Los jugadores del Córdoba celebran un gol en Tenerife

Los jugadores del Córdoba celebran un gol en TenerifeRRSS Córdoba CF

El Córdoba CF reacciona a tiempo y se acerca a la salvación (2-3)

Los blanquiverdes, que lograron el empate al filo del descanso cuando peor estaban, firmaron una gran segunda mitad para voltear la situación

Lo de las victorias de seis puntos suena a topicazo, pero nunca fue tan real. El Córdoba CF ha logrado esta noche en el Heliodoro un +3 que le acerca mucho a su objetivo de la salvación. Porque no solo ha logrado hacer lo que le tocaba, sino que también ha asestado un golpe prácticamente definitivo a un CD Tenerife que huele de manera irremediable a Primera Federación. Hoy, Ania apostó por los tres centrocampistas, colocando a Jacobo en la derecha, manteniendo la línea defensiva con Albarrán como lateral izquierdo y dando entrada a Pedro Ortiz en el once. Esas dos, las novedades más llamativas, terminaron decantando un choque con dos partes claramente diferenciadas: una primera decepcionante y una segunda más acorde a lo que se le presupone a un equipo como el blanquiverde.

Mal arranque y subidón final

El equipo empezó atascado. Le costó entrar al choque. Y, pese a ello, se adelantó en el marcador por mediación de Jacobo. Un gol de esos de entrenamiento. Pedro Ortiz al espacio, balón atrás y el ex del Alcorcón hacía el 0-1 batiendo por debajo de las piernas a Edgar Badía. Se presumía un escenario donde se podía ser moderadamente optimista, pero ahí desapareció el Córdoba. Desde entonces los errores en salida de balón y las imprecisiones fueron constantes. Y a eso se le sumó que la ventaja duró un suspiro. Apenas dos minutos. Lo que tardó el Tenerife en establecer la igualada por mediación de José León tras un saque de esquina. Ni Albarrán, ni Marvel ni Carlos Marín pudieron evitar que el defensor blanquiazul, el único en disposición de cabecear, conectara el servicio de Luismi Cruz para establecer el 1-1.

Desde ese momento el único que quiso ganar fue el cuadro local, que pudo hacer el segundo solo dos minutos después. David Rodríguez, algo escorado, no dio con la portería de Carlos Marín. El cuadro blanquiverde acumulaba despropósito tras despropósito. Mal en la salida, en la circulación y en los aspectos individuales del juego. Álex Sala y Adilson pusieron a prueba a Badía con dos disparos lejanos y flojos desde fuera del área hasta que llegó lo que tenía que llegar: el 2-1. Lo merecían los de Cervera y lo encontraron tras el enésimo acierto de Luismi Cruz, que mandó un centro con música a la espalda de Sintes para que por ahí apareciera Diarra. Le ganó la marca a Isma Ruiz y el excordobesista, que no se cansó de pedir perdón, ajustició con la zurda al que fuera su equipo la temporada pasada.

Parecía imposible pensar en un empate al descanso, pero el Córdoba fue el Córdoba por una vez en el primer tiempo y supo hilvanar una buena jugada de ataque. Llevó el balón a la derecha, donde Jacobo puso un caramelo al segundo palo para que Pedro Ortiz, solo de marca, cabeceara el 2-2. Le devolvió el regalo ahora el madrileño al exsevillista, que se estrenaba así con la blanquiverde para sellar una igualada tan necesaria como inmerecida al término de los primeros cuarenta y cinco minutos.

Drástico cambio de imagen en la segunda mitad

La charla de Ania debió ser intensa. Porque el Córdoba que terminó la primera mitad y el que arrancó la segunda se parecieron más bien poco. Donde antes era el cuadro blanquiazul el que apretaba y se dejaba ver constantemente por las inmediaciones del área cordobesista, ahora eran los blanquiverdes los que se apuntaban el protagonismo. De hecho, solo se recuerdan acciones aisladas de los locales, muy tocados por ese postrero tanto de Pedro Ortiz enfilando los vestuarios.

El Córdoba encontró ese fútbol que le viene bien, dejó de perder balones y pudo por fin amenazar los espacios que dejaba un Tenerife que iba arriba más por obligación que por convicción. En esas, un Jacobo pletórico en la noche de hoy, arrancó una conducción individual que acabó con un centro medido de Carlos Isaac para Casas que la madera terminó repeliendo. Para entonces, el guion del partido ya había cambiado. Eran los de Ania los que manejaban la situación y los que merecían un resultado mejor. Lo pudo firmar Magunazelaia recién ingresado al terreno de juego, pero su cabezazo tras un perfecto centro de Adilson se marchó desviado por muy poquito.

Se mascaba, era lo justo en la segunda mitad y, en este caso, el fútbol aplicó esa ley no escrita. Y lo hizo de la manera en la que menos se esperaba: con un envío potente de banda de Carlos Isaac que Jacobo, a bocajarro, introdujo en la red con la zurda después de tocar en la madera. Éxtasis entre los desplazados cordobesistas en el Heliodoro y también entre la expedición blanquiverde, que supo gestionar hasta el final una ventaja que solo se vio amenazada en el descuento con un cabezazo de Diarra que se marchó fuera por poco.

Así, el Córdoba sumó su cuarto triunfo consecutivo lejos de El Arcángel para dar un golpe sobre la mesa prácticamente definitivo para sentenciar a un Tenerife que parece despedirse del fútbol profesional. La próxima semana, si los de Ania logran vencer en Ferrol, quizá la salvación pueda empezar a verse hasta como virtual. Victoria de oro y a seguir.

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