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19 de abril de 2024

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.Gustavo Valiente - Europa Press

Análisis económico

No es oro todo lo que reluce en el dato de empleo

Hemos destruido 230.900 puestos de trabajo con respecto a 2019, a pesar de haber creado 230.500 en la Administración Pública

Dentro de la Contabilidad Nacional que publica el INE, hay un apartado con el empleo que sirve para poder entender la realidad de este, al ser publicado por los 10 sectores productivos que componen el PIB de nuestro país.
Esta herramienta mantiene una serie estable por trimestres desde 1995 y sirve para poder analizar, a lo largo del tiempo, cómo ha evolucionado algo tan importante como es este elemento fundamental dentro de nuestra economía.
Todos sabemos que somos el país con más alto desempleo de la Zona Euro, y que superamos incluso a Grecia en esta variable. Por lo tanto, tener claro dónde se producen los incrementos y los descensos de puestos de trabajo es clave para cualquiera que quiera hacer cambiar el signo de esta variable.
Tengo una enorme duda: si Yolanda Díaz, José Luis Escrivá y Nadia Calviño miran estos números que publica el INE trimestralmente y que están a disposición de todos los españoles. De lo que no tengo ninguna duda es de que Pedro Sánchez ni los mira. Ni siquiera sabe que existen, porque para él hay otra manera de medir la economía, y no se llama el INE; ni siquiera el CNI, ni su Consejo de Ministros: se llama el CIS.
Por lo tanto, este artículo no va dedicado a nuestro presidente, porque no creo que le interese y posiblemente ni lo entienda.
Lo que vamos hoy a comparar es lo que ha pasado con el empleo desde el 2019 a 2021, olvidándonos de 2020, que es un año para olvidar por todos.
Podemos comprobar que, en 2019, habíamos llegado a la cifra mayor de empleo alcanzado nunca en la historia de nuestro país: 20,5 millones de empleos. Para hacernos una idea, en 1995 terminamos con 13,9 millones de empleos, en el año 2000 con 16,9 y en 2010 en 19,4 millones.
De estos 20,5 millones de trabajadores que consigue emplear el sector productivo español, los cinco mayores sectores a efectos de empleo son: el Comercio, con 6,1 millones; la Administración Pública, con 4,6 millones; las Actividades profesionales, con 2,6; la Industria, con 2,3, y las Actividades Artísticas, con 1,7 millones. Estos cinco sectores suman 17,3 millones de trabajadores en 2019 y daban ocupación al 84,4 % de todos los trabajadores de nuestro país.
Los otros cinco sectores, que dan ocupación al 15,6 %, son la Construcción, con 1,3 millones; la Agricultura, con 0,8 millones; Información y Comunicaciones, con 0,5; Actividades Financieras, con 0,3, y Actividades Inmobiliarias, con 0,2.
Al final de 2021 se han perdido 230.900 puestos de trabajo, equivalentes a una reducción del 1,1 %, siendo los más afectados el Comercio, que pierde 388.700 puestos de trabajo (-6,4 %); la Industria, que pierde 129.000 puestos (-5,6 %); las Actividades artísticas, que pierden 121.300 puestos (-7.0 %); la Agricultura, que pierde 22.500 (-2,9 %), y las Actividades Financieras, que lo hacen en 2.000 (-0,6 %).
Los sectores que crean puestos de trabajo en este período son las Actividades Inmobiliarias, con 9.400 puestos (+4,4 %); la Construcción, con 22.600 (+1,7 %); las Actividades Profesionales, con 79.700 (+3,0 %); la Información y las comunicaciones, con 90.400 (+16,6 %), y la Administración Pública, con 230.500 (+5,0 %). Esto significa que la Administración Pública es la responsable de la creación del 53,3 % del empleo.
El título de este artículo «El Empleo: No es oro todo lo que reluce», está claro en estos momentos. Hemos destruido 230.900 puestos de trabajo con respecto a 2019, a pesar de haber creado 230.500 en la Administración Pública.
Si la Administración Pública no hubiese aportado ni un solo puesto, que es lo que debería pasar, la destrucción de puestos de trabajo hubiesen sido de 461.400, equivalentes a una caída del 2,2 %.
Supongo que esta es la razón por la que Yolanda Díaz, la «rojita», José Luis Escrivá, «el sólo acierto a la tercera», y Nadia Calviño, «No acierto ni aunque me maten», no leen la Contabilidad Nacional, porque no tienen interés en saber que económicamente se están cargando este país.
El empleo pagado con dinero público es mucho más caro que el dinero pagado por desempleo y, cuando se tiene un déficit del Estado de 85.000 millones de euros, no se puede seguir metiendo empleados públicos porque para pagarlos hay que pedir dinero prestado, que algún día habrá que devolver.
La ministra de Trabajo, doy por descontado que de números no entiende, pero Escrivá y Calviño venían de entender muy bien los números del Estado.
Cuando hoy no los quieren entender es solo por un motivo: son unos auténticos mentirosos; están encadenados a un jefe que los echará cuando no los necesite (Ábalos y Calvo lo saben perfectamente), pero encima estarán absolutamente desprestigiados por encubrir las incesantes mentiras que parten de este Gobierno.
No sólo no es oro lo que reluce en el empleo, sino que es un baño de pintura que mancha las manos cuando tocas el tema y te deja lleno de olor a podrido.

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