
La rueda de prensa del martes en la Moncloa
Después lo negó
Por qué no hay imágenes de Yolanda Díaz riéndose de Pilar Alegría en la Moncloa aunque lo hizo
Las cámaras de televisión están prohibidas en la sala de prensa desde la pandemia. Los medios se tienen que conformar con la señal institucional que emite la Secretaría de Estado de Comunicación
La polémica rueda de prensa que el martes protagonizaron Yolanda Díaz y Pilar Alegría en la Moncloa ha dejado al descubierto una realidad que vienen padeciendo los medios de comunicación desde la pandemia: en la sala de prensa de la Moncloa no se graba más que lo que quiere la Secretaría de Estado de Comunicación.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus quedó superada hace tiempo, pero el Gobierno sigue sin permitir la entrada a las cámaras de televisión, que se tienen que conformar con la señal institucional que emite la Moncloa. La norma fue impuesta en los tiempos de la pandemia, cuando el secretario de Estado de Comunicación era Miguel Ángel Oliver, el hoy presidente de Efe. Pero, terminadas las restricciones, nunca ha tenido marcha atrás.
De hecho, hoy en día las cámaras de televisión siguen sin poder grabar dentro de la sala, ni siquiera las de la televisión pública, con el argumento de que falta espacio. La sala de prensa no es un habitáculo grande, pero sí lo suficiente para que quepan dos o tres cámaras a mayores de las de la Secretaría de Estado de Comunicación, como las había antaño. Igual que caben los fotógrafos, que sí pueden moverse libremente.
Esa ausencia de objetivos mirando y grabando fue lo que, el martes, salvó a la vicepresidenta segunda de una imagen que habría levantado muchas ampollas; pero que, por fortuna para Díaz, solo vieron los periodistas que se encontraban allí: se estaba riendo y gesticulando mientras, a su lado, Pilar Alegría pedía hacer «pedagogía» con el pago de impuestos.
En el turno para la prensa, una periodista de La Sexta le preguntó a la también ministra de Trabajo de qué se reía. A Díaz no le gustó la pregunta y explicó que solo se reía de una anécdota que había contado Alegría durante la comparecencia: se había cortado un dedo cocinando y llevaba una tirita.
Pero no, no era verdad, porque eso ocurrió en otro momento de la tensa comparecencia. Aunque los periodistas no tenían manera de demostrarlo, puesto que no quedó registrado en ningún sitio: la cámara de la Moncloa no estaba apuntando allí donde estaba el interés informativo. Así que era la palabra de Díaz contra la del resto.
Los medios se han quejado a la nueva secretaria de Estado de Comunicación, Lydia del Canto, para que ponga fin a una situación que se prolonga desde hace casi cinco años y que coarta el derecho a la información.