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8 de marzo: Día Internacional de la Mujer, no del hembrismo

Actualizada 10:39

El día 8 de marzo es el día internacional dedicado a la mujer y sus justas reivindicaciones, y de este se ha querido apropiar un movimiento de izquierda radical de carácter hembrista. No se puede tolerar esa apropiación ideológica y hay que poner pie en pared.
El feminismo radical o hembrismo supone una actitud contraria a la naturaleza igualitaria del feminismo liberal ya que presupone la superioridad de las mujeres respecto de los varones, y concluye en incorporar la base ideológica de la lucha de clases del marxismo a la base de la sociedad, a la relación hombre-mujer y, en definitiva, a la familia tradicional.
Este feminismo radical ha hecho mucho daño, y grave, a la sociedad española y, creo, que se puede afirmar también que a todo el mundo, porque al perfilar a «su estereotipo de mujer» como una «perpetua victima», automáticamente se perfila el hombre como «perpetuo agresor», enemigo de la mujer. Un ser violento, agresivo, al que hay que doblegar por todo tipo de medios y métodos.
Y este calificativo de hombre agresor es el que ha venido a definir su fatídica «ley libera violadores», en la que «han hecho desaparecer las formas leves» de los delitos sexuales para refundirlo todo en la figura de la agresión.
Está más que claro que las hembristas, en sus debates internos se «retroalimentan» con sus propios mantras y credos, porque no admiten debatir con otros grupos que mantengan puntos de vista o formas de pensamiento diferentes y, por tanto, el único resultado posible es su constante, permanente y creciente radicalización hembrista. El peligro de esta creciente radicalización no puede dar otro resultado que la destrucción de las bases familiares de nuestra sociedad. Ellas hablan de tribu, familia extensa, matriarcas de muchos padres, etc…
Ahora bien...como siempre digo, somos los liberales los que, desde nuestras atalayas y trincheras, debemos de reaccionar contra los extremismos y radicalidad intolerante y tirarles las granadas intelectuales, incluso piedras pulidas con afilados pensamientos libres, para que la sociedad termine expulsándolas de todos los foros, negándoles la difusión de su ideología, como se ha hecho con las ideas del nazismo.
Es necesario para el liberalismo ayudar a la sociedad a abrir los ojos de la mente para que entienda que hay otros feminismos…no radicales, en los que la convivencia del hombre y de la mujer es posible, como colaboradores sin que la mujer siempre sea víctima y el hombre agresor, y en las que el motor del ascensor social no sea el sexo hembrista, sino la capacidad de la persona.
Advertir a la juventud: estas hembristas venden un producto adulterado al que llaman feminismo (palabra de la que se han apoderado para cambiar su contenido adaptado a sus fines), cuando en realidad es hembrismo contra el hombre,...El hembrismo jamás ha tenido nada que ver con el sano feminismo clásico y liberal, en el que se buscaba la igualdad real de ambos sexos. Las mujeres jóvenes están creciendo con esa falsa imagen de la humanidad, del hombre y de la mujer permanentemente enfrentados fratricidamente y hace falta que intervengamos para evitar que el daño social se siga produciendo.
No hay que caer en la apatía o en el conformismo y debemos de cuidar beligerantemente para que nuestros hijos e hijas no se conviertan en víctimas de estos grupos de hembristas.
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