo de la banda un centro neurálgico del poder del Madrid, con su querencia a los medios en medio del arrebato casi pictórico, como un artista abstracto en su taller pisando la pelota. Uno de esos futbolistas que fue para muchos el favorito, todavía con meses por delante para despedirse y, quien sabe, si se sueña, para salvar a su equipo con el penúltimo de sus zarandeos fantásticos.
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