Espiritual o terrenal
«No estoy muy seguro de lo que soy, a pesar de lo que me digan. Sea quien sea, seguiré con los pies en la tierra, ayudando a los demás y hablando, de vez en cuando, con Dios»
Hoy he vuelto de mi paseo algo pensativo. A veces te encuentras en situaciones que te hacen pensar en algo no previsto. Recapacitar en la auténtica veracidad de las cosas, las situaciones, las propias personas, la inocencia, la fe, la intencionalidad, la mente, las costumbres, la energía, las definiciones y catalogaciones, y otras muchas cosas más, como la necesidad de creer en un Dios. Y todo ha sido provocado por una espontánea conversación.
En el transcurso de un encuentro con unos amigos, surgieron dos palabras que posteriormente fueron la base del resto de la misma. Llegado un momento uno de ellos le preguntó a otro, ¿Y Antonio qué es, terrenal o espiritual? La respuesta, aunque respetuosa fue tajante, acompañada de una suave sonrisa. «Es terrenal».
La verdad es que en un principio no entendía y contesté que, efectivamente, si. Yo era terrenal, como todos los humanos. Que dentro de la bondad o maldad de las personas, derivada de las creencias, costumbres y virtudes, podríamos tener ciertos tintes de espiritualidad, pero que sobre todo, todos éramos terrenales.
En ese momento me vino a la mente un pasaje de Corintios 15:45-49. «Entonces, del primer Adán surgió el hombre terrenal, materialista, egoísta, egocéntrico, pero del último Adán, que es Jesús, surgió el hombre espiritual, de Él surgieron los seres celestiales, los seres espirituales». Además, Jesús dijo: «Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.», (Juan 3:6). ¡El que no naciere del Espíritu, no es de Dios!
Pero no, parece que mi reflexión no era la adecuada según mis interlocutores. Y entre muchos textos que aparecieron a una rápida pregunta en Google por medio de mi teléfono, seleccioné el de Alejandro Pérez, que venía a darme la razón en mi planteamiento, aunque nunca rechacé que aparte del cuerpo, tenemos el alma.
“Debemos explicar primero que en Génesis Dios creó a Adán a su imagen y semejanza, él estaba en el Edén y tenía una comunión libre con Dios, siempre en el corazón del Señor fue tener comunión con el hombre de Espíritu a espíritu, pero la caída del hombre generó una separación por el pecado, el hombre fue destituido de la gloria y su mente se atrofió, se pervirtió, volviéndose terrenal y pecaminoso.
En base a la caída el hombre no solo adquirió una naturaleza pecaminosa sino que se volvió terrenal, quiero diferenciar el hombre carnal y el natural. El hombre carnal vive esclavo del pecado, llegando a cometer toda clase de inmoralidades, mientras que el natural es el hombre ético que es bueno y racional, pero que el ser terrenal no puede entender lo espiritual”.
También comenta que no olvidemos que “El plan eterno de Dios es volver al hombre, al génesis, al punto original de todo en que crucemos de lo natural a la vida plena espiritual, para esto quiero plantear algunas diferencias de maneras de pensar que nos ayudaran a conectarnos mejor con la vida espiritual".
A continuación plantea algunas diferencias del hombre espíritu y el natural: El espiritual tiene una naturaleza divina el terrenal una naturaleza caída. El espiritual es del cielo, el natural es de la tierra. El espiritual pone la mira en las cosas de arriba, el natural en las de la tierra. El espiritual camina en lo eterno, el natural en lo temporal. El espiritual anda por fe, el natural vive por vista. El hombre espiritual hace morir lo terrenal en él, el natural es esclavo de lo terrenal. El espiritual es inspirado, el natural es animado. El hombre espiritual tiene la mente de Cristo, el hombre una mente natural. El hombre espiritual anda conforme al Espíritu, el hombre natural en los 5 sentidos. Aclaraciones basadas en las citas Filipenses 3:18-19, 1 corintios 15:45, Colosenses 3:1-3, Romanos 1:17, Colosenses 3:5-10, entre otras.
Al final, al llegar a casa me eché un rato a descansar convencido que soy terrenal y tengo cierto equilibrio con lo espiritual. Cada cosa en su cosa. Y lo reflexionaba con Mateo 22,15-21. …”Dinos pues, qué opinas: ¿Es licito pagar impuesto al César o no?” Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿Por qué me tentáis?. Enseñadme la moneda del impuesto.» Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Y es que, en nuestra vida diaria, a menudo, nos encontramos en situaciones donde nuestras responsabilidades mundanas pueden entrar en conflicto con nuestros valores espirituales, tomando en cuenta que espiritual es aquello que está relacionado con sentimientos y creencias profundas, a menudo religiosas, como la sensación de paz de una persona, su propósito en la vida, la relación con los otros y las creencias acerca del sentido de la vida, mientras que el terrenal, pertenece o concierne a la tierra, o al mundo físico, en contraposición al divino o espiritual.
En fin, después de todo esto, … No estoy muy seguro de lo que soy, a pesar de lo que me digan. Sea quien sea, seguiré con los pies en la tierra, ayudando a los demás y hablando, de vez en cuando, con Dios.
Esta fue mi última columna de «la acera», previa a un descanso y una meditación. Gracias por haber estado ahí. Volveré.