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19 de abril de 2024

Pedro Sánchez

EFE

La crónica política de la semana

Sánchez afronta un invierno de protestas solo y con Podemos delante de la tanqueta

El estallido del descontento social atenaza a un Ejecutivo que no está acostumbrado a tener la calle en contra. Es más: que no puede permitírselo, especialmente Unidas Podemos

La tanqueta desplegada por la UIP de la Policía Nacional en medio de los disturbios de Cádiz se ha convertido en la metáfora perfecta del Gobierno de coalición. Dentro de ella el PSOE intenta mantener el orden; fuera Unidas Podemos contribuye a la algarada.
El estallido del descontento social atenaza a un Ejecutivo que no está acostumbrado a tener la calle en contra pese a haber domesticado a UGT y Comisiones Obreras. Y lo que es más: que no puede permitírselo.
No pueden, especialmente, los de Unidas Podemos. La calle es, hoy por hoy, el cordón umbilical que les mantiene unidos al 15-M, al movimiento de indignados de cuya placenta salieron Pablo Iglesias y su troupe directos al centro de la política española. 
Ya no pueden corear «no nos representan» porque están en todas las instituciones –incluso en el Tribunal Constitucional–, ya no viven en Vallecas sino en chalés, ya no viajan en Metro sino en coche oficial.
Tampoco son juzgados como españoles cualquiera, sino que disfrutan del aforamiento que se juraron suprimir –casos de Alberto Rodríguez e Isa Serra–. Llevan escolta, tienen sueldos públicos y ya no se compran las camisas en Alcampo, que según Iglesias era su única boutique. A Yolanda Díaz, de hecho, los socialistas le llaman con sorna la «fashionaria».
Así pues, a los morados solo les queda la lucha de otros para recordarse a sí mismos de dónde vienen. Y sobre todo para intentar que su electorado no lo olvide. Díaz fue la primera ministra de Trabajo en estar en la cabecera de la manifestación del 1 de Mayo. No es un detalle menor.
Díaz en la manifestación del 1 de Mayo, con Calvo y Montero

Díaz en la manifestación del 1 de Mayo, con Calvo y MonteroEfe

Sánchez sabe que, si las movilizaciones van a más este invierno, estará solo. Y que tendrá a Unidas Podemos enfrente. En el último Consejo de Ministros, a los ministros del ala morada les faltó tiempo para jactarse ante los periodistas de que habían hecho llegar su preocupación al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la actuación de la Policía en Cádiz. Aunque según el ala socialista no hubo tal apercibimiento.
En cualquier caso, la propia Díaz afirmó de viva voz ante las cámaras, en alusión a los huelguistas: «Los trabajadores no son delincuentes, están defendiendo legítimamente sus derechos», dando a entender que el ministro del Interior estaba tratándolos como tal. 
Sus declaraciones contrastaron con las de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez: «Desde el Gobierno respetamos el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entendiendo que lo hacen con la ponderación necesaria para garantizar el derecho de manifestación de los trabajadores y el orden público». Qué difícil es soplar sopas y sorber a la vez.

El aviso de Errejón

Si Unidas Podemos no va a prestarle su hombro, menos aún sus socios parlamentarios. «Es posible que lo que ha pasado en Cádiz sea el anticipo de un posible invierno del descontento en España. El pueblo español, en particular los sectores más humildes, ha sufrido mucho y necesita ahora, no mañana, sino con urgencia, un Gobierno que se preocupe por ellos y que los proteja. Si viene un invierno del descontento es fundamental que el Gobierno no vuelva a equivocarse, que las recetas no vuelvan a ser más pelotas de goma, sino que sea un Gobierno de la redistribución de la riqueza», le advirtió el líder de Más País, Íñigo Errejón, al presidente el jueves durante el pleno de Presupuestos.
Ya no digamos ERC y Bildu. «Violencia es enviar una tanqueta a una huelga sindical, violencia es moler a palos a trabajadores en lucha y violencia, sobre todo, es soldar chapa a 70 grados por 1000 pavos al mes. Eso es violencia y no la lucha obrera», señaló Gabriel Rufián mirando a la bancada azul del Ejecutivo.

En La Moncloa tratan de autoconvencerse de que son hechos aislados

En La Moncloa tratan de restar hierro a la concatenación de manifestaciones y aseguran, autoconvenciéndose, que son hechos aislados y no la primera lava de un volcán en erupción. Tienen respuestas para todo. Una ministra socialista contesta así a El Debate: ¿Lo de Cádiz? Un «conflicto laboral de manual» cuya responsabilidad política es de la Junta de Andalucía y no del Gobierno de España. ¿Lo de los transportistas? Un «parón de la patronal». ¿Lo de los agricultores y ganaderos? «El ministro Planas está en permanente contacto, atendiendo sus reivindicaciones».
Continuamos. ¿Lo de los policías y guardias civiles? «La protesta está politizada por el PP y Vox, lo cual es una irresponsabilidad. Además, este Gobierno es el que más les ha subido el sueldo y el que más oferta pública de empleo ha sacado», recita la ministra como un padrenuestro. 
Aunque bien saben todos en el Ejecutivo que el enfado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se debe en esta ocasión a la derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, puesto que los agentes consideran que Sánchez les deja vendidos en las manifestaciones no precisamente pacíficas.
Ésa es otra. Con el malestar social a flor de piel por la subida de la electricidad, los carburantes, la vida en general y la pérdida de poder adquisitivo, a Sánchez no le conviene que los únicos que pueden aliviarle la presión estén tanto o más indignados que cualquier otro manifestante de cualquier otro sector. Grande-Marlaska ha intentado en las últimas semanas apaciguar los ánimos, pero ir a la Policía con lo del poli bueno, poli malo nunca puede funcionar. 
¿Aún se preguntan por qué el presidente viaja en Falcon a todos lados? 
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