Ropa
El chantaje nacionalista fuerza a la marca Ecoalf a etiquetar en catalán la ropa de su próxima temporada
Cuatro años de presión y un expediente sancionador obligan a la empresa madrileña a ceder ante el activismo lingüístico
La firma española de moda sostenible Ecoalf ha capitulado ante las presiones del nacionalismo lingüístico catalán. La empresa fundada por el madrileño Javier Goyeneche incluirá el catalán en las etiquetas de su colección otoño-invierno tras un cerco administrativo que culminó con un expediente sancionador, según ha revelado El Món.
Aunque el Departamento de Política Lingüística, bajo Francesc Xavier Vila, anunció públicamente el cambio, omitió deliberadamente las circunstancias coercitivas del proceso. Sin embargo, Plataforma per la Llengua ha detallado a El Món la estrategia de acoso que desplegó durante cuatro años.
Marc Biosca, portavoz empresarial de la organización que preside Òscar Escuder, describió una campaña escalonada: primer un email en 2021 exigiendo el catalán, luego un burofax ante el silencio de la compañía y finalmente una denuncia ante la Agència Catalana de Consum que desencadenó inspecciones y el temido expediente sancionador.
El mecanismo es simple pero efectivo: la administración catalana abre expediente, envía inspectores, concede un plazo para «corregir» y amenaza con multas si la empresa no se somete. Ecoalf resistió hasta que comunicó por email su rendición. Activistas de la plataforma acudieron después a la tienda de L'Illa Diagonal en Barcelona para verificar personalmente el cumplimiento.
«Después de mucho esfuerzo, la nueva línea de invierno de Ecoalf ya incorpora la lengua catalana», celebró la entidad apropiándose del eslogan de la marca: «No hay planeta B; se necesita responsabilidad lingüística ahora y aquí».
Biosca presume de que casi el 80% del textil comercializado en Cataluña ya etiqueta en catalán gracias al Código de Consumo de 2010, herramienta legal que permite estas presiones. Este año, informa El Món, han caído también Zeeman, Natura (tras 25 años de resistencia), Levi's, Dockers, Salsa Jeans, Florencia y Okaïdi-Obaïbi.
El caso evidencia cómo el nacionalismo catalán opera mediante activismo organizado, coacción administrativa y amenaza de sanciones para imponer obligaciones lingüísticas a empresas privadas, sin importar su procedencia ni las preferencias de sus clientes.