Esta semana y con motivo de la festividad de San Francisco de Sales, el Cabildo Catedral de Córdoba invitaba a los responsables de los medios de comunicación locales a visitar las cubiertas de la Catedral y que comprobaran, de primera mano, qué trabajos de restauración se estaban realizando en una zona clave del edificio – y un ‘tesoro’ más del monumento- y cuáles eran los medios de seguridad, imprescindibles, para proteger el templo patrimonio de la Humanidad. Los periodistas pudieron celebrar el día de su patrón preguntando cuanto quisieran a los miembros del Cabildo allí reunidos y al nuevo deán presidente, que aprovechó la festividad y la cita para presentarse oficial y distendidamente en un posterior almuerzo con la prensa. No es esta una actividad extraordinaria. El Cabildo ejerce desde hace años una política de transparencia a la que no se le puede colocar ni una sola traba, pero que en ocasiones se ha puesto en duda desde el terreno político.
Curiosamente esta semana y desde una administración pública, como es la Diputación, dirigida por esos partidos políticos que exigen transparencia y reclaman propiedades e inmuebles para la ciudadanía, se ha conocido que abrirán ahora un proceso de diálogo para decidir qué hacer con el solar anexo al Palacio de la Merced para el que había previsto un ignoto proyecto de construcción de un edificio, tras ser denunciado por los vecinos de la zona al entender que rompía y dañaba la riqueza de un edificio declarado BIC. Ninguna plataforma civil salió a defender la entidad y naturaleza del inmueble. Ninguno de los que están tan pendientes de los supuestos daños que pueda ocasionar la Carrera Oficial en Semana Santa en el entorno de la Catedral, por ejemplo. Nadie, salvo los vecinos de la Malmuerta, ha levantado la voz ante un proyecto que era desconocido para la mayoría de los ciudadanos, contribuyentes a la postre. Es más, si no llega a denunciarse dicho proyecto, hubiera seguido hacia delante.
Y nosotros nos preguntamos ahora con qué autoridad moral aparecerán en un futuro esos políticos y los ideólogos plataformistas defensores del patrimonio exigiendo una transparencia que solo la entienden según unas siglas o circunstancias.
Con ninguna, desde luego.
Comentarios
