El Tenerife, lobo con piel de cordero
El equipo dirigido en la actualidad por Pepe Mel se gestó para ascender y está envuelto en una crisis que, hoy día, le llevaría a Primera Federación
El mundo del fútbol está lleno de este tipo de ejemplos. Equipos con aspiraciones bastante ambiciosas que terminan pegándosela. Cada temporada vemos casos. Algunos se arreglan y logran salvar el curso y otros siguen cuesta abajo y sin frenos. Hoy por hoy, el Tenerife podría encuadrarse en ese segundo grupo. Porque el rendimiento deportivo no está respondiendo a las expectativas generadas y porque, además, el clima social es bastante convulso por la isla. José Manuel Garrido, su propietario, está en el foco de todas las críticas y el ambiente por el Heliodoro anda más que enrarecido. Tanto es así que el próximo 15 de diciembre, con motivo del duelo que enfrentará al Tenerife con el Deportivo de la Coruña, la Federación de Peñas ha llamado a la protesta: piden que el campo se encuentre vacío durante los quince primeros minutos del duelo para que el mundo del fútbol asista al rechazo que genera entre sus aficionados la gestión de Garrido. Casi nada.
Todo eso se ha trasladado al césped, donde el cuadro chicharrero tampoco responde. Arrancó la campaña de la mano de Óscar Cano y, después de firmar tan solo un punto de quince posibles, decidió destituirlo para darle el banquillo a Pepe Mel (renovado hace un mes hasta 2026 en una controvertida apuesta de su presidente en plena mala racha de resultados). Con el madrileño la cosa tampoco ha mejorado ostensiblemente. Y es que no han sido pocas las veces que el técnico ha demandado piezas nuevas para salvar la temporada. La primera, parece, podría estar en la portería, donde la dirección deportiva habría echado sus redes sobre el exportero del Elche, Édgar Badía. El caso es que la situación no mejora: el club albiazul se sitúa en zona de descenso a Primera Federación con once puntos; es decir, se encuentra a siete de la salvación. Sus números son dos victorias, cinco empates y hasta nueve derrotas, el segundo equipo (junto al Burgos) que más pierde en Segunda. El primero sigue siendo el Cartagena con 13.
Sin embargo, no todo es malo alrededor del CD Tenerife. Esta semana ha conseguido acceder a la siguiente ronda de la Copa del Rey. Eliminó por penaltis al Zamora, de Primera Federación, y entrará en el sorteo el lunes de los dieciseisavos de final, en los que presumiblemente recibirá a un Primera División en el Heliodoro. Claro que en la cita copera apenas hubo representantes significativos de la primera plantilla. Pepe Mel dio descanso a sus hombres más importantes y optó por completar la convocatoria con chicos del filial. Al término del encuentro las sensaciones seguían sin ser buenas. «No nos ha faltado nada porque hemos pasado», dijo cortante el madrileño ante las preguntas de los medios.
Se esperaba mucho más del Tenerife, que llega a El Arcángel, donde tan solo ha ganado en una de sus 27 visitas. El partido, además, estará marcado por el retorno al feudo blanquiverde de Diarrá, que no llegó a un acuerdo para renovar con el Córdoba y ahora hace kilómetros en las filas del combinado blanquiazul. Los nombres son potentes y, uno por uno, debería darle para situarse mucho más arriba. Pero lo cierto es que la inercia es negativa, el clima en lo social tampoco acompaña y la amenaza de la Primera Federación es real para el conjunto tinerfeño. Veremos el domingo, pues el equipo blanquiverde se enfrenta a su primera final de la temporada. Y solo estamos en el mes de diciembre.