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19 de abril de 2024

Pedro Sánchez, en el mitin en el que anunció la nueva ley de paridad en las cúpulas directivas

Pedro Sánchez, en el mitin en el que anunció la nueva ley de paridad en las cúpulas directivasEFE

Nueva ley ideológica

El Gobierno justifica la imposición de la paridad apoyándose en una argucia económica

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, asegura que, con la nueva ley que obligará a que las cúpulas directivas de las empresas cotizadas tengan el mismo número de hombres que de mujeres, nuestra economía crecerá entre un 15 % y un 20 %

A tres meses de las elecciones municipales y autonómicas, y con el 8M en ciernes, el presidente del Gobierno anunció el sábado en un acto feminista del PSOE que en el próximo Consejo de Ministros aprobará una ley que obligará a que las cúpulas directivas de las empresas cotizadas o entidades de interés público con más de 250 trabajadores y 50 millones de volumen de negocio anual tengan al menos un 40 % de mujeres.
Una ley cuya tramitación se aprobará este martes en el Consejo de Ministros y que, en palabras de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, consolida a España como «un auténtico faro en materia de igualdad entre hombres y mujeres».
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha comenzado a desplegar su artillería argumental para defender la polémica medida y lo ha hecho con razones económicas: las que ha dado la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en un mitin de precampaña en Aguilar de Campoo (Palencia), este domingo.
Rodríguez ha sostenido que es necesario seguir interviniendo con políticas y normas que garanticen la igualdad de los españoles y el avance económico y social del país. Algo que, según ella, se logrará con la futura Ley de Representación Paritaria en órganos de decisión, que comenzará a regir según sea publicada en el BOE y que ha considerado que será una referencia a nivel mundial.
«El feminismo es bueno para la economía«, ha explicado, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha indicado que «si se usara el 50 % de la fuerza, talento y la inteligencia de las mujeres el PIB se incrementaría entre un 15 % y un 20 %», un argumento que había utilizado Sánchez el día antes, cuando anunció la medida.

Un crecimiento histórico

Un porcentaje de crecimiento del PIB en esos términos sería algo totalmente histórico.
Por ejemplo, la primera potencia del mundo, Estados Unidos, solo alcanzó unas cifras equivalentes durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en los años 1941, 1942 y 1943 su PIB creció un 17,7 %, un 18,9 % y un 17 %, respectivamente. Un hito para una economía que en más de medio siglo ha logrado crecer a doble dígito en apenas siete ejercicios.
Por su parte, China, que durante los últimos años ha experimentado uno de los mayores crecimientos económicos, que le ha llevado a multiplicar por varias veces su PIB y pasar de ser un país pobre a la segunda potencia económica mundial en tiempo récord, apenas rozó el 14,2 % de crecimiento en 2007, su mejor año desde 1971.
Pero, ¿qué es lo que dice el FMI? ¿Conducirá la última norma anunciada por Sánchez a que España crezca a ese ritmo, en lugar de al 5,5 % de los dos últimos años –tras caer el 11,3 % en 2020–?

Los datos del FMI

Christine Lagarde, actual presidenta del Banco Central Europeo, publicó en 2019 un artículo con motivo del Día Internacional de la Mujer cuando era directora gerente del FMI.
Lagarde indicaba que según las estimaciones contenidas en sus últimos estudios, en el caso de los países con mayor desigualdad por razón de sexo, «cerrar la brecha de género en el empleo podría incrementar el PIB un 35 % en promedio, de los cuales entre 7 y 8 puntos porcentuales corresponden a aumentos de productividad gracias a la diversidad de género».
Esto, por supuesto no aplica a España, situado en el puesto 17º de los países más igualitarios del mundo. Además, Lagarde no se refería a la paridad en los puestos directivos de las grandes empresas cotizadas, sino en la inclusión de la mujer en el mercado de trabajo –que en España es prácticamente igual que en el caso de hombres–, lo cual haría crecer la masa laboral.
La entonces líder del FMI hacía una referencia al liderazgo femenino en el mismo artículo: «Tener una mujer más en la alta gerencia o en el consejo directivo de una empresa –sin cambiar el tamaño de dicho órgano– eleva entre 8 y 13 puntos básicos el rendimiento de los activos. Si los bancos y supervisores financieros aumentaran la proporción de mujeres en altos cargos, el sector bancario también sería más estable».
En varios de los informes emitidos por el FMI sobre los beneficios económicos de una mayor inclusión femenina en el mercado laboral, se alude al estudio de 2018 Beneficios económicos de la inclusión de género: nuevos mecanismos, nuevas evidencias, que es, probablemente, del que saca sus conclusiones la ministra Rodríguez.
En éste se afirma que «cuando se eliminen todas las diferencias de género y la participación en la fuerza laboral y la productividad por hora se iguala entre hombres y mujeres, las ganancias superan el 50 % en Oriente Medio y el norte de África y aumentarán a alrededor del 10 % al 15 % en Europa y Asia central, África subsahariana y Asia oriental y el Pacífico».
Nada que ver, pues, con los argumentos que plantea el Gobierno de Sánchez para justificar su nueva ley. Una norma que el PP ha calificado como «propaganda» y Vox ha tildado de «parida».
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