Ucrania es uno de los principales productores de trigo del mundo
Análisis económico
La crisis del sector agrícola pone en riesgo un 1,6 % de todo el PIB europeo
La suspensión de las exportaciones de trigo pone en aprietos a Francia, Italia y España
En los últimos días, no hago más que leer sobre la necesidad de que los barcos cargados de trigo que se encuentran en el puerto de Odessa en Ucrania son absolutamente necesarios para que Europa no tenga problemas de abastecimiento e incluso para que no tengamos restricciones después del verano.
Llama mucho la atención la medida anunciada por la India. Nueva Delhi ha aplicado la suspensión de la exportaciones de trigo de forma momentánea, y esto unido a los barcos ucranianos puede producir una auténtica situación de desabastecimiento para los países de la Unión Europea.
La verdad es que me produce escalofríos pensar que países como España, Francia e Italia, que eran hace 50 años grandes productores de todo tipo de productos agrícolas, ahora no tengan capacidad para autoabastecerse e incluso para exportar a Europa parte de su producción.
Lo que hoy voy a hacer es una comparación de lo que representaba el sector agrícola en el año 2000 y lo que representaba este sector sobre el PIB de cada país y lo voy a comparar con lo que ha pasado en el año 2019, último año con datos oficiales de la Comisión Europea.
La primera gran sorpresa que me he llevado es que el sector primario en Europa apenas significaba un 2,2 % en el año 2000.
Sólo dos países de Europa conseguían tener más de un 10 % del PIB con el sector agrícola, Rumanía y Bulgaria ambos con un 10,9 %, el tercer en importancia era Lituania país donde la agricultura representaba un 5,9 %.
En el principio del siglo, 17 países estaban por encima del 2,2 % de media del PIB en Europa y sólo España con un 3,7 % e Italia con un 2,6 % entre los cuatro grandes estaban por encima de la media. En Alemania este sector solo pesaba un 1,0 % y en Francia un 2,1 %.
En el año 2019, el cambio es a peor. El sector agrícola solo crece de media un 28,6 %, mientras la economía europea crecía un 78,1 % y por lo tanto este sector pasa a representar un escaso 1,6 % del PIB europeo.
Ningún país de la Unión Europea consigue mantener el 10 % de peso de este sector en su economía, y el que mayor porcentaje representa es Rumanía con un 4,1 %, quien a pesar de crecer el 108 % el PIB agrícola, como su PIB total crece un 450 %, su peso cae a la cifra mencionada. El segundo país es Letonia con un 4 % y el tercero es Grecia con un 3,8 %.
En el año 2019, se mantienen 17 países por encima del 1,6 % de media. España e Italia también se mantienen por encima de la media con un 2,6 % y un 1,9 % respectivamente.
Francia se queda con un 1,5 % de este sector sobre el PIB y Alemania con el 0,8 %.
A pesar de los porcentajes tan pequeños que representan los cuatro grandes de Europa, Francia, España, Italia y Alemania suman 130.000 millones de euros y representan el 58,6 % del sector agrícola europeo. Si a estos cuatro países sumamos Polonia y Países Bajos, suman 156.000 millones, es decir, estos seis países suman el 70 % del PIB agrícola de la Unión Europea.
Está claro que la Unión Europea, no se ha preocupado para nada de este sector, tan importante como se va a demostrar en los próximos meses.
La estrategia europea de la Agenda 2030, se está desmoronando, la preocupación por las energías verdes nos está llevando a una crisis energética como nunca la hemos visto antes, las políticas salvajes aplicadas a la reducción de CO2 nos está conduciendo a un desastre económico de tamaño descomunal, las prácticas para cultivar solo productos ecológicos, con semillas ecológicas y con los productos fitosanitarios verdes junto con el barbecho de porcentajes elevados de tierras cultivables, nos han llevado a que la agricultura sea un sector absolutamente residual en la economía europea.
Dentro de unos meses, podremos comer todas las células fotovoltaicas que queramos, todas las alas de los molinos de viento que nos gusten, pero a lo mejor no podemos comer pan, no podemos beber cervezas, pero nos podemos dar grandes atracones de paneles solares y molinos de viento.
Ya sé que con este artículo, no voy a arreglar nada, pero al menos me ha servido para entender que el gran inventor de la Agenda 2030 era el tonto útil que no servía para nada o el político más desleal que ha tenido Europa.
Ver cómo el socialista Gerhard Schröder, vendió a su país por 30 monedas rusas para hacer depender la economía alemana del petróleo ruso y cerrar las centrales nucleares y las centrales térmicas es adivinar que ha habido otro elemento de similar categoría humana y profesional que nos ha llevado a este desastre agrícola.
Europa, puede plantearse una política de ser autosuficiente desde el punto de vista agrícola, pero que el sector primario (Agricultura, Ganadería y Pesca), represente en 2019, justo antes de la pandemia, un 1,6 % del PIB de todos los países de la Unión, obliga a buscar la mente clarividente que ha llevado a esta situación a casi 500 millones de habitantes que pueden llegar a pasar hambre este invierno.
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