Una mujer duchándose
Europa se enfrenta a ducharse solo con agua fría a partir de 2027 por un error burocrático
La Directiva sobre el agua potable, cuyo objetivo es proteger a los consumidores y mejorar la calidad del agua, no incluye el hafnio ni el circonio
Ahora que se acerca el frío invierno, llegar a casa y darse una ducha de agua caliente, además de placentero, puede resultar reparador. De hecho, nos resulta imposible pensar que algún día este bien esencial nos puede faltar. Pero mucho cuidado, porque los europeos nos enfrentamos a quedarnos sin él a partir de 2027.
Un error burocrático de Bruselas a la hora de elaborar la lista de sustancias autorizadas por la Unión Europea (UE) ha desatado la posibilidad real de que millones de europeos solo se puedan duchar con agua fría, tal y como ha adelantado el Financial Times.
La Directiva sobre el agua potable, cuyo objetivo es proteger a los consumidores y mejorar la calidad del agua, no incluye el hafnio, un metal altamente resistente al calor, y su ‘hermano’, el circonio, al no considerarse seguros para el uso doméstico. Pero la Comisión Europea parece haber pasado por alto que, sin estos materiales, más del 90 % de los calentadores de agua podrían quedar fuera del mercado europeo.
Estos elementos, que son esenciales en productos como las bombas de calor o los calentadores de agua, se mezclan con el esmalte de los tanques para evitar que el vidriado se agriete, porque si esto ocurre el agua no se calentará.
Existen otras alternativas al hafnio y al circonio, como es el caso del acero o del cobre, explican los fabricantes. Pero cuestan entre cuatro y cinco veces más, un sobrecoste que acabaría multiplicando el precio de los calentadores.
Desde Applia, la asociación de los electrodomésticos europeos, instan a la Comisión a modificar la Ley de Ejecución para incluir el hafnio y, han argumentado que esto solo aumenta que esto solo agravaría los problemas, como son los altos precios de la energía y la competencia barata de China. Sin embargo, tal y como informa FT, desde Bruselas argumentan que son los Estados miembros los que tienen que notificarle que se vuelva a autorizar dicho material, algo que hasta el momento no ha ocurrido.
Además de esta, existen otras dos salidas. Por un lado, que cada país aprobase a nivel nacional el uso de estos materiales para que así se puedan seguir fabricando los calentadores o bombonas, aunque esto supondría un proceso más largo que la autorización de la UE.
Por otro, las empresas podrían solicitar evaluaciones toxicológicas para obtener el visto bueno a su uso. Pero la industria considera que mientras esto ocurre tendrían que preservar la seguridad, modificando sus líneas de producción.
Si este problema no se soluciona, no solo va a afectar a los consumidores, también influirá en la industria, ya que se corre el riesgo de «espantar» a los inversores extranjeros que están dispuestos a relocalizar su producción en Europa.