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20 de abril de 2024

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.Alberto Ortega - Europa Press

Análisis económico

Presupuestos Generales del Estado: 583.000 millones de gasto

No quiero anticipar qué nos puede pasar en 2023, pero nos va a dejar completamente tiesos y sin capacidad financiera para poder responder

En las próximas semanas iré poco a poco desgranando los secretos de estos Presupuestos Generales del Estado para 2023 (PGE2023), que ya anticipo, suponen una cifra nunca vista en la historia de este país y que espero, por el bien de los españoles, nunca vuelva a repetirse, porque los impuestos previstos, a pesar de la magnitud de ingreso no dan, ni son suficientes como para conseguir pagar la cifra que se va a gastar la Administración del Estado.
Lo primero que es necesario aclarar es que estos presupuestos son consolidados para la Administración Central; es decir: son la suma de los Presupuestos del Estado, de los Organismos Autónomos y de la Seguridad Social después de netear gastos e ingresos duplicados.
Para que los lectores lo entiendan, pongo un ejemplo: si un Organismo Autónomo tiene previsto ganar 1.000 millones y ese dinero se lo envía al Tesoro, en la contabilidad del Organismo se lleva a gastos y en la de Hacienda se lleva a ingresos. Si Hacienda le manda 500 millones a ese Organismo en transferencias para ayudarle a la financiación de proyectos, esos 500 millones en Hacienda se contabilizan como gastos y en el Organismo como ingresos.
A efectos de consolidación, esos apuntes se descuentan para no duplicar ingresos ni gastos.
Pongo otro ejemplo: el Órgano de la Seguridad Social recibe todos los años unos 40.000 millones de euros para que la Seguridad Social no tenga déficit. A la hora de consolidar esa transferencia, que es un gasto del Ministerio y un ingreso de la Seguridad Social, se quita, y de ahí que la consolidación nos dirá exactamente la necesidad de financiación que tendrá la Administración Central del Estado.
Las partidas de gasto de los PGE son nueve, muchas de ellas muy sencillas de entender, como son los gastos de personal (salarios de los funcionarios con su coste que paga cada ministerio por la parte de Seguridad Social para las pensiones de los funcionarios), los gastos corrientes ( que son los gastos generales de cualquier empresa), los gastos financieros (que son los intereses que tiene que pagar el Estado por la deuda que tiene), los Fondos de Contingencia (que es una previsión por si suceden hechos extraordinarios, tener fondos para poder disponer de ellos), las inversiones reales (que son las inversiones que ejecuta el Estado para mantener o desarrollar infraestructuras dependientes del Estado).
Hay otras cuatro partidas que pueden dar lugar a confusiones y que voy a intentar explicar:
Las Transferencias corrientes, que veremos que es la partida más importante de los presupuestos y que supone el 56,5 % del total de los gastos. Esta partida son las transferencias que hace cada miembro del Estado para pagar o financiar un gasto corriente. Pongo ejemplos:
1) Las pensiones son transferencias corrientes que salen de la Seguridad Social para los pensionistas.
2) Si la Seguridad Social, para no tener un déficit, recibe 40.000 millones del Estado, eso son transferencias corrientes.
3) Si un organismo, para su funcionamiento, por ejemplo, la Airef, que no tiene ingresos, recibe una transferencia corriente del Ministerio de Hacienda.
Si las transferencias son de capital, son para financiar una inversión o para realizar una ampliación de capital dentro de un organismo.
Y, por último, tenemos los Activos Financieros y los Pasivos Financieros.
Los Activos Financieros son créditos destinados a la adquisición de activos financieros, que pueden estar representados en títulos valores, anotaciones en cuenta, contratos de préstamo o cualquier otro documento que inicialmente los reconozca, así como los destinados a la constitución de depósitos y fianzas.
Los Pasivos Financieros son fundamentalmente los gastos ocasionados por:
1) Amortización de deudas y préstamos, contraídos tanto en euros como en moneda extranjera, a corto y largo plazo.
2) Devolución de depósitos y fianzas constituidos por terceros.
Por último, antes de entrar en el análisis del PGE2023, se llaman Operaciones Corrientes a la suma de los gastos de personal, los gastos corrientes, los gastos financieros y las transferencias corrientes. Se llaman Operaciones de Capital a la suma de las Inversiones Reales y las Transferencias de Capital y se llaman Operaciones financieras a la suma de los Activos Financieros y los Pasivos Financieros.
Veamos la magia de La Moncloa para cuadrar el gasto, que es el objetivo de hoy.
Estamos viendo que las Operaciones corrientes van a llegar a los 400.000 millones de gastos, con un incremento del 5,5 %, que supone que nos vamos a gastar solo por la parte corriente del presupuesto 21.000 millones de euros, de los cuales 1.600 millones van a gastos de personal, 1.200 millones a gastos del día a día, 1.100 millones a gasto financiero, que demuestran un optimismo desmesurado, y 17.000 millones que la mayoría va a la revalorización de las pensiones.
Las operaciones de capital se incrementan en un 6,6 %, que equivalen a 2.900 millones más, que es fundamentalmente el incremento de las Inversiones.
Las operaciones financieras son un tiro en el pie. Aparte de no producir valor, se producen por la mala gestión anterior y se incrementan en un 33 %, pasando de 100.000 millones a casi 133.000 millones de euros.
Por 17.000 millones de euros no hemos llegado a los 600.000 millones de euros, pero tengo que recordar que para tener el gasto total nos queda sumar, cuando lo sepamos, los presupuestos de las Comunidades Autónomas, que para la consolidación habrá que restar de sus presupuestos, las transferencias corrientes y de capital que haya recibido de la Administración Central de Estado y las Diputaciones y Ayuntamientos, a los que para consolidar habrá que hacer lo mismo.
Si en 2021 los gastos consolidados del Estado fueron 609.770 millones con un presupuesto mucho más bajo de la Administración Central del Estado, no quiero anticipar qué nos puede pasar en 2023, pero nos va a dejar completamente tiesos y sin capacidad financiera para poder responder.
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