
Claustro de la Universidad Abat Oliba CEU - UAO
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La UAO CEU reivindica la «carta de amor» del Papa Francisco: «Hay una necesidad profunda de dejarnos amar»
El arzobispo Bruno Forte y el filósofo Norbert Bilbeny reflexionan en torno a la encíclica 'Dilexit Nos'
«La encíclica Dilexit Nos es una verdadera carta de amor, que sale del mismo corazón del obispo de Roma», aseguraba el arzobispo de Chieti-Vasto, Bruno Forte, durante una conferencia organizada por la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona este lunes para abordar la encíclica más reciente del Papa Francisco, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.
Bajo el título Dilexit Nos. Un encuentro con expertos, la universidad reunió a Forte y al filósofo y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas Norbert Bilbeny para reflexionar sobre las palabras del pontífice en el documento, que muestra cómo «la devoción al corazón de Cristo no es algo sentimental, sino profundamente teológico y central», según el arzobispo.
Para Forte, la encíclica sale al encuentro de un mundo marcado por «un fuerte avance de la secularización» y por una «proliferación de una religiosidad sin referencia a una relación personal con un Dios de amor». En esta línea, el Sagrado Corazón de Jesús da respuesta, apunta, a «una necesidad profunda de dejarnos amar, de un misterio grande que nos dé la certeza de que no estamos solos en este mundo».
El Sagrado Corazón y la IA
Por su parte, Bilbeny conectó el magisterio sobre el Sagrado Corazón con los retos tecnológicos actuales en torno a la inteligencia artificial (IA). «No tardaremos mucho en que en el mundo haya tres clases de seres racionales –humanos, robots y cyborgs–, pero solo los humanos tienen corazón; los otros dos pueden simular afectividad, pero será artificial», reflexionaba.
El autor de El torbellino Kant señaló que «la IA tiene y tendrá muchas capacidades iguales o superiores a las humanas –ya está siendo así en algunos aspectos–, pero nunca tendrá cordialidad, ternura; nunca tendrá corazón». Con todo, señaló que aunque «el prójimo de una IA es otra máquina», quién diseña los programas informáticos «sí debe tener» corazón.

El filósofo Norbert Bilbeny, en una imagen de archivo
«¿Cómo va a reaccionar una máquina, por perfecta que sea, ante un inmigrante sin techo, un niño con hambre, una mujer maltratada, un anciano solitario o un luchador por la justicia perseguido o torturado?», se preguntaba Bilbeny, señalando que el «verdadero reto» a la inteligencia no es la IA que entra «en todos los órdenes de la existencia humana», sino «la propia inteligencia humana y una posible falta de corazón». El filósofo advirtió de la posibilidad de que una futura superinteligencia «compita seriamente» en los dominios de la inteligencia humana más cercanos al corazón e instó a «no perder la conciencia de nuestra propia humanidad».
Para Bilbeny, en este contexto cobra sentido la encíclica Dilexit Nos, en un mundo «falto de afecto y humanidad»; un «mundo caído» al que el documento papal «acerca el calor del corazón humano de Jesús». «En este panorama –insistía el ponente–, el Papa Francisco ha decidido defender la causa del amor, lo que no puede sino ser admirado como un acto de valentía y lucidez».