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23 de abril de 2024

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia CalviñoEFE

La semana económica

Sánchez sitúa a España entre la losa de la deuda y la incógnita de los fondos europeos

Crece el dinero que debemos, los ansiados recursos de la UE «para transformar la economía» tardan en llegar y la inflación nos amenaza

La semana pasada se supo que la deuda pública española había aumentado en 114.000 millones en los once primeros meses de 2021, según el Banco de España. La cifra supone un 8,7 % más respecto al año pasado, y es el mayor incremento de la Unión Europea. Podría pensarse que la deuda sube por los costes de la pandemia, pero ese obstáculo también existe en otros países; lo que sucede es que nosotros vamos por delante, como también ocurre con las cifras del paro. Somos líderes en Europa.
La pandemia sería, en cualquier caso, una excusa relativa. Sánchez ya aumentaba la deuda a toda velocidad antes de que llegara el virus. Como bien explica el economista José María Rotellar, el actual presidente del Gobierno sigue el camino inverso al que siguió José María Aznar entre los años 1996 y 2004. Mientras que el ex presidente del PP recibió un déficit de un 7 % que logró dejar en menos del 3 % en un año y medio y redujo la deuda sobre el PIB del 70 % al 38 %, Sánchez ha elevado la deuda en miles de millones y la ha subido más de veinticinco puntos respecto al PIB. «Aznar forjó el círculo virtuoso de la economía, y Sánchez ha generado un círculo pernicioso. Es la diferencia entre dejar la prima de riesgo negativa con Alemania, como hizo Aznar, o dejarla muy por encima, como hace Sánchez», explica Rotellar.
El aumento de la deuda es preocupante de cara al futuro. Lo es especialmente para los jóvenes y para la clase media, que van a tener que pagar muchos impuestos para devolver esa deuda que sigue creciendo y para mantener el Estado de Bienestar. ¿Tiene límite este descuadre de nuestras cuentas públicas? Economistas como Juan Ramón Rallo confían en el control de Europa: «Si soltara amarras y se despreocupara, tendríamos un problema importante. Estando detrás el Banco Central Europeo y Alemania, no parece que vaya a ocurrir. Si hay colaboración por parte de las autoridades españolas a la hora de ir reduciendo el déficit, no van a asfixiarnos, pero depende de la actitud del Gobierno español. Lo que está claro es que no hay un cheque en blanco por parte de Europa».
En este contexto, los ministros de Finanzas de la UE han empezado a debatir sobre la vuelta en 2023 de las reglas fiscales. No hay que olvidar que nuestra deuda está en un 121,8 % del PIB, frente al 60 % que exigen las reglas fiscales suspendidas actualmente. Nuestro déficit se sitúa en el -7,3 %, el segundo más alto de la UE, muy lejos del 2 % requerido por Bruselas hasta la llegada de la pandemia. 

Los fondos europeos y la inflación

La semana pasada se presentó también el informe Situación España que elabora BBVA Research, una de las fuentes más serias y fiables a la hora de hablar sobre la economía de nuestro país. Su análisis concluye que nuestro PIB crecerá un 5,5 % este año, un punto y medio menos que el 7 % previsto por la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
El responsable de Análisis Económico, Rafael Doménech, comentaba que el crecimiento del tercer trimestre de 2021 fue menor del previsto, pero el del cuarto trimestre fue mayor de lo esperado: es una buena noticia. De cara a 2022, espera que el control de la pandemia, la utilización del ahorro embalsado por las familias, el impulso en la ejecución de los fondos europeos y las medidas del Banco Central Europeo, entre otras iniciativas, compensen los efectos de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y el encarecimiento de los precios de la energía. 
El impacto de ómicron está siendo claramente menor sobre la economía, según confirmaba, y realmente confía en que el ritmo de ejecución de los fondos europeos sea mayor en los tres próximos años. Todos esperamos que sea así, y que realmente tenga un efecto sobre la economía real, a pesar de que hasta la fecha, en nuestra historia reciente, el impacto del dinero europeo sobre nuestra economía ha sido tradicionalmente reducido. Doménech cifraba en unos 3.000 millones los fondos ejecutados en España en 2021, al tiempo que admitía que es muy difícil acceder a la información.
Los fondos europeos son la gran oportunidad en la que están puestas las esperanzas de rescatar y transformar nuestra economía. Este año empezaremos a ver si se disipan las dudas y realmente empiezan a servir para algo. 
Mientras tanto, los miedos de todos los economistas están centrados en la inflación. «Si a mitad de año no hay una señal clara de que se modera, el Banco Central Europeo tendrá que empezar a cambiar su discurso. No puede estar tanto tiempo sin cumplir sus estatutos (que se basan en mantener la estabilidad de precios)», estima Juan Ramón Rallo. No descarta, por lo tanto, que el BCE suba los tipos de interés antes de lo esperado, que es final de 2023.
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