La economía global se adentra en un periodo de menor crecimiento potencial. La incertidumbre financiera crece debido al mayor endurecimiento en décadas de la política monetaria y a la persistencia de la inflación. El foco de atención se centra en las consecuencias que puedan tener el aumento de los tipos de interés y la restricción del crédito a las empresas.
Con este contexto, el Banco Mundial proyecta una moderación importante en el crecimiento mundial de la economía. Prevé que crezca un 1,7 % anual este año frente al 2,9 % registrado en 2022. Las economías avanzadas crecerían un exiguo 0,5 % anual en 2023, de modo que se situarían en niveles similares a 2008 y reflejarían una mayor probabilidad de que se produzca una recesión.
Casi la totalidad de los Estados registrarán un menor crecimiento de su prosperidad respecto a las tres últimas décadas: se prevé que el PIB global crezca una media del 2,2 % entre los años 2022 y 2030 frente al 2,6 % que subió entre los años 2011 y 2021. La caída se notará más en las economías emergentes y en desarrollo, que pasarán a crecer un 4 % de media anual frente al 6 % mostrado en la última década.
La incertidumbre ha provocado una desaceleración de la inversión a nivel mundial. Su incremento se ha reducido a un 3,5 % anual después de que se estabilizara en torno a un aumento del 7 % anual entre el año 2000 y la irrupción de la pandemia.
La nueva situación dificultará la convergencia en renta per cápita entre las economías emergentes y las avanzadas. Para intentar que el retraso sea menor, Singular Bank recomienda en un informe que se tomen algunas medidas. Moderar la inflación y reducir el endeudamiento se encuentran entre las prioritarias. Disminuir las trabas y costes al comercio y apoyar la digitalización e internacionalización de los servicios, son otras. A ello hay que añadir la necesidad de aumentar la participación de la población activa, ya que se prevé que aproximadamente un 50 % de la moderación del crecimiento potencial hasta 2030 esté asociado al envejecimiento de la población y a la pérdida de la población activa, especialmente en las economías avanzadas y en China. «En los países del sudeste asiático, Oriente medio y África del Norte será esencial impulsar la participación de la mujer en el mercado laboral. En Europa y EEUU deberían ganar protagonismo las políticas de jubilación activa», indican.
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