
El presidente de VOX, Santiago Abascal, y la portavoz parlamentaria, Pepa Millán, en una sesión plenaria
Las dos decisiones que han marcado el año de Vox y jugarán un papel clave en su 2025
El partido de Abascal terminó el año impulsado en las encuestas, y ha empezado el nuevo manteniendo esa tendencia al alza, en un escenario político agitado
Podría decirse que el año que se cerró hace pocos días ha sido un punto de inflexión para la formación de Santiago Abascal en varios sentidos. A un partido que precisamente cumplía en 2024 una década de su nacimiento, se le pedía demostrar que, como ha defendido en alguna ocasión el propio Abascal, no es una moda como otros partidos que ha visto nuestra democracia más reciente, que desaparecieron o que han caído en la irrelevancia. Y en esa línea, que a pesar de la bajada en las elecciones generales y de los rumores y especulaciones de crisis interna, Vox no iba a desaparecer.
«No vamos a tirar la toalla (...). Esta columna no se derriba. Vamos a continuar adelante pese a quien le pese», fueron las palabras de Abascal en la Asamblea General Extraordinaria de enero, en la que salió elegido como presidente del partido por cuarta vez desde que se creó Vox. Toda una declaración de intenciones, también ante otro año con importantes citas electorales: Galicia, País Vasco, Cataluña y Bruselas. De ahí que fuera clave que en esos comicios mantuvieran el escaño vasco y los once en el Parlamento catalán, con más votos, y duplicaran los obtenidos cuatro años antes en Europa.
Además de esos resultados electorales y de su oposición al Gobierno a nivel institucional y en los tribunales, personándose como acusación popular en todas las causas abiertas contra el entorno o el partido de Pedro Sánchez, dos han sido las decisiones que han marcado en gran medida el 2024 de Vox. La primera: su salida de los gobiernos autonómicos.

Reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional de Vox, el 11 de julio de 2024
Fue el jueves 11 de julio cuando se anunció oficialmente la decisión, después de aceptar el PP un acuerdo con el Gobierno para el reparto de 347 menores llegados ilegalmente a Canarias. Se había venido avisando con anterioridad, aunque algunos no creían que se fuera a materializar. «Es imposible pactar con el que no quiere hacerlo, con el que pretende imponernos unas políticas de fronteras abiertas», sostuvo Abascal, que responsabilizó directamente a Alberto Núñez Feijóo de la retirada de su apoyo a los seis ejecutivos que compartían.
Era una decisión arriesgada, que, sin embargo, a nivel nacional no solo no les ha penalizado en las encuestas, sino que en todo caso parece haberles impulsado, entre otros factores. En el primer sondeo del año que publicó El Debate este 1 de enero, Vox era el único partido que crecía en intención de voto, hasta el 14,9 % (45-46 escaños), manteniendo esa tendencia al alza que se ha reflejado en las encuestas publicadas en los últimos meses de 2024.

Encuesta de Target Point
Sánchez sufre un desgaste de 3,2 puntos, mientras la suma del PP y Vox alcanza 190 escaños
Y lejos de haber querido rectificar o de haberse arrepentido de esa salida, por el contrario, Vox ha reforzado su oposición al PP. Está dispuesto a llevar «hasta el final» esa ruptura, según dijo el propio Abascal en la entrevista antes de Navidad en ABC. A los líderes populares les exige una rectificación completa de lo que le llevó a abandonar los gobiernos y de lo que, a su juicio, se ha estropeado tras esa salida, para negociar los presupuestos. Para el partido, viene a constatar su firmeza en la defensa de los principios, como es su 'no' a la inmigración ilegal, por encima de cargos.
Hay otra decisión de gran calado que en su día suscitó extrañeza en algunos sectores, pero que le ha supuesto relanzar su presencia internacional. Se trata de su cambio de grupo europeo, del ECR, donde estuvieron la legislatura pasada, a Patriots, el partido impulsado por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y que ahora preside Abascal. Desde él siguen aspirando a crear un gran grupo que una a todas las fuerzas conservadoras y patrióticas de la Unión Europea, y crear lazos más allá del continente. Una intención que se vio este año con más fuerza con su encuentro Viva 24, que reunió a líderes como Giorgia Meloni, Orbán, Marine Le Pen o Javier Milei, entre otros.
Esta es una apuesta que supone significarse mucho desde el punto de vista ideológico en cuestiones como la migratoria y el control de las fronteras, pero también en otras como el rechazo al «fanatismo climático» o la férrea defensa de la soberanía de las naciones, que son varios de los puntos que les unen a sus socios europeos y a otros internacionales. Su discurso contrario a las políticas de fronteras abiertas promovidas por Bruselas y a la «invasión» islámica que denuncian lo han venido reforzando aún más este último año, en un contexto, además, en el que hay abierto un gran debate sobre la cuestión migratoria en los países de la Unión y en el que precisamente esos socios, como Le Pen en Francia, están experimentando un notable avance en los procesos electorales de los últimos meses.