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26 de abril de 2024

Pedro Sánchez ayer tras la reunión de la nueva ejecutiva del PSOE

Pedro Sánchez, tras la reunión de la nueva ejecutiva del PSOEEFE/ Fernando Alvarado

Crisis energética

¿Cumplirá Sánchez su promesa sobre el recibo de la luz? Cada vez parece menos viable

El presidente dijo que en 2021 acabaríamos pagando lo mismo que en 2018. Hace tres años el precio medio diario de la tarifa estaba entre 7 y 75 euros por megavatio/hora; ayer se situaba en 227,45

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo el 5 de septiembre que en 2021 acabaríamos pagando lo mismo que en 2018 en el recibo de la luz. A dos meses y medio del final del año, parece imposible que se consiga, pero él insiste. En la entrevista que mantuvo el 15 de octubre con Antonio García Ferreras en La Sexta se reafirmaba en su propósito: «Lo vamos a cumplir con las medidas tomadas y las que podamos tomar ante la eventual desviación de este compromiso», señalaba. «Lo mantengo»; «lo tenemos estudiado», sostenía. El presidente acude este martes a la sesión de control del Senado, donde contestará a preguntas de la oposición relativas a la imparable subida de la luz y al posible apoyo desde las fuerzas políticas catalanas a los Presupuestos Generales del Estado para 2022.
Los datos no apoyan sus argumentos. El día que anunciaba su promesa, el 5 de septiembre, el precio de la luz estaba en 128,7 euros megavatio/hora. El 17 de octubre, dos días después de reafirmar su compromiso en La Sexta, marcaba un nuevo domingo de récord y cerraba en 209,63 euros el megavatio/hora, un 394 % más que el mismo día del año anterior. Las cifras están muy lejos de los límites de entre 7 y 75 euros por megavatio/hora que se dieron en 2008, pero Sánchez persevera en su intento.
La asociación de consumidores Facua ya alertaba a final de septiembre de que las medidas puestas en marcha por el Gobierno a mitad de mes no estaban funcionando. Más recientemente, el 15 de octubre, decía que estaban suponiendo «un leve freno a la brutal subida tarifaria». El 15 de septiembre entraron en vigor iniciativas como la rebaja del impuesto especial de la electricidad del 5,11 % al 0,5 %, la suspensión del impuesto del 7 % de la generación, la prolongación de la rebaja del IVA del 21 % al 10 % o el destino de 900 millones de euros adicionales de los derechos de emisión de CO2 para rebajar el coste de la electricidad. Sin embargo, la tarifa mayorista diaria ha seguido creciendo y parece surrealista el objetivo del Gobierno de que un consumidor medio pague 600 euros de factura de luz en 2021, como abonó en 2018.
La subida del gas es la principal culpable del incremento del recibo de la luz. La mayor demanda global ha hecho que sus 13 euros por megavatio/hora se hayan transformado en 160 en un año. Es la energía que marca el precio final del mix energético español y de la tarifa, y su precio no es algo que el Gobierno pueda controlar. Por ese motivo analistas como Juan Rallo lamentan que Pedro Sánchez se aventure a decir que puede controlar algo que realmente no puede controlar, aunque en otros terrenos sí podría hacer algo más.
El problema del recibo de la luz es que está mal diseñado. Más del 60 % de su coste no tiene nada que ver con la luz que se produce. Pagamos por el déficit de tarifa acumulado –diferencia que se abona a las eléctricas por la diferencia entre el coste de producción y de venta de la energía–, las subvenciones de las fallidas renovables de 2008… Y hay muchos impuestos. Tanto peajes como impuestos podrían reducirse y que así bajara la tarifa. Sobre el 40 % restante, el inconveniente de la tarifa regulada es que está ligada al precio mayorista diario, una auténtica locura que no ocurre en ningún país de Europa y que hace que el recibo hoy en día se dispare.
El consenso de los analistas recoge que en primavera se producirá una rebaja de los precios del gas. El recibo de la luz podría bajar entonces como consecuencia de este fenómeno, pero no ocurrirá antes de final de año. Por ese motivo es más que probable que Sánchez incumpla su promesa.   
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