Las jaulas encontradas por los Mossos
El zoo de los horrores: un octogenario tenía atrapadas un centenar de aves exóticas en condiciones lamentables
La policía interviene por segunda vez la misma propiedad donde un anciano criaba ilegalmente pájaros exóticos en la oscuridad
Una operación policial en Viladecans ha sacado a la luz un caso extremo de maltrato animal que se prolongaba desde hace años. La Unidad Regional de Medio Ambiente de los Mossos intervino a principios de octubre en una finca del parque agrario donde descubrieron casi un centenar de pájaros exóticos viviendo en condiciones deplorables, según detalla Elcaso.cat.
El propietario, un hombre de 85 años, mantenía las aves encerradas en un cuarto diminuto, prácticamente sin iluminación natural ni circulación de aire. Cuando los agentes accedieron al espacio, la situación superó sus peores previsiones: necesitaron protección respiratoria debido a la pestilencia que emanaba del lugar. Varios ejemplares llevaban días o semanas muertos dentro de las jaulas, descomponiéndose junto a los supervivientes.
La suciedad se había acumulado durante tanto tiempo que cubría tanto el interior como el exterior de los habitáculos. La imagen sugería un abandono sistemático que convertía aquel espacio en una trampa mortal para sus habitantes. Del total de aves que albergaba la vivienda, los mossos lograron salvar 79 ejemplares con vida —la mayoría periquitos y canarios, además de cuatro pájaros de otras especies— que fueron derivados a un centro especializado para su recuperación.
Lo más sorprendente del caso es que se trata de una situación recurrente. Catorce meses antes, en verano de 2023, los mismos agentes ya habían actuado en la propiedad requisando una cifra muy superior de fringílidos: 800 ejemplares en aquella ocasión. El anciano fue sancionado entonces, pero evidentemente continuó con su actividad.
Ahora enfrenta múltiples infracciones administrativas, como explica la información publicada por Elcaso.cat: desde mantener animales en espacios inadecuados hasta la reproducción no autorizada de especies foráneas con fines comerciales. Las condiciones ambientales —escasa luminosidad, ruido excesivo, falta de higiene— no solo vulneraban normativas, sino que causaban sufrimiento físico y estrés psicológico a los animales.
El episodio evidencia las dificultades para controlar el tráfico y la cría irregular de fauna ornamental, un negocio que persiste en los márgenes de la legalidad pese a los controles veterinarios y las sanciones.
