Liberación de tres presos por Jesús El Rico, en 2021

Liberación de tres presos por Jesús El Rico, en 2021Álex Zea | Europa Press

Indultos de Semana Santa: el Gobierno perdona a cuatro presos a petición de las cofradías

Los condenados cumplen los requisitos de cualquier indulto ordinario, en los que concurren razones de justicia, equidad o utilidad pública

El Gobierno continúa este año con la tradición de indultar a presos por Semana Santa. Lo hace a petición de las cofradías, aunque no accede a todas las peticiones que le presentan. De hecho, desde la llegada de Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa, se conceden cada vez menos indultos por esta tradición. Este año, son cuatro los presos que serán liberados gracias a esta tradición.
Los indultos se recogen en el BOE de este pasado 29 de marzo, junto con otro, un quinto, por el que se anula una multa de 240 euros por un delito leve de estafa. La pena más alta perdonada es la de un hombre condenado en Málaga por un delito de tráfico de sustancias estupefacientes que cumplía tres años de prisión.
Del mismo modo, en Granada se excarcela a un reo condenado a un año y tres meses de prisión por un delito contra la propiedad industrial; en Salamanca, a una mujer condenada a un año de prisión por robo con fuerza, y en León, el perdón se concede a un hombre condenado a un año y medio de prisión por robo con fuerza en las cosas.
Todos los indultos, por supuesto, llevan la firma de la ministra de Justicia, Pilar Llop, y se conceden previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del pasado 28 de marzo. Los condenados cumplen los requisitos de cualquier indulto ordinario, en los que concurren razones de justicia, equidad o utilidad pública.

Pragmática de Carlos III

Según una investigación publicada por Civio, el Gobierno concede uno de cada diez indultos solicitados por las cofradías. En el caso de Málaga, el perdón se concede en nombre de Jesús El Rico. El Miércoles Santo, el preso procesionará delante de su trono y será liberado por Él.
Esta tradición se remonta al año 1765, cuando un brote de cólera provocó que no hubiera en Málaga hombres sanos para sacar a Jesús El Rico. La enfermedad, en cambio, apenas traspasó los muros de la cárcel local. Así pues, los presos, sabedores de lo que sucedía fuera de ella, y aun habiendo recibido la negativa del alcaide para sacar a Jesús El Rico, se amotinaron y saltaron los muros carcelarios para, aquella noche, llevar a cabo su cometido.
Posteriormente, y tal como habían prometido, regresaron a prisión, todos excepto uno que se quedó cuidando de un familiar infecto de cólera, a quien llevó, para que obrara el prodigio de sanarlo, la cabeza de San Juan Bautista, que por entonces se veneraba a los pies de la imagen de Jesús El Rico. A la mañana siguiente, el fugitivo volvió a la cárcel por sí mismo. A los pocos días, tras aquella procesión de El Rico a los hombros de los presos, la peste desapareció de Málaga.
La historia llegó a oídos del Rey, Carlos III, quien, alegrado por tanta fe, y en señal de agradecimiento a estos reclusos por su extraordinario gesto e inusual actitud, firmó una pragmática por la que se otorgaba a la Justicia de Málaga la potestad de liberar cada año a un preso, que debería procesionar en la Cofradía de Jesús El Rico.

Tradición en Granada

El Viernes Santo, la Hermandad de la Soledad y Descendimiento del Señor, conocida popularmente como la de Las Chías, oficializará el indulto de su reo en el Monasterio de San Jerónimo de Granada capital minutos antes de realizar su estación de penitencia.
Según la tradición, el preso va escoltado por dos hermanos de la Soledad y junto a un tercero que llevará un cojín con el pergamino con la resolución del indulto, que firman representantes de la Audiencia de Granada, el Arzobispado, la Real Federación de Hermandades y Cofradías, la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento, así como el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra, en representación del rey Felipe VI.
La cofradía granadina recuperó este privilegio en 2010, después de 82 años, toda vez que llevaba sin hacerlo desde 1928, cuando le fue conmutada la pena capital a un reo que había sido condenado por homicidio y que logró reducir su castigo a cadena perpetua gracias a la merced otorgada por Alfonso XIII.
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