Trinidad Montero, La Trini

Trinidad Montero, La TriniJesús Caparrós

Trinidad Montero, La Trini

«Soy una persona sin filtro, pero con amor y educación»

La artista cordobesa ha publicado esta semana 'La cosa está que Trini', disco que recoge el directo de su actuación en el Gran Teatro

Bajo su rojo gorro de lana solo se ven unos ojos. La Trini canta e interpreta, pero sobre todo La Trini es una mirada enorme y brillante. Sus ojos lo dicen todo con la mirada. Trinidad Montero (Córdoba, 1979) no esconde por coquetería ni divismo su edad. «Eso es vida, experiencia, camino. Tan mal no me conservo para casi 44». Muchos de esos años han estado llenos de vocación artística, desde que con tan solo 9 años se subiera por primera vez a un escenario en el programa de TVE Sopa de Gansos, que presentaba Rosa León, con aquella pinta de seño progre de la EGB. Siempre tuvo claro que quería cantar, que lo suyo era ser artista. Pive Amador la descubrió y apoyó, y desde entonces ha trabajado con otros grandes como Raimundo Amador, Lucho Gatica o Kiko Veneno. Ha viajado por medio mundo gracias a Manuel de Falla y la Orquesta Pressjoven, que contó con ella para interpretar El Amor Brujo, aunque no solo ha sido Falla, sino Lorca, las saetas o las grandes voces del pop las que le han movido a grabar varios discos y a producir y protagonizar diferentes espectáculos. «Yo trabajo mucho fuera. Con 18 años cogí mis maletas y me fui a Japón. He estado ocho años yendo y viniendo a Colombia…» El mundo puede ser un lugar que a veces se queda pequeño.
Ahora, esta misma semana, se ha editado La cosa está que Trini, su último evento musical que fue llevado el pasado año al escenario del Gran Teatro de Córdoba. La Trini queda con nosotros en Viana, que amablemente nos recibe, y posa con naturalidad y un gorrito rojo que le protege de una ola de frío polar impropia y poco elegante para esos patios. La Trini canta, pero sobre todo mira para después convertirlo en arte.
La Trini, en Viana

La Trini, en VianaJesús Caparrós

- Entonces ‘La cosa está que Trini’.
- Es que está que Trini (ríe). Ese título nace en plena pandemia. Los que viajamos mucho fuera nos tuvimos que ‘calmar’ obligatoriamente. Decidí entonces que quería realizar un nuevo espectáculo y hacerlo más ‘Trini’ que nunca, es decir, La Trini como artista siempre ha sido muy excesiva, igual que su vida cotidiana, aunque sobre el escenario está más trabajada que en la realidad. Era como tener libertad plena, una rebeldía hacia los clichés y las etiquetas que generalmente nos ponen. Cuando me preguntan que qué hago o cual es mi estilo, contesto que yo soy Trini. Me llevo las cosas a mi terreno y las hago según mi manera de sentir.
- La Trini es a veces cantante y otras cantaora ¿no?
- Creo que hay un poco de todo. Yo comencé con la copla y el flamenco. Luego vino la música cubana, que siempre ha estado muy unida a mí. Siempre me han llamado la atención las mujeres cubanas sobre el escenario, como La Lupe. Nos cruzamos por el camino, en el Teatro Cómico, Ernesto Hita, Jerónimo Jiménez y yo y me hablaron del nuevo aire que se le había dado a La Casa Azul como centro de creación en el que se podían desarrollar tus propios proyectos. Trabajé codo con codo con ellos y eso dio lugar a un espectáculo que se estrenó el 31 de marzo del año pasado en el Gran Teatro. Un espectáculo sin precedentes, porque fue como una ópera en cuatro movimientos. En él incluí monólogos de cosas que me habían pasado en lo personal con cierta ironía. La música era el hilo conductor con canciones que tienen nombre propio. Contaba al público vivencias personales y musicales, desde el amor más idílico, el más sexual y la ruptura. Incluso metimos a la banda de cornetas y tambores del Cristo de Gracia en el Gran Teatro. Queríamos dejar constancia de ese directo en el disco.
- Lo que sí es verdad es que mire a donde mire, la cosa está que trina.
- Son tiempos convulsos. Creo que se ha perdido mucho la empatía, y a mí me gusta ser bastante honesta y clara para decir las cosas que pienso. No soy ‘bien queda’, la verdad. Soy una persona sin filtro, pero con amor y educada.
- Ya que se está definiendo, ¿es usted muy diva?
- En el escenario sí. En la vida, no. Pero estoy aprendiendo a serlo un poco más. Cuando eres buena persona la gente suele abusar de tu confianza, y estoy aprendiendo a ponerme en mi sitio y señalar límites.
- ¿Qué es el duende?
- El duende o el arte es algo que se tiene desde que naces, que ya está escrito en ti antes de que vinieras. Que te eligió a ti. Eso no se enseña, sino que se trabaja.
- Usted dice que es una trabajadora incansable.
- Sí, y además lo digo con orgullo, porque en este mundo de la música todo parece como muy idílico, muy romántico y bonito, pero luego está lo de alrededor. En la industria musical la gente habla otro idioma, y no es romántico precisamente. Lo único que te aporta validez y respeto es el trabajo. El talento sin trabajo no te lleva muy lejos.
- ¿Cuántas veces se ha reinventado La Trini?
- Cada vez que he hecho un trabajo, sea un disco o un directo. Siempre. De hecho ‘La cosa está que Trini’ se ha publicado en disco y yo ya estoy en otras cosas. Siento que hay que seguir adelante.

