Calesa Sevilla

Carlos S. M.

Los animalistas piden acabar con los carruajes a caballo de Sevilla

Los cocheros, por su parte, se oponen a esta medida y se preguntan: «¿Dónde estaban los de PACMA durante el confinamiento, cuando sin ingresos hemos cuidado y alimentado a los caballos igualmente?» 

Uno de los atractivos turísticos y casi de obligado cumplimiento cuando viajas a Sevilla es el paseo en carruaje de caballos por la ciudad. Tras más de 150 años de tradición a sus espaldas ahora el partido animalista contra el maltrato animal, PACMA, ha pedido la abolición de las calesas tiradas por caballos y proponen sustituir los equinos por motores eléctricos. La polémica está servida. 
Los animalistas apoyan su propuesta en la defensa del bienestar de los animales. «Se trata de una actividad anacrónica que implica el sometimiento, maltrato y humillación de los caballos con jornadas laborales de diez horas sin descanso para el animal, con mucho tiempo parados sin andar y a temperaturas elevadísimas», denuncia el coordinador provincial de PACMA, Javier Sanabria. Pero el sector de cocheros de Sevilla desmiente estas afirmaciones rotundamente. «Los caballos están supercuidados. ¿Qué lógica tendría que los tratásemos mal si son parte de nuestro sustento de vida?», alega Manuel Navarro, representante de los coches de Sevilla. Argumenta que cada cochero cuenta con 3 caballos que trabajan cada uno solo dos días a la semana. «Yo trabajo seis días a la semana y cambio de caballo cada dos días. A mitad de jornada los llevo a las cuadras y les doy una ducha para refrescarles antes de comer», asegura y añade: «Si tuviéramos a los caballos en malas condiciones los primeros afectados seríamos nosotros mismos. Además el consistorio vigila su estado de salud de forma anual y si ve irregularidades nos retiran la licencia. Cada año pasan revista a las cuadras y a los caballos. Vienen policías locales, un veterinario y evalúan el estado de los caballos, las camas donde duermen, el estado del carruaje, que esté en orden el seguro y el sello que hay que pagar». Navarro se muestra indignado ante la propuesta de los animalistas y se pregunta: «¿Dónde estaban los de PACMA durante el confinamiento? ¿Alguien ha venido a preguntar por los caballos e interesarse por si tenían comida? Durante todo este tiempo sin ingresos los hemos alimentado y cuidado nosotros, como toda la vida», manifiesta. Un coste que asciende a los 600 euros por animal al año en gastos de manutención.  
 
Uno de los caballos de Manuel, recién duchado, con la manta y comiendo al mediodía

Uno de los caballos de Manuel, duchado, con la manta y comiendo al mediodíaManuel Navarro

No obstante, los animalistas insisten en la existencia del maltrato animal con estos equinos. Consideran que la actual ordenanza municipal de cocheros no regula el bienestar de los caballos y que el pavimento de ciertas calles es resbaladizo y provoca severas caídas. 
Por ello, y con tal de lograr la sustitución, el pasado mes de octubre solicitaron una reunión con el Ayuntamiento. «Pedimos una reunión para proponer nuestro plan. Sería establecer un convenio con la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento para que éste financiase la construcción de motores eléctricos en la universidad que vayan sustituyendo poco a poco a los caballos», explica Sanabria. «No pretendemos eliminar puestos de trabajo, solamente eliminar a los caballos de esta atracción turística», comentan. Pero los cocheros no están de acuerdo. «Precisamente el atractivo turístico es que el carruaje esté empujado por caballos, es la gracia», opinan.
Desde PACMA indican que el futuro de los caballos en su plan pasaría por ser retirados y llevados a santuarios o que se los quedaran los cocheros y fueran mantenidos a medias, entre el cochero y el consistorio

La pelota en el tejado

La decisión final está en manos del consistorio. No obstante, las esperanzas para PACMA ante una respuesta municipal afirmativa son bajas. «Estamos esperando que nos citen para trasladarles nuestro plan pero lo cierto es que antes de la pandemia ya nos reunimos con el delegado de área y no parece estar de acuerdo. Me dio la impresión de que el Gobierno sevillano considera que los coches de caballos tienen que seguir así», lamenta Sanabria. 
A la espera de la respuesta del consistorio, lo que está claro es que este tipo de cambios está actualmente de moda y ya se están produciendo en otras ciudades importantes que también cuentan con este reclamo turístico. Es el caso de Roma, en Italia; de Petra, en Jordania o de Estambul, en Turquía. En esta última, una movilización sin precedentes de defensores de los derechos de los animales llevó a la ciudad de Estambul a prohibir en 2020 los carruajes que eran símbolo de las islas Príncipe, a la entrada del Bósforo, y sustituirlos por vehículos eléctricos.
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