Vagabunda en una calle de Madrid

Una mujer pidiendo limosnaGustavo Morales

Cáritas alerta de que más de 340.000 personas están en situación de exclusión en Galicia, la mitad en grado severo

Según el IX informe Foessal, el empleo y la vivienda están siendo el origen de un proceso «inédito» de fragmentación social

España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social. Así lo advierte el IX Informe Foessa publicado por Cáritas España este semana. En el caso de Galicia, unas 343.000 personas están en situación de exclusión (moderada o severa) es decir, el 12,7 % de la población.

En detalle, cerca de la mitad de esos gallegos en exclusión, 167.400 personas (6,2 % de la población) padecen un grado severo, según este informe con datos de 2024. Con todo, este 6,2 % de exclusión severa es inferior al 8,8 % de media del país. Supone un ligero descenso respecto al 6,6 % que registraba la comunidad gallega en este estudio que ha publicado.

Mientras, la población gallega en exclusión moderada es el 6,5 % del total, por lo que baja casi cuatro puntos respecto al 10,2 % de 2018. Por su parte, 43,5 % de los habitantes de Galicia cuentan con una integración plena y el 43,8 %, con una integración precaria.

4,3 millones de personas en situación de exclusión severa

El IX Informe Foessa, presentado este miércoles por Cáritas Española, ha advertido sobre un «proceso inédito de fragmentación social» en España, con una «aparente bonanza» que convive con «una de las tasas de desigualdad más altas de Europa», y que llevan a «una sociedad del desasosiego» en la que 4,3 millones de personas viven en una situación de exclusión severa, un tercio menores de edad, es decir, 1,4 millones de niños.

«España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social. La clase media se erosiona, llevando a muchas familias hacia estratos inferiores. Tras dos décadas de crisis encadenadas, las fases de recuperación no han cerrado la brecha. La integración social se ha reducido y la exclusión más grave se sitúa en 2024 un 52 % por encima del año 2007. Estamos hablando de 4,3 millones de personas que viven la exclusión social severa», ha advertido el secretario técnico de la Fundación Foessa y coordinador del informe, Raúl Flores,en una rueda de prensa en Madrid.

Según el estudio, realizado por un equipo de 140 investigadores procedentes de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector y basado en entrevistas a 31.015 personas, la integración social «se erosiona» y la exclusión grave permanece «muy por encima de los niveles de 2007».

En todo caso, el estudio desmonta «el mito de la pasividad» pues apunta que, pese a las dificultades que afrontan a diario los hogares en exclusión severa, tres de cada cuatro activan estrategias de inclusión, es decir, buscan empleo, se forman, activan redes y ajustan gastos. «No fallan las personas, falla el sistema», ha denunciado Flores.

Motores de exclusión

En cuanto a los principales motores de la exclusión social, el estudio señala la vivienda y el empleo. En concreto, sobre la primera, apunta que el 45 % de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, la cifra más alta de la UE.

«La vivienda está expulsando a uno de cada cuatro hogares de una vida digna y triturando el difícil equilibrio de las clases medias. Los datos son claros y también son demoledores: Uno de cada cuatro hogares en España sufre rasgos de exclusión residencial», ha subrayado Flores. «La vivienda es un derecho fake», ha alertado.

Además, el informe constata que «el empleo ha perdido gran parte de su capacidad protectora e integradora», con la precariedad laboral afectando a casi la mitad (47,5%) de la población activa. Se trata, según precisan, de «11,5 millones de personas atrapadas en diversas modalidades de inseguridad laboral».

Otros factores multiplicadores de la exclusión son, según el informe, la educación, el origen familiar, la salud y las relaciones sociales.

La ESO ya no es un «cortafuegos»

Así, por ejemplo, el informe muestra que la ESO ya no protege y que el «cortafuegos» contra la pobreza y la exclusión se ha desplazado al Bachillerato y a la FP. En concreto, puntualiza que, si una persona no consigue completar estudios superiores a la ESO, su riesgo de caer en exclusión severa se multiplica por 2,7.

Además, en cuanto al origen familiar, señala que los hijos de personas con bajo nivel educativo tienen más del doble de probabilidades de caer en situaciones de pobreza que los de progenitores altamente formados.

Otro factor que apunta es la salud y señala que el dato más grave es que el 6 % de las familias más vulnerables que tenían una enfermedad grave no recibió atención médica el año pasado, el doble que en el conjunto de la sociedad.

A su vez, advierte de que el nivel de aislamiento de las personas en exclusión severa se ha quintuplicado, pasando del 3,2 % en 2018 al 16,6 % en 2024. Según precisa, del total de hogares excluidos graves, casi la mitad están encabezados por mujeres (el 42 %, más de 15 puntos porcentuales desde 2007).

Sobre el origen, revela que casi la mitad (47,4 %) de la población de origen inmigrante está en exclusión, una tasa que casi triplica la de la población autóctona (15,3%). De hecho, concluye que un multiplicador directo de esta exclusión es la situación administrativa, con un 68% de las personas extracomunitarias en situación irregular que sufre exclusión, frente al 43% de quienes tienen permiso.

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