Fundado en 1910

25 de abril de 2024

Reunión de la OPEP

Reunión de la OPEPMarkus Zahradnik

Energía

La guerra del petróleo: dónde estamos y cómo puede acabar

La decadencia del oro negro puede degenerar en conflictos que no sabemos cómo pueden terminar

A finales de noviembre se dio mucho bombo a la liberación de 50 millones de barriles de petróleo de las reservas de Estados Unidos. La coordinación con China, Japón, India, Corea del Sur y Reino Unido, la presentaba como una auténtica guerra frente a los países de la OPEP en la cruzada de los americanos por bajar el precio del crudo. La estrategia esconde muchos matices, que al final no despejan un vencedor claro.
Lo primero que hay que aclarar es que Estados Unidos no pone en el mercado petróleo de nueva producción: son reservas. Lo segundo, que la cantidad es muy pequeña: 50 millones de barriles es menos de la mitad de la demanda global de un día. Más de la mitad, además, no deja de ser como un préstamo: se saca de las reservas para dársela a las petroleras, que la comercialicen y la devuelvan en dieciocho meses.
Sea como sea, la decisión de Estados Unidos ha producido reacciones positivas y negativas. Los muy positivos dicen que el precio del petróleo ya está bajando y lo hará más a corto plazo; los negativos piensan que la medida puede enfadar a la OPEP: que se asusten y frenen el aumento de producción que podría rebajar el precio del crudo, de modo que la medida sería contraproducente.
La realidad es que las reservas estratégicas serán útiles si se utilizan para lo que fueron creadas. Aparecidas tras la guerra de Yom Kipur en el año 1973, su objetivo fue paliar la falta de disponibilidad física de barriles y proporcionar un colchón de noventa días de abastecimiento ante la posible intención de estrangulamiento por parte de los productores. Hasta el momento se han utilizado dos veces: tras la crisis provocada por el huracán Katrina en 2005 y en la guerra de Libia. 

Las incógnitas y los peligros

La segunda ocasión ya produjo una discusión en el uso de las reservas dentro de la Agencia Internacional de la Energía. Si la guerra no les ocasionaba problemas con el suministro, ¿por qué tenían que usar las reservas? ¿Para bajar el precio?La realidad es que esta vez Estados Unidos se alía para la liberación de reservas con dos países que no son de la OCDE (China e India), británicos, coreanos y japoneses. Estados Unidos se desvía hacia el Pacífico, y eso es significativo.
Más allá de esta cuestión geoestratégica, los productores tienen claro que la liberación de reservas no cambia sustancialmente el mercado. Los 50 millones de barriles suponen la mitad de la demanda global diaria. Si quiere bajarse el precio hay que hacer otras cosas. «Si de verdad quiere solucionarse el problema, que se produzca y bombee de verdad: los saudíes, emiratíes y rusos, que son los que pueden, están deseándolo», señala Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano.
La pelota está, en cualquier caso, en el tejado de la OPEP. Si cede y se asusta, podrían no cumplirse las previsiones para el año que viene: precios altos en la primera mitad del año y descenso en la segunda mitad con el aumento de la producción. Si no se cumplen, ojo con el precio de la gasolina.
El precio, sin embargo, no parece que vaya a estar en el entorno de los 100. «La US Energy Information Administration (EIA), que es muy de fiar, lo sitúa en los 70-80 dólares el barril en la primera mitad del año. Más de 85 sería casus belli para Biden. Posteriormente iría bajando para situarse en una media de 70», afirma Escribano.

¿Cómo se soluciona?

La subida del precio, las consecuencias sobre la gasolina o la tensión entre los países productores de la OPEP y los consumidores siembran la incertidumbre sobre lo que puede pasar, ¿pero cómo se soluciona el problema? Escribano explica que el sistema energético mundial es complejísimo, con miles de millones de infraestructuras, consumidores, oferentes, interconexiones... «Es un sistema multidimensional, policéntrico e hipercomplejo», señala. Pero apunta por dónde debe ir la solución de los problemas, que debe ser un conjunto. Principalmente, se trata de acelerar en la transición energética: el despliegue de las renovables, la tecnología de almacenamiento, redes inteligentes y transporte. «Ojo con la gobernanza que está emergiendo en los nuevos mercados. Si resulta que tras abandonar el petróleo y el gas hablamos dentro de diez años y es Arabia Saudí quien está al frente del hidrógeno, mal vamos. Europa debe conseguir su autonomía estratégica sin generar conflictos con el medio ambiente. Si es verdad que ha sido poco eficiente en el despliegue del mercado renovable, sí ha sido más eficaz al decir que no invierte más en hidrocarburos».
Escribano ve, no obstante, un peligro en el avance de la transición energética: «Si cunde la especie que piensa que los altos precios en España se deben a la lucha contra el cambio climático, la estamos retrasando y aumenta la brecha con el petróleo y el gas».
El experto de Elcano recuerda que los altos precios de la energía se deben al fuerte protagonismo del gas en nuestro mix energético. Si queremos bajar la factura, hay que rebajarlo e impulsar la presencia de renovables, mejorar el almacenamiento, las redes inteligentes, las interconexiones... «Si hay viento, el coste marginal de un megavatio más de energía es cero; con el petróleo el precio varía cada hora. Hay que reducir esa variabilidad y vulnerabilidad». Escribano mantiene que el problema de los precios altos no es estructural: no tienen por qué ser siempre altos, pero hay que reducir la vulnerabilidad de nuestro sistema.

Biden quiere recuperar su imagen

Si el empleo de los 50 millones de barriles es poco útil para rebajar el precio del petróleo, la conclusión es que solo es útil para Biden. «Es un presidente acosado por la opinión pública con una cuestión sensible, como son los precios de la gasolina. Es una señal que se lanza a la OPEP, pero es llamativo ver los socios con los que se ha aliado», incide de nuevo Escribano.
El experto de Elcano admite que el Gobierno estadounidense debe reaccionar y también otros, pero lanza una llamada a hablar sobre el problema desde un punto de vista más realista: «Detrás de la OPEP hay muchos números, mucha diplomacia petrolera, y hay que tener en cuenta que la OPEP no es una reunión amistosa de damas que juegan al bridge. Tiene problemas de cohesión interna. Les cuesta reaccionar y en su seno es difícil adoptar un cambio de sentido en la toma de decisiones».
Habrá que ver qué ocurre en los próximos tiempos. La Agencia Internacional de la Energía se plantea no tener emisiones de CO2 en el 2050, y algunos afirman que el pico de demanda del petróleo se dará en el año 2025. Ambas circunstancias pueden dar lugar a recorte de la producción, subida de precios buscando la rentabilidad y quién sabe si, quizá también, conflictos como consecuencia de la caída del negocio. 
Comentarios
tracking