Misa en la parroquia

Misa en una parroquia cristiana

La Iglesia catalana multiplica por 50 los bautismos de adultos en un cuarto de siglo

De apenas una decena a más de medio millar: el catolicismo experimenta un fenómeno inesperado de conversiones tardías

El perfil del nuevo creyente ha cambiado radicalmente. Según ha revelado 3cat, Cataluña ha pasado de registrar únicamente 10 bautizos de personas mayores de edad en el año 2000 a superar los 500 anuales en la actualidad. Un crecimiento exponencial que está obligando a la Iglesia católica a repensar toda su estructura pastoral.

Este fenómeno tiene nombre propio: catecúmenos. Se trata de personas que descubren la fe cristiana cuando ya han dejado atrás la adolescencia y deciden iniciar su camino religioso a través de los tres sacramentos fundamentales: bautismo, confirmación y eucaristía.

El despertar espiritual en la madurez no es un hecho aislado. Joan Àguila, responsable del Secretariat Interdiocesà de Catequesi i Catecumenat de Catalunya i les Illes, lo confirma a 3cat: cada vez más adultos experimentan una conversión al catolicismo y solicitan formalmente su ingreso en la institución eclesiástica.

La avalancha de solicitudes ha pillado desprevenida a la estructura parroquial tradicional. Àguila reconoce que «la pastoral debe replantarse» y que «la mayoría de parroquias tendrán que ampliar sus grupos de formación para adultos» si quieren dar respuesta a esta demanda creciente.

Pero el fenómeno no se limita a los mayores de edad. La Iglesia también detecta un repunte significativo de bautizos de niños en edad de primera comunión. La explicación, según Àguila, radica en que la costumbre de bautizar recién nacidos ha perdido fuerza en las últimas décadas. Esta ruptura generacional ha generado una paradoja: ahora hay más adultos creyentes —o que se convierten— sin estar bautizados que en épocas anteriores.

Para celebrar el cuarto de siglo desde la reinstauración oficial del catecumenado en las diócesis catalanas, la Sagrada Família acogió este sábado una ceremonia litúrgica que congregó a casi 900 feligreses que abrazaron la fe católica siendo adultos durante este período.

El cardenal Joan Josep Omella presidió la misa, acompañado por ocho obispos y obispos auxiliares de diferentes diócesis catalanas y valencianas. Francesc Conesa, obispo de Solsona y responsable del Secretariat de Catequesi, aprovechó su homilía para lanzar un mensaje claro: es necesario «renovar los lenguajes catequéticos», «experimentar con nuevas herramientas» y «superar el enfoque escolar» que tradicionalmente ha caracterizado la enseñanza religiosa.

Esta práctica pastoral, aunque recuperada recientemente, hunde sus raíces en los primeros siglos del cristianismo. El Concili Provincial Tarraconense de 1995 la rescató siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 y 1965. Cinco años después, en el año 2000, todas las diócesis catalanas la incorporaron oficialmente a través del Directori de pastoral sacramental.

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