Molino de la Albolafia

Miguel Ángel Torrico, José María Bellido y Lourdes Morales, en la AlbolafiaJC

El Ayuntamiento de Córdoba devuelve la «dignidad» a la Albolafia

La parte inferior de la noria ha desaparecido al estar enterrada en el fango

El aspecto que hasta hace pocos meses presentaba la noria de la Albolafia, uno de los emblemas de la ciudad, era impresentable, con un deterioro visible en su fábrica y literalmente asediada por una vegetación que nunca estuvo allí.

Ahora, tras la primera fase de restauración lleva a cabo por el Ayuntamiento, «el molino luce con dignidad», como ha señalado el alcalde, José María Bellido. En concreto, la intervención llevada a cabo por la empresa Arqueobética por un importe de unos 40.000 euros, ha consistido en la limpieza de los sillares, restitución de alguno de ellos así como la investigación para la segunda fase, cuyo presupuesto estimado asciende a 1,5 millones de euros.

Los trabajos, previstos para el verano pasado se retrasaron hasta septiembre, ya que la Confederación Hidrográfica no autorizó los mismos debido a unos desembalses en la cuenca del Guadalquivir.

La parte desaparecida de la noria

La arquitecta Rosa Lara ha informado de que en el transcurso de estas operaciones ha podido comprobar que «está en muy buen estado» la parte visible de la noria. En cambio, la parte enterrada en el fango «ha desaparecido» y «no queda nada», posiblemente a causa de la humedad y de elementos xilófagos.

Lara ha añadido que los tratamientos de mortero en los revestimientos «funcionan bien» y que la empresa ha realizado «un excepcional trabajo» para recuperar un elemento patrimonial situado en el corazón de la Córdoba monumental.

La datación

Por su parte, el arqueólogo de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Juan Murillo, ha desentrañado uno de los enigmas que históricamente han envuelto a la Albolafia, como es el de su datación. Ha comentado que hasta ahora había varias versiones, que si era del siglo IX o que pertenecía a un palacio almorávide, entre otras.

Ahora, tras la investigación llevada a cabo se puede afirmar que este molino data de la segunda mitad del siglo XII, porque «la fase inicial es almohade, tanto por la fábrica como por la arquería conservada y por los cimientos». Posteriormente, en el siglo XIV, se le añadió la noria con la finalidad de regar los jardines y las huertas del Alcázar de los Reyes Cristianos, ya que el agua del Guadalquivir se usaba sólo para este fin porque, como señalaban los cronistas de la época, «era de la peor calidad posible».

La segunda fase

Ahora queda la ejecución de la segunda fase, que será más larga en el tiempo y con un presupuesto más cuantioso, en torno a 1,5 millones de euros. Como ha explicado el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Miguel Ángel Torrico, el objetivo es doble: por una parte, consolidar tanto la noria como el molino y, por otra, hacerlo visitable, si ello es posible.

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