El Gobierno ordenó a la Policía priorizar la investidura de Illa sobre la detención de Puigdemont
Un año después de la segunda fuga de Puigdemont el juzgado de instrucción 24 de Barcelona pide prolongar un año la investigación de lo sucedido mientras los Mossos cierran la investigación interna
Carles Puigdemont, el 8 de agosto de 2024, cuando entró y salió de Barcelona sin que nadie lo detuviera
El ocho de agosto de 2024 se había fijado como fecha de celebración del pleno de investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat y Carles Puigdemont, prófugo de la justicia, aliado de Sánchez y derrotado candidato de Junts a las elecciones autonómicas celebradas en mayo de ese mismo año había prometido a sus votantes que acudiría al pleno de investidura en el hemiciclo del Parque de la Ciudadela.
Era la segunda vez que Pugidemont prometía a sus votantes que regresaría a España. En las elecciones de diciembre de 2017 también había tomado el compromiso de abandonar Waterloo para volver a casa... y no lo hizo. Los días previos al pleno de investidura desde Junts, con el apoyo de la presidencia del parlamento autonómico, en manos del diputado de Junts, Josep Rull, se especuló con todo tipo de aventuras para garantizar la presencia de Puigdemont en el pleno: que si entraría de incógnito un día antes en el parlamento regional para así evitar ser detenido, qué si cruzaría el umbral de la puerta refugiado entre la masa de gente que se estaría manifestando a su favor en el Parque de la Ciudadela, etc.
La realidad es que el 8 de agosto, muy temprano, dado que el pleno estaba convocado a las nueve, unos pocos miles de personas, para decepción de un Puigdemont que tras años huido en Bélgica no tenía bien tomada la realidad de la calle en Barcelona, aparece algo sobreexcitado en un escenario para dar un breve discurso.
Por megafonía se anuncia que a continuación Puigdemont va a dirigirse hacia el edificio que alberga el parlamento, pero la realidad es que se introduce en una carpa tapada por unas cortinas negras y a lo David Copperfield se volatiliza ante miles de personas y cientos de policías, como el famoso mago hace desaparecer el Empire State Building.
Lo que sucede a continuación es conocido y de lo más grotesco. Puigdemont y su fiel secretario general, Jordi Turull, se suben a un Honda HR-V conducido por Bárbara Vidal, una mujer, amiga de tres agentes de los Mossos, que aprovechando su carné de discapacitada pudo aparcar el coche en el que huyo Puigdemont cerca del escenario y la carpa negra.
De forma inverosímil e increíble un vehículo de poco cubicaje y conducido por una persona afectada por una minusvalía, de hecho, la silla de ruedas de Vidal viajaba con ella, Turull y Puigdemont en el maletero, logra burlar la persecución de los Mossos, la Guardía Urbana de Barcelona y consigue cruzar la frontera de Francia situada 160 kilómetros al norte de Barcelona.
Eduard Sallent, comisario jefe de los Mossos en aquel momento, a pesar de que el día de la no detención era el de la investidura del presidente de la Generalitat, estaba de vacaciones y en su informe al Tribunal Supremo indicó que la prioridad de los Mossos nunca fue la detención de Puigdemont si no la investidura de Salvador Illa.
En su libro La Fugida (La Huida) de Mayka Navarro y Paco Marco (Ed. Columna) los autores incluyen un capítulo llamado ¿Pacto de Estado? Que ahonda en la justificación de Sallent y recoge una declaración de un Guardia Civil: «la Delegación del Gobierno en Cataluña nos dejó muy claro que incluso en el caso de que viéramos a Puigdemont antes de llegar a Barcelona nos limitáramos a informar a nuestros superiores, pero en ningún caso lo podíamos identificar y ni mucho menos detener».
El máximo mando de los Mossos, en su declaración no descartó que Puigdemont tuviera filtraciones internas desde los Mossos que le ayudaran a preparar su llegada y fuga de Barcelona.
¿Por qué el Ministerio de interior no tenía ningún interés en detener a Puigdemont y la Generalitat tampoco? La prioridad para Sánchez era investir a Illa, no había ningún interés en detener al candidato de Junts porque eso hubiera sido un obstáculo para pactar con ERC y los Comunes y además hubiera enturbiado el relato de pacificación que Illa vendía. Por parte de las autoridades de la Generalitat ninguno quería pasar a la historia como el que puso los grilletes al mártir prófugo.
Un año más tarde el desinterés por investigar lo sucedido continua y la desidia es absoluta. El juzgado de instrucción número 24 de Barcelona, encabezado por María Antonia Coscollola, ha prolongado un año más la instrucción del caso manteniendo la acusación de facilitar la fuga y encubrimiento a los Mossos Xavier Manso, Jordi Rodrigo y David Goicoechea. El cuerpo policial autonómico les suspendió de empleo y sueldo a dos ellos, el tercero estaba de baja. El trio de agentes presuntamente colaboradores en la huida fueron detenidos el mismo día y puestos en libertad unas horas más tarde. Se les abrió un expediente disciplinario que doce meses más tarde ha sido suspendido dado que ha pasado el tiempo máximo establecido según el reglamento interno policial para mantenerlo abierto. Los tres agentes han vuelto a su trabajo.