Los futbolistas del Zaragoza se lamentan tras una derrota esta temporada
El drama del Real Zaragoza, el histórico del fútbol español que no levanta cabeza y está al borde del abismo
La situación en la ciudad en la que se encuentra la basílica de Nuestra Señora del Pilar se está tornando en insostenible y lo visto en el terreno de juego no está ayudando en absoluto
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El fútbol no tiene memoria. Esta frase se ha escuchado mucho en los últimos tiempos y lo cierto es que es una verdad irrebatible que admite muy poca discusión y que se pronuncia cada vez que un equipo histórico del deporte rey se ve en apuros.
El caso más reciente fue el del Deportivo de la Coruña. El equipo coruñés vivió sus años gloriosos en la década de los 90 y cualquiera que siga el fútbol con cierto interés sabe qué acabó sucediendo después. Para el que no lo recuerde o sepa es muy fácil de explicarlo. En el 2020 cayó al fútbol no profesional y tardó cuatro temporadas en regresar a la categoría de plata del balompié nacional.
El conjunto herculino vivió una auténtica pesadilla y el que podría experimentar algo similar si no consigue enderezar el rumbo en los próximos meses es el Real Zaragoza, otro histórico del fútbol español y que, actualmente, es el colista de Segunda División.
Pero para entender qué le sucede al conjunto maño hay que retroceder en el tiempo hasta llegar a la temporada 2012-13, fecha en la que el Real Zaragoza consumó su tercer descenso en once años. Aquel fue el último año que un estadio tan mítico como La Romareda disfrutó de fútbol de Primera división.
El Zaragoza, que ocupa la undécima posición en la clasificación histórica de la Liga, fue víctima de una mala gestión en los despachos. Agapito Iglesias, el máximo accionista del club por aquel entonces, llevó al equipo más prestigioso de Aragón a la ruina más absoluta y el club no ha sido capaz de recuperarse de esa decepción.
Por el banquillo del conjunto maño han pasado un total de 22 entrenadores en 12 años, una cifra cuanto menos llamativa, y ninguno de ellos, por una serie de motivos, no ha sido capaz de devolver al Zaragoza a la élite del fútbol español. La presión ha sido insoportable y ni siquiera el cambio de propiedad en el verano de 2022 le ha venido bien al club.
La situación en la ciudad en la que se encuentra la basílica de Nuestra Señora del Pilar se está tornando en insostenible y lo visto en el terreno de juego no está ayudando en absoluto. El equipo marcha colista de Segunda con 6 puntos en su casillero tras 13 partidos y la llegada de Rubén Sellés al banquillo no le ha venido bien al conjunto blanquillo.
El técnico valenciano confiaba en sacar la situación adelante y en el día de su presentación afirmó: «Ahora todo el mundo piensa en el último partido y en el temor si el equipo no se mantiene, pero eso es lo primero que hay que erradicar y focalizarse en empezar a construir, ser sólido y confiar en uno mismo y en el de al lado. Se trata de trabajar duro para encontrar ese momento en el que la dinámica cambie y para que pueda venir algo emocionante».
Esas palabras le dieron una mínima esperanza a la afición del Zaragoza, deseosa de salir de la zona roja de la tabla. Pero desde la llegada de Rubén Sellés ha pasado exactamente lo contrario. El equipo estaba a cinco puntos de la salvación y, tras un par de jornadas, esa distancia ha ascendido hasta los once, mal asunto para un conjunto que quiere evitar el descenso a Primera RFEF.
El drama se ha instalado en Zaragoza, la quinta ciudad más poblada de España, y sus propios aficionados están empezando a bajar los brazos. Cada partido en el Ibercaja Estadio, el campo modular en el que está jugando el club por las obras de La Romareda, es un suplicio y este domingo, a partir de las 21:00, reciben al Huesca, su máximo rival en Aragón.
Una nueva derrota, en este caso ante el conjunto oscense, supondría un jarro de agua fría para el Real Zaragoza, un equipo a la deriva que está al borde del abismo. Algo que, sin duda alguna, da miedo. Porque en la urbe por la que pasa el Ebro saben que si caen al pozo tendrán muy difícil volver a subir si no arman un proyecto con cierta estabilidad. Y si no que se lo pregunten a equipos históricos como el Real Murcia o el Recreativo de Huelva, que siguen ahí metidos.
En definitiva, el Real Zaragoza y la propia ciudad se temen lo peor. La gestión estos últimos años ha sido horripilante, pero el tiempo acabará demostrando si el conjunto maño baja o no, por primera vez en su historia, a la categoría de bronce del fútbol español.