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25 de abril de 2024

Una pareja de la Guardia Urbana multa a una persona tras la entrada en vigor del toque de queda, a 24 de diciembre de 2021, en Barcelona

Una pareja de la Guardia UrbanaEuropa Press

Toca el culo a varias jóvenes y cuando los novios se lo recriminan, se hace pasar por policía para cachearlos

Finalmente acabó detenido por dos delitos de agresión sexual y por un delito de usurpación de funciones al hacerse pasar por policía

Luces tenues, música a todo volumen, calor sofocante, sudor, chicas y chicos bailando y llega Óscar. Este hombre, de 48 años, es un individuo con numerosos antecedentes por delitos de todo tipo: lesiones, detención ilegal, robo con violencia... Volviendo a la narración: llega Óscar a un reservado de la discoteca City Hall de Rambla Cataluña, en Barcelona. Su mirada va cargada de lascivia (dicen los testigos) y sus manos comienzan a tocar culos de chicas a diestro y siniestro.
«Estaba en el interior de una sala reservada de la discoteca con mis amigos», explica una de las víctimas de tan sólo 24 años, «cuando se me acerca el tipo ese de forma muy sinuosa. A mí y a otras chicas. Me pone las manos en la cintura y me toca el culo en varias ocasiones. Intenta rozarse conmigo y con otras chicas que estábamos en esa discoteca. Me he sentido muy intimidada. Ha sido una situación muy violenta y desagradable. Le he gritado: «¡Baboso! ¡Vete a tomar por culo, pajero de mierda!».
Los amigos de esta joven, observan cómo las toquetea y cómo pega su entrepierna a los cuerpos de las chicas y deciden intervenir. «Se han enfrentado a él hasta el punto de que casi llegan a las manos». Hay más víctimas, en concreto otra de sólo 20 años, que relata el desagradable momento que le tocó vivir así: «Estaba con una amiga que me había prevenido contra el guarro ese, porque a ella la había incomodado antes. Nos miraba fijamente y no apartaba la mirada de nosotras».

Mucho contacto carnal

«En un momento dado nos ha cogido a las dos en volandas por la parte baja de la cintura y nos ha violentado. Las dos se lo hemos recriminado», afirma la joven víctima. Los Mossos en su atestado apuntan: «Queremos dejar constancia que la joven llevaba un top de tamaño reducido lo que permitía al sospechoso un mayor contacto físico carnal sin el consentimiento de la víctima».
La joven explica que en cuanto las agarra y sienten que las está magreando con lascivia, se lo recriminan y le empujan para que se separe de ellas. «En ese momento ha aparecido mi pareja para saber si había algún problema y han discutido». Sin ningún complejo, el tal Óscar, va en busca de un vigilante de seguridad de la discoteca y le pide que le ayude a sacar al novio de la pista de baile (se entiende que antes se ha identificado como policía). «Se encara con mi pareja», sigue narrando la joven, «y dice en voz alta dirigiéndose a los vigilantes: «Hay que mirarle los bolsillos».
El novio lo cuenta con más detalle: «He querido intervenir para apaciguar los ánimos porque mi novia y su amiga estaban discutiendo con él. Me ha cogido por la parte trasera y me ha dicho a la oreja: «Ven arriba, que vamos a hablar las cosas y te voy a explicar de qué va esto. Llama a la policía (le dice a un vigilante) que se vas a ir 72 horas al calabozo». Entre los miembros de seguridad y Óscar sacan al joven al exterior.
Según el atestado aparece en ese momento Estela, la pareja del presunto acosador. «Se identifica como agente de policía ante el joven y le muestra su credencial. Entonces el señor Óscar le pide el documento de identidad al joven, que se lo da, pero le exige que él se identifique como policía. Óscar responde: «No tengo que enseñarte nada porque ya te lo ha enseñado mi compañera. Y ahora vacía los bolsillos». En ese momento vuelve a intervenir Estela: «No es necesario».

Control rutinario

No fue al único al que pidió la documentación esa madrugada. Otros jóvenes a cuyas parejas tocó o importunó también se vieron afectados. Dice el atestado: «Ese hombre nos ha solicitado el documento de identidad a ambos (dos chicos) y ha aparecido una mujer (Estela, su pareja) que se ha identificado como policía. Se ha llevado nuestros documentos y mientras, el tipo ese nos ha hecho vaciar los bolsillos, nos ha cacheado y nos ha obligado a quitarnos los zapatos y los calcetines para revisarlos. Después ha vuelto la mujer, nos lo ha devuelto todo y cuando le hemos preguntado por la razón del cacheo, nos ha respondido: «Control rutinario».
Los jóvenes hicieron caso a todo lo que le pidieron Óscar y Estela, porque sus amigos les explicaron que había una pareja de agentes de paisano en la discoteca identificando a personas de forma aleatoria: «Hemos supuesto que eran ellos y por eso hemos colaborado». Sin embargo, la encargada de la discoteca se olió algo raro y llamó a los Mossos para que acudieran inmediatamente. Según llegaron, Óscar y su mujer, Estela, estaban abandonando el local. Eran más de las cuatro de la madrugada.
El atestado de los agentes afirma: «Por la interacción que tienen con nosotros, ambos podrían estar bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente y/o bajo la influencia de bebidas alcohólicas». Inmediatamente los identifican. La mujer dice: «Soy compañera». Le piden que les enseñe la placa y ella lo hace pero lleva una de un cuerpo policial que no es el suyo, es decir, aparentemente falsa. Sin embargo, acaban descubriendo que trabaja de guardia urbana. «Mientras se hacen comprobaciones», sigue el atestado, «se solicita a Óscar la documentación. Está muy nervioso y amenazante hacia los agentes, así que solicitamos colaboración de otras patrullas. El hombre amenaza a un agente y le dice: «Te vas a enterar. Eres un maricón de mierda. Tu carrera profesional se va a acabar».
Finalmente acaba detenido por dos delitos de agresión sexual y por un delito de usurpación de funciones al hacerse pasar por policía cuando en realidad es un civil. También su pareja, Estela, a la que le imputan varios delitos; contra la integridad moral, usurpación de funciones y omisión del deber de perseguir delitos.
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