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18 de abril de 2024

María, víctima de maltrato

María, víctima de maltrato, ha contado su duro relato a El DebateEl Debate

Sucesos

Un error de la Justicia provoca unas Navidades de pesadilla a una víctima de malos tratos

Su agresor, condenado a 9 años de prisión, pidió un permiso y se lo concedieron sin avisarla, pese a estar amenazada de muerte

Una llamada alteró el pulso de María como hacía tiempo. Al otro lado del aparato, una agente de Policía le hacía el siguiente anuncio: «Supongo que ya lo sabrás, que te lo habrá comunicado, ¿no?». Ante la ausencia de respuestas, la agente continuó: «La Audiencia Provincial de Madrid le ha otorgado un permiso de cuatro días a tu maltratador. Saldrá el día 30 de diciembre y regresará a prisión el día 3». María no se lo podía creer: «Pero cómo va a ser eso. Es imposible. Nadie me ha dicho nada».
Lo siguiente fue colgar y con el pulso al galope llamar a su abogado. Estaba aterrorizada. «Que le dejan en libertad», le soltó abruptamente a su letrado Juan de Dios Ramírez. Cuando María logró calmarse le relató lo que le había contado la agente de policía. «No puede ser», contestó el abogado. «El Estatuto de la Víctima obliga al tribunal a comunicarme los permisos que se le conceden para poder presentar recurso. Voy a llamar al juzgado para ver si es verdad». Lo era. La justicia se había pasado por el arco del triunfo la norma y no le había informado de nada.
María estaba indignada y empezó a recordar el terror vivido: «La relación con mi maltratador duró seis meses», le cuenta al Debate. «El primer mes pensé que teníamos la relación perfecta. Me llegué a sentir afortunada por haber conocido a un hombre tan maravilloso». Sin embargo, a partir del segundo mes todo comenzó a cambiar. «Logró destruirme tanto física como psicológicamente», continúa. «Primero empezó a aislarme de mi familia, de mis amigos, de mis aficiones, con la excusa de que me quería tanto que me quería tener siempre para él y que se dedicaba tiempo a otras cosas, apenas se lo daba a él y necesitaba estar conmigo porque me quería y me amaba».
María relata su duro testimonio como víctima de un maltratador a El Debate

María relata su duro testimonio como víctima de un maltratador a El DebateEl Debate

La primera agresión

Una vez aislada, empezó a prohibirle actos cotidianos: «Hablar con mis padres, ir a visitarles. Yo les decía que quería ir a verlos y él se enfada». Así comenzaron las primeras agresiones. «Recuerdo la primera, íbamos en el coche y me dio un golpe en la cabeza y luego me dio un tirón de pelo. Fue la más leve. Me bajé y hui. Dio marcha atrás y me dijo: «Sube que estás haciendo el ridículo y la gente te está mirando». Un señor me preguntó si necesitas ayuda. Respondí que no. Subí al coche avergonzada».
Después de aquel episodio las agresiones se volvieron frecuentes, casi a diarias. «Cada vez peores, pero como eran usuales, las normalicé. Cada vez que no hacía lo que él quería me daba puñetazos, empujones, tirones de pelo. Aprendí que para evitarlo lo mejor era no llevarle la contraria y así perdí mi capacidad decisoria», reconoce María. «Según él yo era tonta, no valía para nada, nadie me quería, estaba loca… Cuando le preguntaba por qué me pegaba, contestaba yo que estaba loca y que si me daba era porque yo le provocaba, que era por mi bien, para corregirme y que aprendiera. Me alejé de todos».
A María el lazo que más le costaba romper era con sus padres. Se resistía a dejar de verles o hablar con ellos. «Cuando yo intentaba llamarles a escondidas y él me descubría me pegaba. Un día me encerré en el baño y abrí el grifo para que no me oyese hablar con mi madre. No sé cómo, pero de un golpe rompió el picaporte. Abrió la puerta, me cogió del cuello contra la pared y me dio puñetazos por todo el cuerpo. Mucho en los labios y en los dientes. «Te doy en la boca por hablar con tu madre. Para que aprendas que no debes hacerlo. Me la reventó. Sangraba y no podía respirar, porque me tenía agarrada del cuello contra la pared».

«Tuve que fingir que estaba muerta»

María no se cansa de relatar agresiones y palizas brutales. «Hubo veces en que tuve que fingir que estaba muerta para que dejara de pegarme. Tuve que aprender a maquillarme para ocultar los golpes». Los golpes iban seguidos de amenazas. «Muchas veces me advirtió: 'Si me dejas o si me denuncias y me condenan, grábatelo a fuego, en cuanto salga en el primer permiso te voy a matar a ti y a los tuyos'. Lo recuerdo porque no paraba de repetirlo. Tuve que aprender a pedirle perdón después de cada agresión».
Al final, tras una paliza logró romper el miedo y se separó. A María le concedieron una orden de protección, «pero él no dejó de saltársela. Hay pruebas. La Justicia no me protegió». A él acabaron condenándole a más de nueve años de cárcel por los delitos de maltrato habitual, maltrato en el ámbito de la violencia sobre la mujer y lesiones. Ingresó en prisión y tras dos años y medio entre rejas, un periodo de paz y felicidad para María que vivía sin miedo, de repente se enteró que salía este fin de año. El miedo le atenazó. «Estoy segura que vendría a por mí a matarme. Me lo ha dicho muchas veces».
Pero al contrario que en el pasado, no se calló. Su abogado presentó un escrito y ella removió cielo y tierra. El permiso era irregular. Habían vulnerado sus derechos porque la Justicia no la había informado y no le había permitido recurrir la decisión con sus argumentos. Y ganó. Se enfrentó a la rígida maquinaria de la Justicia y venció el pulso: la Audiencia Provincial de Madrid reconoció su error y suspendió permiso de cuatro días quedaba suspendido. «Estoy feliz», reconoce radiante al sentirse segura de nuevo. De momento, estas Navidades no tiene miedo a morir.

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