En la industria musical la gente habla otro idioma, y no es romántico precisamente.

- ¿Y cómo es editar un disco en la era del streaming?
- (Ríe) A los que nos gusta lo físico, difícil. Lo físico no debería morir nunca: el vinilo, el CD… Estamos también en la era también de la inmediatez. Todo se quiere rápido. Si nos hacemos una foto, la colgamos públicamente al instante. No sé si yo he venido al arte para eso. Evidentemente tenemos que ir avanzando y adaptándonos a los tiempos, y el lanzamiento digital se hizo el pasado viernes en todas las plataformas. Pero yo sigo abogando por esa parte física y también tengo un público que le gusta tenerla, sobre todo porque mis espectáculos son muy visuales, y por tanto el soporte, el CD, es muy visual con su diseño y su interior. Es como si fuera un libro, y creo que eso no se debería de perder.
- ¿Qué le quita el sueño?
- Me quita el sueño la mala gente, y ahora más que antes. Yo creía que con la edad iba a descargarme de eso. Los que cometen las injusticias callan y los que hablan alto son los que parecen que han perdido los papeles, y eso no es bueno.
- ¿Córdoba quiere a los suyos?
- En general yo siempre he tenido muy buena respuesta de Córdoba, pero desde las administraciones, una cosa es la que se dice y otra la que se hace. A mí, y me consta que a muchos artistas y entidades privadas, me gustaría sentarme con las personas que dicen apoyar el talento cordobés, para poder intercambiar cosas. No es que yo no opine igual que tú y por tanto seas mi enemigo. Eso es lo que se lleva ahora, lamentablemente.
- Se lo pregunto por la comparación, siempre inevitable, con Sevilla y sus artistas.
- Yo he vivido muchos años en Sevilla, ocho años en concreto, Nunca tuve ningún problema, al contrario. Trabajé muchísimo allí. También vi, evidentemente, que Sevilla cuida mucho a los suyos en ese sentido. Vende muy bien lo suyo, que creo que es lo que nos falta aquí. Tenemos, por ejemplo, un Festival de la Guitarra que podría ser más famoso de lo que es. Ocurre que también los artistas pecamos de querer hacer cosas en nuestra tierra y regalar nuestro trabajo, y eso no es beneficioso. Hay que decir a veces ‘no’, porque eso es bueno. No puede ser que vayas fuera a trabajar cobrando tu caché y aquí sea diferente, que también tenemos obligaciones fiscales que cumplir. Hay que pagar autónomos , IVA, IRPF y unos contratos que revisar. Pero en general, creo que la gente me quiere bien aquí.
- En ese sentido ¿es usted una artista autogestionada?
- Casi a la fuerza. Yo no quisiera muchas veces tener que gestionar todo, principalmente porque te hace caer en un defecto, que es querer controlarlo todo. Cuando viene gente a ayudarte, necesitas seguir teniéndolo todo controlado. Y es importante saber delegar, porque si no pierdes mucha energía.
La Trini

La TriniJesús Caparrós

- De Manuel de Falla a Mecano, pasando por Lorca. No son estilos ni géneros: es España.
- Sí, un país en el que se han vivido distintas épocas con grandes músicos, grandes obras y muchos recuerdos que siguen en nosotros. Eso no va a caducar nunca.
- Y en breve lleva usted España a Suecia.
- En abril nos vamos dos semanas allí, con la Dalasinfoniettan, que dirige Roberto González y al que conozco desde hace muchos años. El año pasado tuvimos la oportunidad de estar con la Filarmónica de París, con El Amor Brujo. Ya desde el 2003,a través de María José Baum y el Festival Internacional de Piano de Lucena, se me propuso hacer esta obra de Falla para ir a Alemania. Y a raíz de eso ha sido un no parar. Falla me ha dado muchos regalos, en viajes y escenarios muy importantes. Lo disfruto mucho.
- Es usted una artista española que rompe los estereotipos propios y autóctonos, sobre todo en el extranjero. ¿Eso se entiende?
- Es difícil de entender, como ese dicho de ‘lo desconocido asusta’. Pasaba lo mismo con las discográficas antes, con artistas como Martirio o Alaska, que rompieron moldes.El mercado está muy estereotipado y yo pertenezco a otro tipo de camino, y soy muy consciente de ello desde hace muchos años. Y además me encanta, porque creo que no podría ser de otra manera. De hecho en su momento me lo propuso una gran discográfica y no firmé el contrato.
- Ha dicho que ya está pensando en el siguiente proyecto. Háblenos de él.
- Estoy dándole vueltas a muchas cosas. Me gusta mucho Manuel Alejandro y creo que Trini va a cantarlo. Y me he dado de plazo hasta el 2025 para publicar un disco compuesto por mí. Me gusta escribir y tengo mucho que contar. Es importante reinterpretar pero también lo es hacer algo personal. Ese será uno de mis objetivos.
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