
El emprendedor e inversor Mathieu Carenzo.
Mathieu Carenzo, el impulsor de emprendedores que más claro lo tiene: "Es fácil culpar a Sánchez, ¿pero y nosotros, qué estamos haciendo?
El francés Mathieu Carenzo, con veinte años de experiencia en proyectos emprendedores en España, publica un libro en el que reivindica que la sociedad civil cambie el chip y ponga más empeño en ser protagonista del resurgir de nuestro país
Mathieu Carenzo (París, 1975) llegó a España hace veinte años para cursar el MBA del IESE, y desde entonces ha asesorado o invertido en más de cincuenta startups (empresas tecnológicas de reciente creación). Entre ellas se encuentran varios unicornios (compañías con potencial de valer más de 1.000 millones en bolsa) y empresas ya valoradas en más de 100 millones de euros. Ahora cuenta toda su experiencia en el libro Hablando en plata, una guía honesta y transparente para emprender sin miedo y convencer a inversores.
Al poco tiempo de poner el pie en nuestro país, Carenzo percibió la enorme distancia entre el tamaño de nuestra economía y la disposición a poner en marcha un negocio: «Somos la economía 12 ó 14 del mundo, según quién lo calcule, pero en intensidad inversora, de business angels y de fondos, somos el país número 26 de la OCDE. No estamos en el nivel que deberíamos estar».
La consecuencia es que nuestra economía tiene muy poca flexibilidad, y conduce a efectos perversos como nuestra elevada tasa de paro juvenil, de lejos la más alta de Europa.
Viendo estos problemas, Carenzo decidió coger como misión impulsar la iniciativa emprendedora, que a él particularmente le parece «el camino más rápido para alcanzar cierto nivel de libertad». Terminando el MBA, cogió el mando del centro de emprendedores del IESE, una de las escuelas de negocio más importantes del mundo, y en paralelo empezó a invertir en startups, que es lo que ha hecho durante los últimos veinte años.
Carenzo focaliza su misión en dos frentes: quitar el miedo a los emprendedores que quieran emprender dándoles la formación necesaria para que tomen las decisiones adecuadas (en esta línea va su libro: simplificar el vocabulario económico y financiero para que todo el que quiera emprender se sienta suficientemente armado). Y alentar y empujar a quienes tienen medios económicos para que dediquen una parte de su capital a apoyar a emprendedores: «Está muy bien comprar pisos y alquilarlos, o comprar acciones del Ibex, pero también tenemos una responsabilidad con la sociedad, que puede pasar por invertir en startups».
En esta línea, alaba la iniciativa del presidente de Mercadona, Juan Roig, con Lanzadera: «Si todos los empresarios relevantes del país tuvieran la voluntad de dedicar una parte de sus recursos a esta materia estaríamos mejor, aunque la situación ha mejorado en los últimos veinte años».
En este sentido, viendo el panorama en nuestro país, lamenta que «estamos tratando de disculparnos culpando a otros. Es muy fácil culpar a Pedro Sánchez o al Gobierno de que algo no se esté haciendo, pero oye, ¿qué has hecho tú? ¿en cuántas empresas de gente que está empezando has invertido? Esto no es culpa de Pedro Sánchez, sino de cada uno de nosotros. Tenemos que abrazar un poco el sistema emprendedor y asumir el riesgo. Siempre es más prudente comprar acciones de Telefónica que invertir en dos chavales que acaban de montar una aplicación, pero lo que no podemos buscar es no asumir riesgos y esperar un retorno infinito».
Todo el mundo puede emprender, pero no es para todos
Uno de los contenidos que Carenzo ofrece en su libro es un autodiagnóstico para que el lector pueda concluir si realmente tiene lo necesario para emprender o no. Por un lado, «todo el mundo puede emprender, porque no es algo que dependa de la edad, el género o la educación», pero «no todo el mundo tiene que emprender».
Eso sí: si se lanza, Carenzo adelanta lo que le espera: «Vas a ganar menos, trabajar más, probablemente pierdas el sueño porque vas a tener mucha más responsabilidad, y no sabes cuánto tiempo va a durar». Aun así, como decía al principio, ve el emprendimiento como «el camino más rápido para alcanzar cierto nivel de libertad».
Por su larga experiencia con emprendedores, Carenzo tiene claro el principal fallo de los que se acercan por primera vez a este mundo: «La equivocación entre la información y la prueba. La prueba de fuego única y definitiva que cambia una información, observación o idea de negocio en una prueba real es hacerlo: testearlo, enfrentarte al mercado. Hay un error bastante común que consiste en decir que tienes una encuesta de mercado súper completa que dice que hay mucha gente interesada en comprar, por ejemplo, cruasanes de calidad. Haz cien cruasanes, prueba a venderlos y luego veremos si tenemos negocio».
Más allá de este problema, está la falta de alineación y cercanía en España entre el mundo financiero y el emprendedor: «Eso tenemos que cambiarlo. Hay que ver el modo de juntarlos para crear empresas sostenibles y empleo».
En cualquier caso, Carenzo tiene claro que la falta de talento no es el freno para que el emprendimiento despegue en España: «Hay un reto táctico, que es entender que emprender no es únicamente montar Nvidia o Facebook. Conozco una lista infinita de emprendedores que tienen diez, veinte o cuarenta empleados y facturan 400.000 o un millón de euros. Eso también es emprender y crear empleos».
El otro gran desafío es la falta de inversión «para crear grandes elefantes. No creo que el problema sea fiscal, porque la tasa impositiva en California es igual o más fuerte que en España. El problema es en buena medida de conocimiento de los modos de financiación existentes y de que tenemos pocos business angels y fondos. También la Ley de Startups permite desgravarse hasta el 50 % por invertir hasta 100.000 euros en una empresa de este tipo, pero muy pocos la utilizan».