Nadie dijo que la victoria es sencilla. Y menos cuando se trata de la imprevisible montaña. Y más aún cuando hablamos del Karakorum. Pero el tesón de los escaladores del Grupo Militar de Alta Montaña es fuerte. Y más cuando el triunfo toma forma de homenaje al Comandante Yarto, gran impulsor del Grupo de Montaña y guía en la aventura más complicada de estos once hombres que pretenden convertirse en los primeros seres humanos que alcancen la cima del Honbroc Peak (6.459 metros).
Después de varios días en los que la lluvia y la nieve ha hecho casi imposible afrontar la escalada, por fin este miércoles pudieron ascender por el glaciar de seracs, bloques grandes de hielo fragmentado por importantes grietas que da paso a una etapa más dentro del ascenso, la que les permitirá la instalación del Campo 1.
La descripción que este jueves lanzaba el subteniente Adriano Martín Cófreces en pleno ascenso no podía ser más gráfico: «la realidad se pone de manifiesto en el glaciar. Seracs como edificios, grietas abisales, búsqueda del itinerario a derecha e izquierda, puntos de seguro, equilibrio».
Pero, al mismo tiempo, la dificultad también hace más grande a las personas y afianza al ser humano en la dificultad. Lo sabía bien el comandante Yarto en sus instrucciones al Grupo Militar de Alta Montaña y éste lo ha aprendido con las dificultades del ascenso al Honbroc Peak.
«Hoy particularmente se comienza a vislumbrar la cohesión del equipo, con 9 alpinistas trabajando en plena sintonía, unos en unas labores, otros en otras. De esta forma, mientras 2 cordadas continuaban con el tajo de exploración y fijando cuerdas, 5 miembros superaban los más de 800 metros de desnivel desde el Campamento Base hasta la línea de meta alcanzada, porteando material para continuar la labor y montar un Campo I en cuanto el terreno lo permita», narraba Cófreces.
Pero la confianza en el grupo y en todo lo que observaron y aprendieron de su gran mentor se siente en cada una de sus palabras. «En este torneo, habrá que ir jugando partido a partido, paso a paso, metro a metro, intentando ganar metros a este Laberinto de Minos en el que estamos buscando nuestra salida, para poder llegar a lo más alto posible con la mayor seguridad posible», menciona con esperanza el subteniente Adriano Martín Cófreces.
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