Mikael Ymer golpeó la silla del árbitro para mostrar su disconformidad con la decisión que tomó
Un tenista destroza la silla del árbitro al no estar conforme con su decisión
Se trata de Mikael Ymer, jugador sueco ubicado en el puesto número 53 del ranking ATP y que perdió los papeles en un torneo disputado en Lyon
lamentable episodio de violencia el que se ha vio en el mundo del tenis el pasado miércoles. Últimamente rara es la semana en la que no sucede algo antideportivo en una pista de tenis, ya que estamos teniendo una temporada con numerosas faltas de respeto tanto a los árbitros como a los aficionados. En esta ocasión el protagonista ha sido el sueco Mikael Ymer.
Durante su partido de octavos de final del ATP 250 de Lyon ante Arthur Fils, el joven de 24 años marcó como mala una pelota, pero el juez de silla la consideró buena. Ymer le insistió en que esa bola era mala y el árbitro mantuvo su decisión y ni siquiera quiso bajar a mostrarle al jugador por qué esa pelota estaba tocando la línea, lo que provocó la ira del tenista, que destrozó su raqueta contra la silla del colegiado.
En primer lugar, hay que decir que el árbitro cometió un grave error al no bajar a enseñar la marca de la pelota, pues habría evitado la polémica. No obstante, eso no justifica la reacción de Ymer, que evidentemente fue descalificado tras una conversación con el supervisor del torneo.
Ahora falta por ver la sanción que le cae a Ymer, aunque normalmente la ATP no suele ser demasiado severa con sus castigos, por lo que se espera que reciba una multa, pero que pueda seguir compitiendo con normalidad. La temporada pasada Alexander Zverev hizo algo similar y recibió una advertencia de sanción de ocho semanas de suspensión y 23.000 euros en caso de ser reincidente durante los siguientes 12 meses.
Da la casualidad de que esta polémica llega semanas después de que se hiciese oficial que el tenis a partir de 2025 suprime a los jueces de línea, es decir, será una máquina la que cante si la bola ha sido buena o mala y en teoría desaparecerán estas polémicas. Sin embargo, en tierra batida no está tan claro, ya que los sistemas automáticos utilizados hasta la fecha no terminan de convencer.
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